jueves, 14 de mayo de 2009

Crítica: PONY


Corrupción política y familiar


Usualmente toda la creación dramatúrgica del premiado escritor venezolano Gustavo Ott, tan entretenida como punzante, utiliza el humor como vehículo para realizar una incisiva denuncia social, pertinente a todo el ámbito latinoamericano. Siguiendo la senda marcada por las divertidas “Bandolero y malasangre”, “Fotomatón”, entre otras notables pruebas de fuego para la versatilidad de los intérpretes, se presentó en la Sala Alzedo dentro del marco del IV Festival UCSUR de Teatro Internacional, la tragicomedia “Pony”, proyecto teatral que venía de ser estrenado en el Festival “Saliendo de la Caja” de la PUCP.

Ott consigue esta vez, un acertado paralelo entre la corrupción dentro de la esfera política (es tiempo de elecciones presidenciales) y dentro del ámbito familiar (una hija es víctima de su padre, su madre y su hermano), todo visto desde la perspectiva de una mujer que pierde emocional y económicamente todo. Excepto la esperanza, representada casi al final por la metáfora del “pony”, tan ingenua como ridícula, que se debe escuchar y procesar con cuidado para entenderla. Mónica (Cecilia Collantes) es la víctima eterna, noble y confiada, que busca desesperadamente ayuda en las personas que (aparentemente) más confía: su familia. Y sus tres integrantes: padre, madre y hermano (todos interpretados por Pold Gastello), cada uno en su particular estilo, no sólo se aprovechan descaradamente de ella, sino que le aseguran que nunca le negarían nada, “ni siquiera una lágrima”. Como lo haría cualquier politiquero en plena campaña electoral.

La puesta en escena, divida en cuatro cuadros, en los que Mónica solicita ayuda a cada miembro de su familia, mantiene el interés gracias al ingenioso texto, rico en referencias urbanas bastante reconocibles, a pesar de conocer de antemano el público que cada uno de los personajes se aprovechará de la cándida muchacha. Es entonces la (re)presentación de cada familiar, en donde radica el factor sorpresa del montaje. Gran trabajo del versátil Pold Gastello, en convincente triple papel, marcando con precisión características específicas para el hilarante clan Morales, a pesar de la impostada réplica de Cecilia Collantes. Tratándose de un proyecto teatral de egresados de la PUCP, se debe reconocer el fino acabado de producción por parte de Collantes y Lenybeth Luna Victoria, así como la limpia dirección escénica de Carlos Andrés La Rosa. “Pony” logra ser una digna representante del humor de Ott, que pone sobre el tapete aspectos de la problemática latinoamericana, tan necesarios para la autocrítica y la reflexión.

Sergio Velarde

14 de mayo de 2009

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