miércoles, 7 de mayo de 2025

Crítica: LA CRISIS DE LOS 3 AÑOS


Sin peleas no hay reconciliación 

Las crisis de pareja están presentes en todo momento y son motivo de una dolorosa ruptura o un nuevo inicio. En esta ocasión, Gianfranco Mejía nos presenta una divertida y controversial obra de teatro, La crisis de los 3 años. La historia gira en torno a Mario y Luciana, una pareja joven que, después de tres años de convivencia, experimentan una crisis terrible. Sienten que ya no se aman, hay un aburrimiento inconsciente entre ambos, quienes discuten con mucha frecuencia. Esto llega a generar un desgaste emocional y como pareja, tomando decisiones que marcarán su vida y su relación para siempre. 

La puesta en escena refleja personajes cotidianos, con los cuales uno puede llegar a empatizar. Desde el inicio podemos distinguir la hostilidad entre ambos personajes, fruto de su rutina. Gracias a la interpretación de los actores, uno logra percibir los miedos, dudas y conflictos de la pareja. Durante el proceso de toda la obra, uno observa que la puesta en escena atraviesa por momentos de mucha intensidad: la situación de la pareja va escalando hasta un punto en el que parece que no hay retorno. Algo que es importante resaltar es que las discusiones ocurren de manera dosificada y están bien llevadas por la pareja protagónica, ejecutadas con mucha simpatía y dramatismo. También se puede notar instantes de comedia, que hacen que la obra sea no solo reflexiva y dramática, si no también divertida.

La dirección nos propone un montaje muy realista: Mejía, desde acciones sencillas y escenas cotidianas, hace que conectemos con lo que ocurre en la obra, logra desde esa cotidianidad generar también momentos de comedia que hacen de esta una obra de teatro muy amena. 

Las luces y escenografía contribuyen de manera acertada al objetivo de la obra, logrando transmitir el ambiente adecuado a la puesta en escena. En conclusión, la puesta en escena de La crisis de los 3 años nos regala momentos interesantes, dramáticos y divertidos, generando mediante esto reflexión y al mismo tiempo debate, una interesante obra que vale la pena verla. 

Javier Gutiérrez

7 de mayo de 2025

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