Doble función poniendo el dedo en la llaga
Dedicados exclusivamente a la participación en muestras y festivales,
el grupo Pucayacu Aguaroja Teatro, integrado por egresados de la ENSAD,
sorprendió a propios y extraños con su primera temporada doble, en la Sala
Teatral Ricardo Roca Rey de la Asociación de Artistas Aficionados durante el
mes de agosto. Las piezas elegidas fueron Cordelia de pueblo en pueblo, una
adaptación del original del dramaturgo argentino Alberto Adellach; y La Banda
del Malandro, una creación colectiva del mismo grupo. Ambas propuestas
mantienen el tono de denuncia puro y duro, siempre escarbando en nuestras
llagas sin cicatrizar, con el estilo tosco y directo que ha venido
caracterizando al colectivo en sus anteriores montajes.
Presentada en la Muestra Regional Costa Centro 2010 en la ciudad de
Ica, La más cara… fue una puesta en escena radical y experimental de los
Pucayacu, con sus actores moviéndose ad libitum siguiendo una luz, a medio
camino entre una performance improvisada y una búsqueda en vivo aún en proceso,
sin una dramaturgia clara. Mucho más comprensible fue Bullying, estrenada en la
Muestra Regional Costa Centro 2012, en la que se apreciaba un mayor grado de
investigación y preparación, con una propuesta escénica violenta y creíble a la
vez, que narraba las trágicas historias entrecruzadas de la víctima, su victimario
y el indiferente, con música urbana en vivo y una atmósfera asfixiante y
decadente.
Para su autodenominada I Temporada Roja 2013, Pucayacu se abstuvo de
presentar tres montajes, debido a los problemas que tendría la sala por su
dilatada duración. Los dos espectáculos presentados mantienen el estilo
característico del colectivo: Cordelia de pueblo en pueblo habla del caos
reinante en la sociedad, sirviéndose de la historia del quijotesco y veterano
actor Lear, su hija Cordelia y el ingenuo Bufón, quienes deambulan por el
espacio buscando un lugar para realizar su función. Encuentran estrafalarios
personajes en el camino, como el excéntrico Profesor invidente y su asistente
que responde al nombre de Bazofia, siempre rodeados por la miseria y la
injusticia. Los personajes están bien delineados y la atmósfera decadente es
salpicada por bienvenidos toques de humor, que mantienen la atención del
espectador hasta el final.
La Banda del Malandro es una grotesca ópera-rock en toda su ley. El
entierro de uno de los integrantes del grupo en cuestión, es la excusa escogida
para perpetrar un espectáculo musical sui generis, compuesto por desenfadadas canciones
en vivo con letras pesimistas, que nos hablan de los grandes males que afectan
a la sociedad: el ansia de conseguir dinero, para ganar fama y así llegar al
poder. Una escena en particular (la conversación entre un profesor y su alumno,
en una pausa del concierto), revela el objetivo mismo de la puesta en escena:
denunciar con mucho estilo, las grandes carencias que nos impiden progresar. El
musical finaliza con la aparición de la mismísima muerte, que cobra su
necesaria cuota de víctimas. A solo unos metros del Municipal y su Chico de Oz,
Pucayacu Aguaroja Teatro culminó una contundente doble temporada, llena de
imágenes chocantes e intensas, confirmando su compromiso en desnudar las lacras
que nos aquejan como parte de una comunidad en vías de desarrollo.
Sergio Velarde
02 de setiembre de 2013
02 de setiembre de 2013
Crítica publicada originalmente en La Lupe #2
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