Los riesgos de estar a la moda
“Creo que la gente joven ha olvidado lo delicioso que es
comer, por ejemplo, una sabrosa parihuela de trabajosa preparación; ahora
prefiere solo los fast food”, le escuché alguna vez decir simbólicamente a un reconocido
teatrista mayor. Y no puedo dejar de recordar esta frase, cuando me embarco en
la empresa de reseñar un espectáculo de microteatro. Y es que la moda de esta
clase, género, subgénero, especie, especialidad, concepto, formato o lo que
fuera, y además teatral, se encuentra en un indudable apogeo, en el que
artistas cómplices de todo calibre se prestan para llevar a cabo esta suerte de
ritual consecutivo, luego de haber sido concebido en 2009 por el director de
teatro y televisión español Miguel Alcantud, en las instalaciones de un
prostíbulo. Y a propósito de moda, se me vienen otras frases a la mente: “La
moda muere joven”, dijo alguna vez Jean Cocteau; “Moda es todo lo que puede
pasar de moda”, dijo Coco Chanel.
Por Dinero, Por Delante y por Detrás, Por Ellas, Por tus Sueños,
Por tus Muertos, Por el Pavo, Por lo que más quieras, Por Amor, Por la Familia,
Por tus Elecciones, Por Sexo y hasta Por ChéjOff (un homenaje al maestro del
relato corto, pero imprescindible dramaturgo de bellísimos textos de largo
aliento) son los nombres de algunas de las ingeniosas convocatorias que ha
realizado la gran maquinaria de Microteatro, macrorresponsable ahora del macroauge
de microdramaturgos peruanos, que deben escribir prestos un microlibreto de 15
minutos antes que culmine la microconvocatoria. Y cómo dejar de mencionar también
al Microlounge, en donde se puede disfrutar de ricos piqueos y deliciosas
bebidas (para consumir dentro de la microsala), algunas de ellas más caras que
la misma entrada para ver la microobra. Pero la Micromaquinaria no se detiene
ahí: ya están cocinándose micromusicales, micromagias, microcircos,
microinfantiles y hasta microdanzas. Y todos con artífices de comprobado oficio,
felizmente empleados e imbuidos en microlaboratorios de microexperimentación
escénica, que ofrecen ciertamente espectáculos de calidad garantizada… de 15
minutos cada uno.
Pues bien, luego de la impresión que me dejó la
interesante Los 15 mil de Mavi Vásquez (olvidando por un momento el espacio que
eligió para su estreno), no puedo dejar de reconocer la calidad de un
microespectáculo dentro de la actual temporada Por Orgullo de Microteatro Lima:
Todo por los 15 mil, escrito por Cristhian Palomino, interpretado por Valquiria
Huerta y el mismo autor (ambos haciendo teatro de más una hora de duración en
Love and Chill) y dirigido por Kathy Serrano, pone en el tapete de manera
intachable en 15 minutos hasta dónde podemos llegar por ayudar a las personas que más amamos.
Una impecable propuesta que legitima a su manera este formato de moda. “Después
de todo, ¿qué es la moda? Desde el punto de vista artístico, una forma de
fealdad tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses”, decía
Oscar Wilde. Y ojalá y la gente, especialmente la más joven, no olvide que
existe la parihuela y sepa apreciarla aunque sea de vez en cuando.
Sergio Velarde
31 de julio de 2016
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