viernes, 31 de diciembre de 2021

Crítica: EPISODIOS POSIBLES


Arte confinado

“Me senté en el baño y comencé a llorar. Me había encontrado con el enemigo suficientes veces para conocerlo de vista. […] Tuve tres minutos para luchar con la química de mi cerebro hasta que se sometiera. Oh, claro, sabía que había otra opción. Podría decirle a Jeff lo que estaba pasando. Pero este era un hombre al que ni siquiera le gustaban los melocotones magullados. ¿Qué pensaría de una psique dañada?”

Terri Cheney, de la columna Modern Love del The New York Times.

Quienes tenemos alguna relación con la neurodiversidad y, en general, con la diversidad de capacidades, sabemos lo importante que resulta la labor de asociaciones como CAPAZ PERÚ. A través del arte, promueven la valoración de la diversidad de capacidades en el sector cultural, educativo y organizacional, y con ello, una actitud inclusiva en nuestra sociedad, tan en pañales en lo que a inclusión se refiere. Como parte de esta encomiable labor, CAPAZ PERÚ llevó al escenario virtual, y por una breve temporada de tres fechas en abril del 2021, la obra Episodios Posibles, una creación colectiva que contó con Déborah G. Seminario y Claudia Rentería en la dirección, Cecilia Cruz en la producción ejecutiva, y Nata Niño de Guzmán, Gabriela Salas Oporto y Kiyo Gálvez en la actuación. Esta creación colectiva versa sobre la salud mental (otro gran tema del que se habla muy poco en nuestra sociedad) en tiempos de pandemia y confinamiento. Las tres actrices interpretan hasta dos personajes cada una, y cada personaje muestra aspectos muy diversos sobre los efectos del encierro en su salud mental.

El formato episódico a través de monólogos intercalados en dos videollamadas, una llamada telefónica y una suerte de reality show, es efectivo al desarrollar las singularidades de cada personaje. Apelando a un interesante humor negro, van exhibiendo de a pocos la desesperación, la frustración, el dolor y hasta la vergüenza que las abruma. El espectador descubre la psique de cada personaje, como quien va encendiendo las luces de una casa que está a oscuras. El trabajo de un año invertido por el cuerpo artístico ha rendido sus frutos en este aspecto del montaje. En ese sentido, la dirección parece haber sido clave para conseguir este resultado. Llaman la atención los efectos visuales en la componente del reality, que deforman a los personajes en la pantalla. Es una deformación visual, pero también metafórica.

Las actrices juegan con algunos estereotipos que pueden resultar hasta estridentes por momentos, pero que contribuyen con el arco que describen sus personajes hacia la realidad de su situación mental y emocional. Es cómodo para el espectador identificar estereotipos, pero cuán difícil es enfrentar con honestidad el reflejo crudo que estos personajes exhiben sin ambages hacia el final. En este sentido, el trabajo actoral es muy eficiente, destacando el de Gabriela Salas Oporto.

Episodios posibles es un importante esfuerzo que agradecemos haber tenido en la escena local y virtual, y que debería ser imitado por el bien de nuestra sociedad. Cuánto más bienestar habría entre nosotros si estuviéramos prestos a hablar de lo que nos duele porque nos sabremos escuchados y comprendidos. El teatro, y el arte en general, nos ayudan a hablar, escuchar y a comprender. Nos ayudan a sanar.

David Huamán

31 de diciembre de 2021

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