Correcto drama reflexivo
Eliseo Subiela es un director argentino, que llevó a la pantalla grande
Hombre mirando al sudeste (1986), drama intimista que enfrenta a Rantés, pacífico
paciente de un psiquiátrico que afirma venir de otro mundo para investigar la
raza humana, con el doctor Julio Denis, un psiquiatra aburrido de su profesión.
Alejándose por completo de cualquier parafernalia cinematográfica extraterrestre,
el drama resultó ser más reflexivo que otra cosa, especialmente en las
conversaciones entre el doctor y su paciente, que revelaba la inmadura
naturaleza humana y lo mucho que tiene que aprender cuando se enfrenta a lo que
no puede entender ni controlar. El mismo Subiela adaptó su cinta para el teatro
en el 2012 y actualmente, en el Museo de Arte de Lima (MALI) con el apoyo
institucional de la Embajada de Argentina, se viene presentando esta puesta
en escena dirigida por Nadine Vallejo.
Entre los aciertos del montaje se encuentran la escenografía de Juan
Sebastián Domínguez, que les permite a los actores aprovechar los diferentes niveles
que esta ofrece; y el uso de la multimedia que propone la directora (con cámara
de video en las butacas, por ejemplo) contribuye a darle un interesante aspecto
documental a la historia. Por otro lado, los internos del centro psiquiátrico
también podrían trabajar más su locura, en favor del montaje. Pero acaso el mayor
traspiés de la pieza sea el de la adaptación a nuestra realidad, lugar común en
el que caen muchos estrenos recientes que afirman en escena suceder,
supuestamente, en nuestro país, como en Lima Laberinto XXI. La mención de lugares
específicos de nuestra geografía (como el primer lugar donde aparece Rantés) le
resta veracidad al montaje. Mantener la ubicación gaucha pudo haber sido la
mejor opción, como sucedió por ejemplo, en La Fiaca.
A destacar la actuación de un recuperado Santiago Magill, físicamente
creíble como el ser de otro planeta que dice ser, frente a un introspectivo Ricky
Tosso, empecinado en convencernos que puede interpretar personajes con mayor
carga dramática que cómica (que ya inició con su competente participación en
Chico encuentra chica). A destacar algunas escenas muy logradas como el trágico
y conmovedor final de protagonista al lado de Anneliese Fiedler,
así como el inolvidable concierto al aire libre, acompañado de la Sinfonía n.º
9 Op. 125 de Beethoven. Esta versión nacional del Hombre mirando al sudeste del
interesante Subiela es un correcto drama psicológico que no traiciona el espíritu de su autor y que nos hace reflexionar
sobre la condición humana y hasta qué punto vivimos reprimidos por nuestros
propios miedos y frustraciones.
Sergio Velarde
26 de setiembre de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario