Notable y tardío estreno de visión obligatoria
Algunos olvidan que Delfina Paredes no solo es una gran actriz, sino
también una incisiva dramaturga, capaz de escribir teatro con un alto contenido
social que lleva irremediablemente a la profunda reflexión sobre nuestra
sociedad. Y es que resultó toda una sorpresa el tardío estreno en la AAA de
Nosotros los burócratas, pieza ganadora del Primer Premio del Concurso Nacional
de Obras de Teatro TUSM en 1980, dirigido por el nieto de Delfina, Martín
Velásquez, y a cargo del colectivo BUTACA Arte & Comunicación. Todo el sabor del teatro escrito en la década de los
ochentas, con trazos gruesos de teatro de denuncia como lo dice uno de los mismos
burócratas, no pierde un ápice de fuerza sobre el escenario, interpretado por
un elenco, que si bien es cierto resulta demasiado joven para sus personajes, crea
acertadamente dicha convención en el público, derrochando gran energía y
convicción en sus roles.
Al margen de nuestra opinión sobre la burocracia, el presente montaje
nos hará sentir una profunda compasión por los empleados públicos. Ambientada
en la Lima de 1979, la puesta en escena de Nosotros los burócratas destila una
fuerte influencia brechtiana: jugando con la metateatralidad, vemos en el
escenario a un grupo de jóvenes burócratas del Ministerio de Economía y
Finanzas antes de empezar su jornada laboral en un día muy particular, pues se
anunciarán algunos despidos por parte del gobierno. Ante la petición de un
espectador y la autorización del director (que aparecen en escena de una manera
tan natural como contundente), descubrimos que los burócratas son también
actores, y que se disponen a dramatizar un día de su vida cotidiana, con el
propósito de mostrarle al público su verdadera humanidad.
Es este sencillo recurso escénico, que le permite a Paredes escribir en
el primer acto pequeños y precisos cuadros, cargados de drama y humor por
igual, en los que vemos a cada burócrata y su respectiva familia tomar el
desayuno por la mañana. Y resulta sorprendente como en cada pequeña escena
vemos en toda su dimensión, la violencia, el machismo, la injusticia, la
inestabilidad laboral y el racismo nuestro de cada día. Para el segundo acto,
cuando ya sabemos los problemas que acarrea este variopinto grupo de personas, resulta
imposible para el espectador no sentirse afectado por el peligro que representa
aquel sobre que contiene la carta de despido. Mérito de los actores Herbert
Corimanya, Franco Iza, Rocío Montesinos, Miriam Guevara, Fabio Portocarrero, Emily
Yacarini, Franccesca Vargas, David Huamán, Paola Chacaltana y Omar Velásquez,
el darle la emoción precisa a sus personajes durante la dilatada duración del
montaje, que dicho sea de paso, ni se siente. Acaso el mayor mérito de Nosotros
los burócratas de Defina Paredes sea el de restregarnos en la cara que, a 35 años de su publicación, nada ha cambiado o muy poco se ha hecho por combatir
nuestra equivocada e injusta idiosincrasia. De visión imprescindible.
Sergio Velarde
17 de mayo de 2015
17 de mayo de 2015
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