jueves, 13 de octubre de 2022

Crítica: LA RAZA DE LOS SUBHOMBRES


Corrupción y subdesarrollo

Solly Wolodarsky fue un veterano autor y cineasta argentino, que tuvo un interés particular en la cultura judía, siendo fundador de Radio Sefarad y de Israel Televisión, la emisora oficial del Estado de Israel. Este detalle es ciertamente relevante, pues ganó su primer premio como dramaturgo con La raza de los subhombres (1957) en el VI Festival por la Paz y la Amistad, de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (Moscú). La pieza, dirigida por el experimentado Omar Del Águila, entra de lleno en la ciencia-ficción, con la insólita creación de unos seres de jerarquía intermedia entre animales y hombres, pero sí que contiene un oportuno y coherente mensaje hacia las altas esferas de poder, que solo verán su conveniencia con el destino de estas criaturas.

Interpretada de manera solvente por el elenco de la Asociación de Artistas Aficionados, la puesta acierta en crear todo un universo distópico con el apoyo de las proyecciones multimedia en el foro y en el diseño de vestuario que ayuda a representar con precisión a cada uno de los personajes. El conflicto moral de la científica es bastante creíble, así como en el descarado aprovechamiento por parte de todas las autoridades que controlan el poder de la nación en cuestión. Sin derechos que los amparen, estos seres llamados “subhombres” serán objeto de una delirante discusión, en la que su existencia solo será condicionada por los oscuros intereses de estos (miserables) representantes políticos, sociales y hasta religiosos.       

Cada personaje se encuentra bien delineado y los paralelismos con cualquier nación actual, incluida especialmente la nuestra, resultan evidentes. Es por ello que quizás las imágenes proyectadas de nuestra coyuntura peruana en determinados momentos salgan sobrando, pues afectan la credibilidad de esta ficticia sociedad. Salvo ese detalle, La raza de los subhombres es un espectáculo sólido y entretenido, que no solo revela la gran capacidad del novel elenco teatral, sino que le hace justicia al texto de Wolodarsky, que buscó la necesaria reflexión acerca de la corrupción de las autoridades de turno y de cómo su vil accionar nos mantiene, justamente, en el subdesarrollo.

Sergio Velarde

13 de octubre de 2022

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