domingo, 7 de enero de 2018

Crítica: BELEZA & ESTILO

El amparo en la familia

Belleza & Estilo expone un aspecto fundamental de la problemática gay, a través de una pareja que lucha por mantener en pie su prestigiosa peluquería, refugio para aquellos acorralados por el prejuicio social y origen de su propia subsistencia económica, ahora desvalida por la amenaza de la bancarrota.

El tratamiento de Lucía Ruiz incita a la intimidad: somos testigos de un espacio en que los personajes no escatiman sus verdades, un lugar de libre discusión y júbilo, donde se llora y se dice lo secreto, como si de un confesionario se tratase. En el patio de esta peluquería, que más es una casa, el espectador puede ver expuesto el corazón de una familia, cuyos integrantes, una pareja gay y su colega transexual muestran lazos de proteccionismo y amor muy profundos.

Dicha intimidad se traslada a la interpretación. Los actores se sostienen compenetrados en sus miradas, establecen puentes perennes que los alejan del egocentrismo de actuar, para darle mayor peso al otro, algo difícil de ver en nuestro medio. Esta solidaridad explícita da pie a que las relaciones ficcionales cobren verosimilitud y la emoción aparezca sin esfuerzos ni torpezas, para ellos y nosotros. El elenco lo conforman Dante del Águila, Paris Pesantes, Sergio Cano y Héctor Cabrera.

Belleza & Estilo, más que la extravagancia desprendida de su título, apela a la sobriedad y el orden escénico. Así pues, otro aspecto a destacar es la fluidez en la transición de escenas. Tanto las entradas y salidas como la reposición de elementos sobre el escenario se gestan bajo una coreografía impecable, que aporta organicidad, compromiso y profesionalismo. Este dominio espacial sirve también al aspecto narrativo, pues los personajes se desenvuelven con tal facilidad que el lugar absorbe una mayor presencia de hogar, de cotidiano.

Por otro lado, el diseño sonoro y lumínico escapa de la esencia del montaje. Se trabaja sobre una gama de colores de paleta expresionista cuando impera el realismo sobre el escenario, lo que genera la división del espacio en atmósferas contrarias, la luz se hace notar y se vuelve distractora. Asimismo la música, impuesta desde el inicio y entre escenas, refleja el ambiente de un antro o una fiesta, construyendo un mundo aparte de las sensaciones en escena. Aún en esta dualidad, en que el aspecto técnico obstruye, la verdad escénica sobresale.

Belleza & Estilo, desde su intimidad, nos regala momentos de conmoción, guiados por la sensibilidad con que se manejan los conflictos que sabemos sociales, ahora vistos desde la perspectiva del que padece y se hace fuerte con los años, emergiendo sus empresas a pesar del antagonismo.

Bryan Urrunaga
7 de enero de 2018

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