domingo, 14 de septiembre de 2008

Crítica: COMBATE NEGRO ENTRE PERROS


Correcta adaptación a la peruana 

Bernard-Marie Koltès (1948-1989) fue un dramaturgo francés contemporáneo bastante particular en su forma de escribir. En sus obras, todas ellas oscuras con personajes que se debaten entre la soledad, el amor, el odio y el deseo, la palabra marca el ritmo y el peso de la acción dramática, se mantiene un desarrollo lineal en el tiempo y se concentra el drama en una sola locación. Su obra póstuma “Roberto Zucco”, un salvaje retrato de un asesino serial, lo consagró a nivel mundial. Pero la pieza que lo retiró del anonimato fue “Combate de negro y de perros”, dirigida por Patrice Chéreau en 1983, y que se viene presentando actualmente dentro de la Temporadas Teatrales en la ENSAD, con la dirección de Ronal Cruces, y adaptada a nuestra realidad, llevando como título “Combate negro entre perros”.

Y es justamente esta adaptación la mayor virtud del montaje, pues la historia original nos colocaba en un contexto muy diferente (una empresa extranjera en medio del África) y que encuentra en nuestra realidad un adecuado paralelo: un cuartel en la sierra en plena guerra subversiva. Definitivamente un gran riesgo bien resuelto por el director. El conflicto se desencadena con la llegada a este lugar de un hombre llamado Alberto (Miguel Medina), reclamando el cuerpo de su hermano muerto “accidentalmente” en la zona. Pero otro drama también se desarrolla en el interior, pues una frívola mujer llama Elena (Titi Plaza) agravará los conflictos entre dos soldados (Jhony Ruiz y Omar Honores). Si bien es cierto, un correcto Medina vuelve creíble la motivación de su personaje, es el triángulo sentimental desatado en el interior del cuartel el que cobra mayor interés, en gran medida por las inspiradas actuaciones, pero que finalmente no es consecuente con lo propuesto por el mismo director en el programa de mano como objetivo principal del montaje: un homenaje a las víctimas por los 20 años de violencia en nuestro país.

Y es que la pieza (en original y en adaptación) abarca aparentemente enormes temas como el racismo, la discriminación, la explotación humana, el abuso de autoridad, las injusticias sociales, pero en el fondo es un acertado cuadro de las relaciones humanas en la actualidad, llenas de mentiras, desconfianza y traiciones, de la incomunicación entre los seres humanos y de las absurdas decisiones que tomamos sin explicación racional. La presente puesta en escena mantiene un ritmo pausado pero sostenido; es convencional y funcional a la vez, acompañada por música en vivo, en la que se delimitan bien los espacios en los que desarrolla la historia, a pesar de algunos retrasos en la operación de las luces. Sorprenden la madurez actoral de Titi Plaza para darle verdad a un personaje totalmente fuera de lugar dentro de la historia; y el carisma y el nervio de Omar Honores, en contraste con la sobriedad y la contención de Jhony Ruíz, para creernos el duelo entre estos dos militares, abandonados a su suerte en aquel apartado lugar, bebiendo alcohol y jugando a los dados, y perdiendo progresivamente la razón. Una verdadera sorpresa esta adaptación, que respeta en gran medida la visión del original de Koltès, pero que podría beneficiarse largamente al tomar el contexto histórico sólo como telón de fondo, para tener como resultado un crudo estudio de la incomunicación del ser humano.

Sergio Velarde
14 de septiembre de 2008

viernes, 12 de septiembre de 2008

Colaboración: NATURALEZA MUERTA


NATURALEZA MUERTA


Ficha Técnica:
Actúan: Rochy Yépez, Manuel Calderón
Dramaturgia: Claudia Sacha
Dirección: Carlos Acosta
Sala: Espacio-Libre, Barranco.

NM es el último texto escrito por Claudia Sacha y trata sobre la vida después de la muerte o una relación que se proyecta más allá del tiempo y del espacio. Se trata de un pintor que ha perdido a su esposa en terrible accidente automovilístico (como los que menudean en el presente limeño) y se vuelve a reencontrar con ella en una especie de sueño que luego se va convirtiendo poco a poco en alucinación y cobra ribetes patológicos.

NM es además una propuesta que construye una relación de pareja en los escombros de una relación real. La situación es tan fuera de la realidad que proporciona nuevos ángulos para mirar las formas de interrelación entre un hombre y una mujer.

Si nos olvidamos lo que nos propone la autora (aquello de la comunicación de esta pareja más allá de la muerte) nos quedamos con la experiencia de dos seres que alguna vez se han amado y que pretenden seguirlo haciendo, con todos los problemas que ello implica. Tanto la mujer como el pintor se ubican en planos reconocibles de una relación amorosa: él la está pintando en todo momento y por momentos le recrimina ciertos detalles de la fatal tragedia que aconteció, donde ella supuestamente perdió la vida. Pero si se tratara de cualquier otro problema seria la misma cosa: cómo se comunica la pareja, cómo vive el presente ficcional la pareja.

El truco de NM está precisamente en reproducirnos la relación humana de esta pareja como si no pasara nada y en el fondo es la relación alucinada de un pintor y su musa, pero el caso es que ella está muerta. Esta nueva perspectiva que fluye de la puesta en escena solamente atendiendo a algunos detalles minimalistas, hacen de la reflexión sobre esta situación tan límite (los límites entre la vida y la muerte) doblemente interesante.

Los momentos en que nos adentramos en un mundo desconocido para ella y para él y por supuesto para nosotros, la obrá cobra un vigor insuperable. ¿Cómo alguien puede llegar a convencerse que está hablando con alguien que ya no está vivo? La solución muy imaginativa que en el tiempo escénico este elenco ha perpretado convence al público y llena ese espacio de verosimiltud que siempre se espera para que las propuestas escénicas tengan éxito. Son momentos que ni el propio personaje que supuestamente viene del otro lado del espectro puede definir con claridad, y que pone en problemas a su pareja para comprender por qué él puede tocarla y sentirla tan real si en realidad él está vivo y ella no. Esto queda resuelto ya en el mismo momento de su enunciación, y el mérito es de la propuesta.

Lo otro es el toque final, de alguna manera innecesario pero espectacular, cuando se revela la naturaleza del cuadro que ha estado pintando el amante artista y todo lo que concierne a la percepción de la muerte de este y a la naturaleza de su amada. Ella está buscando (posible lectura) la manera como hacer volver a la realidad a su pareja, pero qué ¿a la realidad de la dimensión donde ella se encuentra? ¿O, qué? Lo cierto es que el final no cierra el circuito, y como situándonos ante una columna de espejos paralelos multiplica nuestras explicaciones al infinito.

Intrigante propuesta, que representa un peldaño más en la dramaturgia de Claudia Sacha y la constatación de contar con espacio excelente para la experimentación y el disfrute.

Luis Paredes
Asociación Peruana de Crítica e Investigación Teatral

lunes, 1 de septiembre de 2008

Crítica: TITINA


Grata sorpresa en exteriores 

Anunciar la obra teatral “Titina” como “algo nunca visto”, resulta por lo menos, una exageración. El hecho de realizar un montaje fuera de la sala de teatro convencional y llevar al público a diferentes locaciones en donde se desarrollan las escenas, no significa haber descubierto la “pólvora”. Hace ya algunos años, “La casa de las ánimas perdidas” y “Galería teatral”, por citar dos ejemplos recientes, tenían dicho formato. Sin embargo, el hecho de tratarse de una comedia en verso octosílabo, de ser escrita y dirigida por el divertido Nicolás Yerovi y de ser representada en calles y plazas de Barranco, sí le confiere cierta singularidad y novedad al proyecto, que lo convierte de por sí, en un espectáculo interesante.

La historia, sencilla y simpática en su planteamiento y ejecución, le debe mucho a las grandes comedias costumbristas nacionales: la bella Titina es ofrecida en matrimonio por su padre a un acaudalado anciano, mientras que suspira de amor por un joven galán. A diferencia de la “Ña Catita” de Manuel Ascencio Segura, Yerovi realiza esta vez una tibia crítica a las costumbres de la época, especialmente al machismo (y también, por supuesto, al juego de apariencias que la clase media deseaba mantener), para darle un mayor énfasis al ingenioso texto y a la gracia y carisma de los personajes.

El propio Yerovi conduce a los asistentes a los diferentes espacios donde se desarrollan las escenas (algunos de ellos algo lejanos para llegar a pie), y comenta de manera amena la historia de los mismos, mientras vemos desarrollarse el drama. Los lugares incluyen la Placita de San Francisco y el Puente de los Suspiros. Incluye un viaje en tranvía y un almuerzo en la Posada del Ángel, amenizado y servido por los propios actores, quienes cantan y bailan con los asistentes.

La guapa Sandra Vergara interpreta con bastante gracia y simpatía el papel protagónico, enfrentada a su torpe y engreído hermano Agapito (Mijail Garvich) por el amor de Marcelo (César Gabrielli). Pero a pesar del correcto trabajo de los jóvenes, es el conjunto de los veteranos actores participantes, el que logra hacer lucir los ingeniosos diálogos en verso, generando la comedia en la puesta. En este orden: Lilian Nieto, Alfredo Lévano, Carlos Vértiz, Maria Cristina Ribal y Antonio Arrué, ponen en evidencia el oficio y el carisma ganado con los años. Y sólo bastan unos cuantos minutos al final de la obra, para constatar la calidad de actor que es el Sr. Enrique Victoria. “Titina” volverá nuevamente a Barranco en el mes de octubre, para luego partir hacia Cuzco. Se anuncia también la realización de una miniserie. Tenemos “Titina” para rato.

Sergio Velarde
01 de septiembre de 2008

sábado, 30 de agosto de 2008

Colaboración: ENCUENTROS PERDIDOS

ENCUENTROS PERDIDOS


Esta creación colectiva demuestra las posibilidades del teatro de reflexionar sobre los personajes literarios que surgen del propio caldo social de una determinada sociedad. Escritores como Vargas Llosa, Arguedas, Oscar Malca, etc., muestran personajes con cuya experiencia se pinta una relación muy viva con la contingencia de lo que nos acontece. Este grupo propone un dialogo con estos personajes y una atmósfera que se enriquece con la intervención de la música y la danza.

Encuentros perdidos es un oximoron que va revelando su sentido a medida que transcurre la obra. Se trata de personajes y situaciones que se nos hacen propias por vivir en medio del "sustento histórico" que les dio existencia ficcional. La manera cómo se apropian del escenario es singular. Poco a poco van apareciendo las partículas de historia de las cuales son elementos insustituibles. Si uno se pregunta qué tiene que ver LOS RIOS PROFUNDOS con CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL, probablemente nuestra respuesta sea NADA. Pero en el fondo de las conciencias de estos actores y quienes los han dirigido siento que hay una idea muy fuerte de que estas obras tienen un hilo conductor que las puede convertir el una. La experiencia del niño Ernesto, puede ser parangonable con la experiencia de Santiago Zavala, en la medida que dan cuenta de un mundo azaroso y contradictorio.

Así ocurre con las otras novelas de las cuales no toman las partes principales sino los momentos en que pueden construir dramáticamente "algo".Ese "algo" no se nos escapa de las manos (de la cognición) por el tejido tan a propósito que realizan los actores, que se ayudan de algunas imágenes fílmicas para redondear el sentido de su propuesta.

Inevitable el referirse a la violencia; inevitable también que en el proceso cronológico de las obras esta se abrá paso sensiblemente entre las obras. En unas estaría en estado de latencia y en cambio en otras cobra el centro de su expresividad artística. Bueno hay tanto que comentar en Encuentros perdidos que lo dejo ahí para que otros puedan también hacerlo.

Luis Paredes
Asociación Peruana de Crítica e Investigación Teatral

Colaboración: ILUMINARE


ILUMINARE


Nuevamente LA TARUMBA nos vuelve a conmover con un espectáculo de circo que enfocando el tema del amor " a las maneras de La Tarumba", con mucha adrenalina, con mucha imaginación física y musical, nos conduce por los vericuetos de este sentimiento y desnuda imágenes interiores muy trascendentes.

Hemos asistido una vez más a ver un espectáculo de La Tarumba llenos de la expectativa que nos dejan sus puestas anteriores. Vemos a un elenco afiatado en las suertes que desempeñan, muy sólido y con una expresividad superior a otras citas.

ILUMINARE, tiene el ritmo de los tonos jazzeros de su música y muchas veces durante el espectáculo volteamos a ver a los músicos que van realizando su parte de creación correspondiente, pero con un convencimiento que compite perfectamente con la acrobacia más espectacular que hayamos visto sobre el escenario (y de ellas hay muchas).

ILUMINARE, ilumina nuestro interior para sacar de él los elementos que puedan asir el AMOR con mayúscula...los personajes van tejiendo un camino del amor que todos compartimos y celebramos, este encuentro de los personajes que son el centro de esta historia, se produce con todos los aderezos que puede dar el movimiento y el espectáculo.

El AMOR es un leit motiv que La Tarumba sabe desarrollar con sus imágenes circenses y con toda su teatralidad. Esos seres que surgen del espectáculo y que estaban envueltos en burbujas gigantes son la muestra de que todo espectáculo guarda un nacimiento. Somos nosotros que nacemos ante la maravilla. Y son los seres imaginarios que pueblan nuestros mejores sueños.

La Tarumba, logra conmover con la destreza de sus chicas en las telas, donde sus evoluciones están el servicio de una idea mayor, dar belleza y poesía al tema...Salimos alagados por La Tarumba...Salimos impulsados a emprender mejores luchas por ese sentimiento...Y salimos convencidos que para el amor todo esfuerzo será pequeño...Que siempre nos esperan grandes cosas por este AMOR como lo dice La Tarumba con ILUMINARE.

Luis Paredes
Asociación Peruana de Crítica e Investigación Teatral

domingo, 10 de agosto de 2008

Colaboración: IL DUCE


IL DUCE O LA NOSTALGIA DE NO HABERNOS COMPROMETIDO 

En el Teatro Británico de Miraflores se viene presentando IL DUCE escrita y dirigida por MATEO CHIARELLA. La obra enfoca la vida del dictador italiano con recursos que nos hacen pensar en un juego de intertextualidades escénicas que logran dibujar no sólo el contexto en el cual se inscribe Mussolini sino también las proyecciones que de esa época sobreviven hasta hoy.

IL DUCE necesariamente es una obra que maneja en cierto modo las visiones ideológicas de determinada época. Visiones que más o menos de la misma forma se van desvelando en otras épocas y espacios. El compromiso con la visión del mundo que mueve a Mussolini a hacer lo que hizo es un punto central de la obra de Mateo Chiarella. Este compromiso se ve reforzado por estos personajes iniciales que pretenden recobrar el cuerpo "impoluto" del dictador y se ven sumidos en la más triste desilusión.

El juego de tiempos entre la experiencia del dictador y el otro momento en que buscan su cadáver es muy expresivo de lo que se quiere decir con la pieza. La idea de tratarse de dos tipos de hombres: los que se comprometen y los que no lo hacen, es muy fuerte y se respira hacia el final de la pieza en que el personaje que lucra con la muerte es muerto a su vez por un fascista fanático.

Los personajes tienen una fuerza expresiva sorprendente. Salvo dos de ellos, en los que yo creo faltó sustento dramatúrgico: uno es Grandi, que es ninguneado en todo momento por Mussolini (en impecable interpretación de Coco Chiarella) y otro es el yerno de éste que teniendo que representar lo que una facción católica del fascismo, solamente apenas esboza su contradicción al final de la pieza con un dictador a todas luces decadente.

Digo esto, porque hubiera sido mucho más rico que estos personajes que no tienen el relieve de caricatura que en buena hora tiene el Rey, sean los depositarios de cierta fuerza moral que se va manifestando contraria al dictador y solucionar su apariencia falsamente esquemática.

Con todo la puesta en escena se expresa en su universo de decisiones ideológicas y políticas que se repiten a lo largo de la historia y llega a ser un momento propicio para reflexionar sobre la carga de los acontecimientos si otras hubieran sido las determinaciones y la catadura moral de las personas.

Todo movimiento revolucionario tiene sus propias circunstancias y depende de las personas que lo llevan a cabo. Resolver las distintas disyuntivas de acuerdo a la moral y a los reclamos de las mayorías es siempre una regla que exige sus esfuerzos y no siempre los líderes están a la altura de ese esfuerzo.

Los que se comprometieron con Mussolini quizá tuvieron una expectativa más sana que el propio líder. No haberse comprometido con él o con otro cualquiera no nos exime del juicio de la Historia. Al contrario, nos hace perder la oportunidad de ser partícipes de algún enrumbe nuevo que quizá haga cambiar de signo moral al movimiento.

La política tiene sus "suciedades" como lo manifestó el propio Chiarella (padre) en la versión de LAS MANOS SUCIAS de Sartre. Ensuciarse un poco en ellas no es del todo negativo. Quizá sea más negativo permanecer indiferentes.

Luis Paredes
Asociación Peruana de Crítica e Investigación Teatral

martes, 5 de agosto de 2008

Crítica: LA MOSCA DOMÉSTICA y UN DOLOR AGUDO Y PUNZANTE


Dramaturgia atemporal


Siempre es grato ver en escena obras de autores nacionales, especialmente las del dramaturgo “más prolífico y distinguido de América Latina” (según mención de la Universidad de Texas - U.S.A.) y actual Secretario General del SAIP, Juan Rivera Saavedra. La Asociación Cultural Pegaso, bajo la dirección de Mary Oscátegui, lleva a escena en el Club de Teatro de Lima las comedias: “Un dolor agudo y punzante” y “La mosca doméstica”, escritas por JRS en 1967, y que dejan ver la aguda y certera visión del autor, pues ambas lucen muy actuales, o en todo caso, atemporales.

En “Un dolor…” se juega con la contraposición de caracteres en el espacio temporal: luego de un leve accidente, un muchacho vuelve a casa para lamentar exageradamente su suerte ante su sufrida madre. Con el transcurrir del tiempo, y de manera sorpresiva aunque gradual, la situación inicial se invierte, la víctima se convierte en lo que tanto temía y la madre adquiere un fuerte carácter, que la lleva incluso a dar rienda suelta a su lado socialista, siempre acompañada por el fino humor negro del autor.

Mientras que en “La mosca doméstica”, una de las pocas comedias peruanas de ciencia ficción representada frecuentemente desde su publicación, no se da tregua al espectador con las constantes e inesperadas vueltas de tuerca que tiene su historia. Un matrimonio en decadencia regresa a casa luego de asistir a un funeral, en el que ella perdió los papeles. La histeria y la soledad por la pérdida se ven acrecentadas por la paranoia generada por una sirvienta muy particular. La interpretación por parte de los actores genera la comedia y hacen creíbles los increíbles reveses del texto, que sorprenden hasta el final.

La puesta en escena, minimalista y ajustada, se sostiene básicamente en la dramaturgia y en el histrionismo del elenco. A destacar la actuación de Mary Oscátegui, quien se luce en ambas obras, construyendo personajes muy diferentes entre sí, tanto en expresividad corporal como en el manejo del ritmo y la voz. José Medina (en “Un dolor…”) y Walter Huallpa (en “La mosca…”) acompañan acertadamente a la actriz y directora del espectáculo, superando los baches en la operación de las luces y el sonido. Dos simpáticas comedias, no carentes de reflexión, muy recomendables para apreciar la atemporal creación dramatúrgica de JRS.

Sergio Velarde
05 de Agosto de 2008

lunes, 4 de agosto de 2008

Crítica: SOLO DIME LA VERDAD


Mentiras verdaderas o falsas verdades 

Una apacible y poco ventilada florería, en donde sucede el encuentro entre la guapa administradora de nombre Julia y dos jóvenes de la calle, es el sencillo y singular escenario en donde se dicen y se hacen muchas cosas, pero que ni el público ni los personajes de la obra saben a ciencia cierta, si carecen de absoluta verdad o desbordan de aparente mentira. En la obra “Solo dime la verdad”, de autoría de Daniel Dillon y con dirección de Carlos Acosta, la “normalidad” de Julia es resquebrajada con las historias (o cuentos) de estos dos conflictivos y conflictuados personajes, decididos a todo por sobrevivir, pues utilizan las mentiras como la mejor arma para lograr sus propósitos.

Tal vez el mayor acierto de la obra (o quizás para algunos, su mayor yerro) sea el de no precisar con exactitud la moraleja de la historia. “La mentira nunca es buena, mata el alma y la envenena”, una frase que todos conocemos, pero que aplicamos parcialmente (en mayor o menor medida) en nuestra vida diaria. ¿Pero es sólo este trillado mensaje lo que el esforzado grupo Libre Palabra quiere darnos a entender? Toda la puesta en escena, que busca aprovechar al máximo el espacio que ofrece el centro Cultural CAFAE, luce una especie de “artificiosa” naturalidad, que deja al espectador mucho en qué pensar al abandonar la sala.

El buen director Carlos Acosta, tan acostumbrado a dirigir obras teatralistas como “Hamlet Machine” o “La lección”, no logra ceñirse con la firmeza necesaria el corsé del naturalismo de esta pieza realizada por encargo, pero que en todo caso sirve para el lucimiento de una buena actriz, como lo es Fiorella Díaz en el papel de Julia, y para apreciar los avances de los jóvenes Gisella Estrada y Henry Sotomayor, quienes aportan nervio y convicción a sus personajes.

“Sólo dime la verdad” encontrará su sendero correcto con el transcurrir de la temporada, cuando las acciones de los personajes engranen perfectamente con los objetivos compartidos en dramaturgia y dirección, y que promete envolver (de verdad) al público asistente con estas falsas verdades o mentiras verdaderas, que constituyen las emociones humanas y que se dejan ver en este sencillo pero inspirado texto de Daniel Dillon.

Sergio Velarde
04 de agosto del 2008

sábado, 26 de julio de 2008

Crítica: EL ENFERMO IMAGINARIO ¡VERSIÓN LIBRE Y CRIOLLA!


Un enfermo imaginario con truco: gato por liebre  

Analicemos juntos el siguiente afiche:

Se trata, sin duda, de un afiche simpático, colorido y que llama la atención en muchos aspectos. A continuación ordenaré sus elementos sin ningún orden en particular:

a) La Municipalidad Metropolitana de Lima, obviamente con el alcalde Castañeda Lossio a la cabeza, auspicia el montaje, por lo que podemos deducir que se trataría de un producto que tiene como objetivo llevar entretenimiento y cultura a los espectadores.

b) También figura como promotor del espectáculo el Proyecto Era Azul, dirigido por Daniel Manchego (creador, entre otras obras, de "El orquestador"), quien también actúa en la obra (el segundo empezando por la derecha) y quien tiene además la responsabilidad de formar jóvenes actores en talleres dictados en el Teatro Segura y auspiciados por la Subgerencia de Cultura de la Municipalidad de Lima. Manchego, de quien pueden apreciar su extensa hoja de vida aquí, también funge de crítico teatral, y aunque no dirige el presente montaje, sí participa activamente como actor y productor del mismo.

c) “El enfermo imaginario”, título de la puesta en escena, es tal vez la máxima y última creación cómica del genial Moliere, y una de las mayores sátiras escritas en contra de los falsos médicos. Por ende, se trata de una pieza teatral altamente recomendable para centros educativos y universidades, con la finalidad de difundir las virtudes de este gran clásico francés entre los más jóvenes.

d) El nombre del autor de la pieza, Moliere, está escrito con letras pequeñas y se ubica en la esquina derecha superior del afiche.

e) El vestuario de los actores sugiere que la obra es de época, o por lo menos, que no está ambientada en nuestro presente.

f) Arriba a la izquierda se indica que estamos frente a una comedia.

g) Dirige el montaje Jesús Donayre y la temporada se realiza en la Sala Alzedo.

h) En un pequeño recuadro con fondo rojo, ubicado en la parte inferior derecha, se nos advierte (con signos de exclamación) que estamos ante una “versión libre y criolla”.

Cuando todos estos detalles que nos anticipa el afiche, no son suficientes para impedir la sorpresa y el asombro del que escribe estas líneas al apreciar la puesta en escena, sólo queda ser completamente objetivos al comentar este espectáculo:

a) Resulta desconcertante (por decir lo menos) que la Municipalidad de Lima pueda apoyar un proyecto de esta envergadura. Es cierto que el público se ríe, aplaude y vitorea, pero ¿acaso no lo hacían también los asistentes al Coliseo Romano al ver masacrados a otros seres humanos por bestias feroces? ¿Cuál es el requisito que debe cumplir entonces, una obra de teatro para tener el tan necesitado apoyo de las autoridades de turno?

b) El proyecto Era Azul tiene la siguiente misión: Formar actores con una clara visión del medio, capacitándolo a través de una metodología actualizada y de alta exigencia. También, generar espectáculos de calidad para el público peruano. Además tiene la siguiente visión: Llegar a consolidarnos como una escuela de investigación teatral a nivel internacional, a través de la formación de actores y la creación de espectáculos de alta calidad, capaz de competir en los mercados más exigentes del mundo. ¿Creerá el director del mencionado proyecto que en ambos casos, los objetivos se cumplen en escena?

c) Esta puesta recién sale a la luz pública en Julio del 2008, pero luego de haber sido presentada para funciones vendidas en el teatro Julieta y difundida ampliamente en centros educativos, institutos y universidades (!) desde el 2007, y cuyos tempranos espectadores de hoy en día se convertirán, nada menos, que en el público del futuro que elegirá qué obras apoyar con su presencia. ¿Vaya responsabilidad, no lo creen?

d) Moliere es considerado un autor clásico, y como tal, cualquier obra de su autoría es requerida en instituciones educativas, por estar dentro de la currícula escolar. Para ello, los directores de teatro que acepten este gran reto, en el que se involucra la percepción de los más pequeños hacia el arte teatral, deben ser conocedores en la materia y cuidar rigurosamente su propuesta y los contenidos que ofrecen a los cientos (o miles) de niños que adquieran el valor de su entrada. Otra cosa: ¿porqué el nombre de Moliere figurará en letras de menor tamaño en el afiche, siendo éste el que más renombre tiene de los implicados en la obra?

e) Si bien los vestuarios son de época, las referencias de los personajes pertenecen a nuestro contexto actual. Por ejemplo, el Sr. Descompuestus (Manchego) le dice a Angélica (Kinder Pouplatevich), que felizmente no sale su fotografía en el Comercio, sino en la contraportada del Trome. ¡Ah! Una aclaración: no todos los personajes actúan con trajes de época, la mencionada actriz Kinder se despoja de su traje durante la función.

f) Se trata de una comedia. Y como toda comedia que se respete, el público debe reír. Y sin duda, lo hace. Escandalosamente. Sobre todo cuando a una actriz se le escapó el seno derecho de su corsé. Y los diálogos no se quedan atrás, para muestra un botón: un personaje dice: “¡Me duele el pezón!”, “¡¿Cómo?!” grita el otro y rápidamente le contesta: “¡Que tienes razón!”. “¡Aaaahhhh!” Típico de Moliere.

g) El nombre del profesor y director Jesús Donayre, quien tiene a su cargo la formación teatral integral de los alumnos que debe tener a su cargo, luce un mayor tamaño de letra que el de Moliere. Sin duda, esto se debe a que estamos, en primer lugar, ante la particular visión que tiene Donayre sobre la obra (¿o sobre el teatro en general?).

h) “Hay que poner el parche antes que reviente el chupo”, dice un conocido refrán. Pues bien, llegamos ante la principal causa de la existencia del presente espectáculo, cuatro sencillas y desprevenidas palabras que rezan: “Versión libre y criolla”. De autoría, no del director de la obra, sino del productor y gestor del Proyecto Era Azul, quien así se libra de dar explicaciones de los “mínimos” excesos de la puesta, como lisuras, imprecaciones, calateos y gestos obscenos, que “adornan” y “criollizan” el más bello texto de Moliere.

Algunas interrogantes sobre la puesta en escena:

¿De qué vale que algunos correctos actores como Paul Darrigo (Argán) y Mayra Lee Valdez (Belina) se esfuercen por sacar adelante sus personajes y en última instancia, por contar una sencilla historia (¿no se trata de eso principalmente el teatro?), cuando el resto de actores sólo persigue hacer reír al auditorio a cualquier precio, mientras la vedette Kinder espera turno para salir y despojarse de alguna de sus prendas?

¿Acaso esta “adaptación libre” consigue que el mensaje de Moliere llegue al espectador en forma clara y comprensible? Sólo una actriz logra salir con dignidad de entre todo el caos, y esa es Laura Brain (Tonina), quien armada únicamente de su gran carisma y personalidad, logra darle siquiera algo de sentido a la puesta en escena y es a través de ella, de sus palabras y acciones, que el espíritu de Moliere logra atisbar por momentos en el escenario y que la convierten en el único atractivo del montaje.

Ahora mi recomendación totalmente subjetiva: a cuidarse de este “Enfermo imaginario” aquellos incautos espectadores que esperen ver en el escenario una comedia de Moliere, o una comedia de arte clásica, o una versión libre o improvisada, o simplemente un sano entretenimiento. Estamos ante una obra grosera en su propuesta y fallida en su ejecución, de cuya existencia no renegamos, pero sí advertimos que el espacio en el que se presenta actualmente y los promotores que ostentan, no están a la altura de un montaje de pobre calidad, nulo contenido teatral y un parecido demasiado evidente al peor de los montajes de Alex Otiniano. Y ojo que Otiniano también hace reír, ¿pero a qué precio?

¿Por qué la Municipalidad de Lima no apoya otro tipo de espectáculos de mejor calidad y que verdaderamente cumplan con la doble función de entretener y culturizar? Hoy en día existen puestas en escena que merecieron esa oportunidad, entre ellos:

a) Un autor peruano clásico en manos de un grupo independiente: como Manuel A. Segura y su “Sargento Canuto” de Eureka Teatro.

b) Un grupo reconocido con un hermoso texto clásico peruano: como Cuatrotablas y “Los ríos profundos” de Arguedas.

c) Nuevas propuestas de teatristas jóvenes con gran proyección: como “N. A. Ninguna de las anteriores” de Mario Ballón y Carolina Barrantes; o como “Interruptor” de Roberto Sánchez Piérola.

Tal vez esta sea una crítica excesivamente extensa, pero ello se debe a que guardo un gran respeto por ciertos actores y actrices del presente montaje, y debo ser muy cuidadoso al redactar y exponer mis puntos de vista, sin que el aspecto personal entre a tallar. Es la inquebrantable promesa que les hace su fiel y seguro servidor...

Sergio Velarde
26 de julio del 2008

P.D. Gracias a la gran acogida del presente blog (y aprovechando las vacaciones de medio año) pronto podrán conocer a los verdaderos protagonistas de mi espacio virtual, a través de entrevistas que pronto publicaré en breve. Nuevamente gracias por su confianza y felices fiestas patrias.



miércoles, 23 de julio de 2008

Crítica: N.A. NINGUNA DE LAS ANTERIORES

N. A. Ninguna de las Anteriores: expectativas cumplidas

Demasiada expectativa siempre puede jugar en contra, y esto era a lo que se enfrentaba Mario Ballón al presentar su siguiente proyecto teatral: N. A. Ninguna de las Anteriores, luego de la notable revelación del año pasado Generación en liquidación, estrenada en el Teatro de Cámara. Ahora es el nuevo espacio “El Galpón” el lugar elegido para su segunda aventura, con la producción de la Universidad Católica y la co-dirección de Carolina Barrantes (actriz en Generación liquidación), y hay que decir que las expectativas fueron cubiertas largamente, pues se trata de un inteligente montaje que aborda nuevamente un tema trillado (en “Generación…” fue la sociedad de consumo), que es el del trato injusto y condenable hacia los homosexuales.

La puesta en escena, que sigue la vida de tres hombres diferentes (o tal vez el mismo), juega en un inicio con dos temas aparentemente irreconciliables: la inexorable legalización de los DD.HH.HH (Derechos Humanos Homosexuales) y la construcción del personaje. Y es la condición homosexual de los protagonistas lo que señala el punto en común entre ambos tópicos: día a día deben lidiar contra el resto del mundo, interpretando cada uno su mejor papel de heterosexual. A través de las diferentes escenas organizadas limpiamente en el espacio escénico, llenas de danza contemporánea, música, multimedia, abundantes y clarísimos simbolismos, alcanzamos a entender a plenitud el mensaje de concientización sobre una realidad que ya no se puede ignorar.

Los actores César Gólac, Sandro la Torre, Tania Ruiz y el mismo Ballón ejecutan con absoluta seguridad, pulcritud y energía cada uno de los episodios que conforman esta creación colectiva: los talleres didácticos sobre los gays, la familia disfuncional con la madre sobreprotectora, el travesti que busca parecerse a su amiga, el sufrimiento caleta del patán del barrio, entre otros cuadros tan contundentes como comprensibles.

N. A. Ninguna de las Anteriores es un montaje que nos devuelve la esperanza sobre la necesaria existencia de nueva sangre teatral, que debe siempre renovarse para mostrarnos espectáculos originales, atractivos, transgresores y de gran calidad que sacien las expectativas de los espectadores más exigentes.

Sergio Velarde
23 de julio del 2008