"La idea no es copiar a otro actor, es crear sobre
tu investigación"
Una de las gratas sorpresas que nos trajo el 2013 fue la conmovedora
actuación del joven actor Sebastián Reátegui, dándole vida a Joseph Merrick, enfermo
de neurofibromatosis con deformaciones por todo el cuerpo, en la puesta en
escena de El Hombre Elefante, dirigida por Joaquín Vargas. Su lograda
interpretación le valió el premio de El Oficio Crítico como el Mejor Actor en
la categoría de Drama. “Y eso que yo quería ser en un inicio intérprete de
idiomas”, recuerda. “Una profesora de mi colegio (el Humboldt) me dijo que
debía hacer algo creativo, así que aproveché mis últimos años para llevar todos
los talleres que pude relacionados al teatro”.
En el 2006, con solo 17 años, llamó a su madre (la destacada periodista
Mónica Delta), que en ese entonces vivía en Estados Unidos, para comunicarle
que quería ser actor de profesión. “Luego de una pausa me dijo que vaya para
allá a estudiar, y unos días después ya estaba asentado en Maryland”, recuerda.
“Cuando llegué, ya se había pasado la fecha de postulación a la universidad,
así que me dediqué ese primer año a llevar talleres de actuación”. Sebastián
tomó clases de teatro musical y de principios de actuación, para después
ingresar a la Universidad en Maryland, en donde siguió estudios de Teatro y
Literatura Alemana.
De regreso al Perú
Sebastián no había decidido volver al Perú, pero su pasaporte europeo
debía ser renovado. “Así que volví a mi país y empecé a relacionarme con amigos
actores, entré al taller de Preludio y después al de Alberto Ísola, y así me
fui quedando, chamba tras chamba.” Joaquín Vargas lo llamó por una
recomendación, para tener el papel protagónico en El Hombre Elefante. “Al
inicio marcamos la obra sin construir mi personaje, sin
fisicalidad; después de un mes, cuando ya teníamos todas las emociones y
sentimientos adecuados, me dijo que creara algo. Así que me puse a investigar,
a buscar, a leer, hice mucha investigación. Vi la película de Lynch por
curiosidad, pero la idea no es copiar de otro actor, es crear sobre tu propia
investigación”.
Para Sebastián, un actor de teatro debe “ser sincero consigo mismo,
tener un compromiso con su trabajo, y tener pasión por aprender cosas siempre”.
Y un buen director debe “creer que el teatro es un trabajo y no un pasatiempo,
debe escuchar y recibir las propuestas de los actores, y además, tener la
habilidad de socializar con el grupo”. Entre los proyectos que tiene Sebastián
para este año, figuran una temporada en el Británico con la obra Todos eran mis
hijos de Arthur Miller, su participación en la cinta F-27 de próximo estreno, y
un proyecto de televisión. “Cada personaje que hago lo trabajo mucho; la
investigación es muy importante: está bien crear algo nuevo, pero siempre
teniendo una base”, concluye.
Sergio Velarde
02 de febrero de 2014
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