sábado, 26 de septiembre de 2015

Crítica: HOMBRE MIRANDO AL SUDESTE

Correcto drama reflexivo   

Eliseo Subiela es un director argentino, que llevó a la pantalla grande Hombre mirando al sudeste (1986), drama intimista que enfrenta a Rantés, pacífico paciente de un psiquiátrico que afirma venir de otro mundo para investigar la raza humana, con el doctor Julio Denis, un psiquiatra aburrido de su profesión. Alejándose por completo de cualquier parafernalia cinematográfica extraterrestre, el drama resultó ser más reflexivo que otra cosa, especialmente en las conversaciones entre el doctor y su paciente, que revelaba la inmadura naturaleza humana y lo mucho que tiene que aprender cuando se enfrenta a lo que no puede entender ni controlar. El mismo Subiela adaptó su cinta para el teatro en el 2012 y actualmente, en el Museo de Arte de Lima (MALI) con el apoyo institucional de la Embajada de Argentina, se viene presentando esta puesta en escena dirigida por Nadine Vallejo.

Entre los aciertos del montaje se encuentran la escenografía de Juan Sebastián Domínguez, que les permite a los actores aprovechar los diferentes niveles que esta ofrece; y el uso de la multimedia que propone la directora (con cámara de video en las butacas, por ejemplo) contribuye a darle un interesante aspecto documental a la historia. Por otro lado, los internos del centro psiquiátrico también podrían trabajar más su locura, en favor del montaje. Pero acaso el mayor traspiés de la pieza sea el de la adaptación a nuestra realidad, lugar común en el que caen muchos estrenos recientes que afirman en escena suceder, supuestamente, en nuestro país, como en Lima Laberinto XXI. La mención de lugares específicos de nuestra geografía (como el primer lugar donde aparece Rantés) le resta veracidad al montaje. Mantener la ubicación gaucha pudo haber sido la mejor opción, como sucedió por ejemplo, en La Fiaca.

A destacar la actuación de un recuperado Santiago Magill, físicamente creíble como el ser de otro planeta que dice ser, frente a un introspectivo Ricky Tosso, empecinado en convencernos que puede interpretar personajes con mayor carga dramática que cómica (que ya inició con su competente participación en Chico encuentra chica). A destacar algunas escenas muy logradas como el trágico y conmovedor final de protagonista al lado de Anneliese Fiedler, así como el inolvidable concierto al aire libre, acompañado de la Sinfonía n.º 9 Op. 125 de Beethoven. Esta versión nacional del Hombre mirando al sudeste del interesante Subiela es un correcto drama psicológico que no traiciona el espíritu de su autor y que nos hace reflexionar sobre la condición humana y hasta qué punto vivimos reprimidos por nuestros propios miedos y frustraciones.

Sergio Velarde
26 de setiembre de 2015  

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