Brechas generacionales y cambios sociales
En pleno 2016, en medio de una etapa nacional histórica en la que se
revisan ciertos valores tradicionales en medio de marchas y contramarchas,
apreciar una obra como Escenas en casa de Vasili Beseménov, escrita por el dramaturgo
ruso Máximo Gorki y presentada por El Estudio de Actuación de Leonardo Torres
Vilar y la Asociación Cultural Camisa de Fuerza en el Teatro Racional de
Barranco, se presta a varias interpretaciones. Sin duda, el presente montaje es
pertinente: estrenada inicialmente en Moscú en 1902, la puesta conocida también
como Los pequeños burgueses nos permite ingresar a la vivienda de una familia
regentada por un severo y castrante padre, que se resiste a los inevitables
cambios que se avecinan en la sociedad que le tocó vivir, retratados en
aquellos jóvenes hartos de sus frustradas vidas pero con ansias de libertad. Se
trata entonces, de un sólido drama que nos permite vernos reflejados. ¿Cuánto
hemos avanzado como seres humanos? ¿Cuánto nos hemos estancado? ¿Acaso todos
los cambios sociales, necesarios e inevitables, serán realmente para el bien
común?
El director Torres Vilar (familiarizado con la obra en uno de los
cursos que llevó en el extranjero) conoce la complejidad del texto y en una hábil
decisión, convoca a un grupo de actores egresados de sus propios talleres de
actuación. El resultado: un elenco compacto y comprometido que asume con
dignidad cada personaje, dotándolo de humanidad. Desde los tradicionales padres,
defendiendo a rajatabla sus rectos valores familiares, mientras culpan de la
rebeldía de sus hijos a la propia educación que ellos mismos les dieron;
pasando por las atribuladas vidas de estos, incapaces de (re)conciliar con sus
progenitores debido a sus propias aspiraciones para el futuro; hasta los
enredos amorosos que se originan por los amigos y pensionistas de la casa. Sin
duda, Torres Vilar acierta en retratar a esta familia disfuncional,
despojándola de cualquier atisbo de subjetividad: aquí no hay buenos ni malos, ni
víctimas ni victimarios; cada personaje defiende su posición con fervor pero
sin excesos.
Una impecable y cuidada producción le da el marco necesario a esta
historia en la que habría que destacar el trabajo de algunos intérpretes: un
enorme Mijaíl Garvich, como el autoritario padre, que luce imponente y
castrador frente a la rebeldía de sus hijos y la docilidad de su esposa (Antonella
Gallart); una simpática Carmen Álvarez como la decidida y extrovertida pensionista
Lena; un excelente Rubén Bardales como el divertido Perchihin; y un preciso Luis
Cárdenas-Natteri como el rebelde hijo Nil. Escenas en casa de Vasili Beseménov
es un recomendable espectáculo teatral, de total actualidad, que se vale de los choques generacionales
y de las ideologías irreconciliables para hacernos reflexionar sobre una
inquietante hipótesis: quizás, el ser humano no aprende ni aprenderá jamás.
Sergio Velarde
13 de setiembre de 2016
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