sábado, 26 de septiembre de 2009
Crítica: LOS CACHORROS
Excelente adaptación de un clásico literario
¿Quién no leyó alguna vez “Los cachorros” y no se sintió profundamente conmovido con la historia de Pichula Cuéllar, un niño miraflorino castrado por un perro allá por los años 50, que debió adaptarse a vivir en una sociedad conservadora al lado de sus amigos, todos ellos ávidos de emociones y nuevas experiencias? Pues, luego de algunos años, el director Miguel Pastor reestrena su versión del clásico literario de Mario Vargas Llosa en el Centro Español del Perú, logrando un montaje ágil y entretenido, y sobre todo, respetando en gran medida la riqueza del texto original.
Hace unos días abordé, en el comentario de una puesta en escena, el tema de la trascendencia en el teatro, de si era necesario o no el dejar una huella indeleble en el espectador luego de apreciar un montaje teatral. Y lo cierto es, que cada obra se concibe de diferentes maneras, aborda diversos temas y plantea objetivos variados, por lo que los niveles de trascendencia de un espectáculo teatral pueden variar. En el caso de “Los cachorros” (adaptación de Miguel Pastor y Carmela Izurieta), el público se hace cómplice de la historia de Cuéllar y sus amigos, y esto sabiendo de antemano en qué acabará la historia. Contando sólo con algunos cubos, una mesa, un par de sillas y un notable desempeño actoral, Pastor consigue un montaje limpio, entretenido y conmovedor, sin traicionar el espíritu del original.
Algunos detalles que afinar en la puesta en escena: la voz en off de los padres de Cuéllar podrían ser interpretadas “en vivo” por alguno de los actores fuera de escena, pues la pista grabada crea algunos segundos vacíos durante el diálogo en el ritmo del actor. Los cinco intérpretes protagónicos tienen seguridad y destreza en escena, pero no deben descuidar el hecho de romper los cuadros en neutro al unísono, para buscar así la precisión (sobre todo en el caso de Mañuco, quien parece adelantarse siempre). A destacar la actuación de Juan Carlos Pastor en el difícil papel de Cuéllar, muy creíble y vital desde su timidez y engreimiento inicial, hasta su posterior y descontrolado deterioro. Lo acompaña un sólido grupo de actores: Germán Loero, Diego López, Miguel Torres-Böhl y Luis Alberto Urrutia, quienes relatan y teatralizan la historia al público. Si bien es cierto se trata de una puesta en escena servida para el lucimiento de los caballeros, el grupo de actrices se convierte en algo más que un mero elemento decorativo. Todas destacan en los números musicales y definen bien sus diversos roles, especialmente Giselle Collao como Teresita. “Los cachorros” trasciende, cautiva, alegra y conmueve y, así como su versión literaria, resulta de revisión obligatoria.
Sergio Velarde
26 de septiembre de 2009
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