domingo, 1 de octubre de 2017

Crítica: DRAMATIS PERSONAE

Inspirándose en medio de la violencia

Tres escritores con ansias de encontrar a la musa inspiradora que les devuelva la fe en ellos mismos se topan frente a frente -en una realidad paralela e imaginaria- con los personajes que intentan crear en sus relatos; todo ello, mientras son testigos presenciales de dos acontecimientos que marcaron la historia del Perú: el atentado de Tarata en 1992 y la toma de rehenes en la Embajada de Japón en 1996.

Este argumento, basado en la dramaturgia de Gonzalo Rodríguez Risco, es la propuesta que trae a las tablas del C.C. “El Olivar” el director Ernesto Barraza Eléspuru, bajo la producción general de Break. Una puesta que reta al espectador a salir de su zona segura y atienda los detalles, con el objetivo de adentrarse en la dinámica –ágil- de los personajes –turbados por sus propios conflictos- y, al mismo tiempo, tratando de evadir las consecuencias de una terrible realidad que parece rebasarlos.

Dramatis Personae (cuyo significado alude a la suma de personajes en una obra o novela) es precisamente, una continua interacción entre los personajes, sus visiones y el mundo real que los rodea. Con un elenco perfectamente acoplado y estructurado: Alexandra Graña, Stefano Salvini y Francisco Cabrera –interpretando a los escritores-, acompañados de Juanjo Espinoza y Malu Gil –interpretando a los personajes que imaginaban los escritores-. Combinado con efectos acertados y juegos de iluminación precisos en cada cambio de escena.

Esta pieza teatral refleja situaciones que podrían darse en cualquier contexto mermado por la violencia. Destacando la incapacidad del ser humano para lidiar con ciertos conflictos personales, lo cual les hace crear una especie de bloqueo que trata de eludir hechos extremos, que también les incumben; sin embargo, prefieren no verlos, sobreponiendo con egoísmo sus necesidades e intereses inmediatos. 

Una obra imperdible, que es capaz de cautivar y generar expectativas en el público sobre lo que viene, mostrando un dinamismo y solvencia contundentes en cada movimiento, en cada palabra y acción de los personajes. Particularmente, considero que en este tipo de montajes, es pertinente enfocar los sentidos, no tanto en comprender desde el primer momento qué está sucediendo, sino en descubrir poco a poco la trama y, de este modo, llegar al final completando una perspectiva del todo en cuanto a la narrativa y a la puesta en sí.

Maria Cristina Mory Cárdenas
1° de octubre de 2017

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