lunes, 4 de abril de 2022

Crítica: SOFÍA


Rayuela Teatral

Ver el montaje Sofia de Arnold Canelo me hace reflexionar dos cosas relacionadas a la coyuntura post pandémica: en primer lugar, la vigencia del teatro virtual que muchos auguraban su decadencia a medida que se reabrían los escenarios. En mi opinión, creo que lo virtual quedará como una herramienta adicional en los trabajos escénicos, aunque coincido con muchos colegas que esta vigencia será con códigos que tienen que ver más con lo audiovisual y más cercano al lenguaje cinematográfico. Por otro lado, cuánta falta hace un teatro que aborde temáticas más ligadas a la cotidianeidad. El trabajo del director fue original en abordar de manera estéticamente sucinta los daños psicológicos que ha dejado en la sociedad la pandemia.

La razón por la cual titulé Rayuela a esta crítica fue porque al igual que la obra de Julio Cortázar, en Sofia el orden de las escenas está alterada, pero con mucho sentido. El autor de Rayuela recomienda un orden para leerlo, pero la obra fue tan bien escrita que el orden diverso solo hace que la historia sea muy original. En ese sentido, Sofía me hizo recordar a este libro. El montaje nos invita a conocer las diferentes emociones del protagonista, Javier Montenegro, en varios momentos de la pandemia durante 2020 y 2021. Paradójicamente, el personaje es un psicólogo cuya transformación es real y desgarradora. El actor Jonathan Nolasco encarnó de una forma muy humana la condición de pérdida de la conciencia y el sentido común por el encierro. El personaje llega a enamorase de su almohada y lejos de que esto dé gracia, generaba congoja muy realista durante la hora que duró la función. La escena donde se queja con mucha ira, creíble por la falta de empatía de la humanidad frente al COVID, fue esclarecedora.

Creo que muchas veces el teatro trata de alejarnos de la realidad y es legítimo, pero montajes como Sofía, donde lo importante no solo es hablar de la realidad sino mostrarla estéticamente de una forma original, son también proyectos escénicos destacables. Hacia el final de la obra, el actor hizo una recomendación a los asistentes sobre la importancia de ir a centros de manejo mental y emitió un aviso específico para Ciudad de México: el Hospital Psiquiátrico de Tlalpan. Esto último me hizo reflexionar sobre el hecho que, en el caso de Lima, y tal vez del Perú, las oportunidades donde tratar los problemas relacionados a la salud mental son mucho más limitadas desde lo público y solo queda ir a la atención privada. Más montajes así, por favor.

Enrique Pacheco

4 de abril de 2022

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