viernes, 17 de septiembre de 2010

Crítica: LA MANZANA PROHIBIDA


Excelente regreso de Libre Palabra   

En el mes de julio, el Centro Cultural de España ofreció en su espacio los estrenos de cuatro proyectos beneficiados a través de la I Convocatoria de Ayudas a la Producción y Exhibición en Artes Escénicas, que tiene como objetivo apoyar y estimular a grupos teatrales a financiar sus estrenos. En este marco, se presentó la obra La Manzana Prohibida de Gonzalo Rodríguez Risco, a cargo del grupo Libre Palabra (que vuelve a escena con esta pieza), con las actuaciones de Yuri Cárdenas y Sergio Ota, bajo la dirección de Carlos Acosta.

La Manzana Prohibida fue ganadora del Primer Concurso Nacional de Dramaturgos Jóvenes del Centro Cultural La Noche en 1997 (y estrenada al año siguiente por Pipo Gallo con las actuaciones de Vanessa Robbiano y Marco Zunino) y es una de las más reconocidas de su autor, tan certero en el retrato de una juventud limeña llena de secretos, prejuicios y mentiras como en Un verso pasajero o Asunto de tres. Verónica y Juan Carlos, a pesar de gozar de una amistad que data de varios años, no se conocen del todo. Y un fin de semana, encerrados en un departamento, sacará a relucir las verdaderas intenciones de ambos, a través de agudos diálogos y escenas oníricas.

Buen trabajo de Ota y Cárdenas, especialmente esta última, quien no se deja ver muy seguido en las tablas. Ambos logran darle frescura y dinamismo a sus personajes, volviéndolos creíbles y entrañables. Como ya es costumbre, la dirección de Acosta es limpia, ordenada y fluida; aprovechando todos los recursos escénicos y dirigiendo con precisión a sus actores. La Manzana Prohibida supera al anterior montaje del grupo, Sólo dime la verdad de Daniel Dillon, y confirma a Libre Palabra como uno de los grupos más interesantes del teatro independiente.

Sergio Velarde
17 de septiembre de 2010

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