lunes, 19 de febrero de 2018

Crítica: EL LORO PEREYRA

Un loro valiente

La Asociación Cultural Peruano Británica presenta, por una breve temporada del mes de febrero, un montaje de títeres dirigido para niños. Desde la Argentina viene “El Loro Pereyra”, bajo la dirección de Andrés Bach y la casi la sola interpretación del actor y titiritero Diego Hernán Suárez. Se trata de una obra que centra su narración en la lucha de un niño por liberar a su mejor amigo, un loro amigable y enamoradizo.

La función empieza con puntualidad, pero existe una ruptura de la “cuarta pared” teatral todo el tiempo. En primer lugar, el actor entra en escena, no poniéndose en ella, sino interactuando con el público y especialmente con los niños; un “olvido” de su micrófono es el punto de partida para empezar una serie de juegos y diálogos interesantes para “romper el hielo” entre el público. La escenografía, en un inicio, es un misterio, hasta que Diego decide que es el momento de que empiece el montaje donde se muestra el escenario; este es pequeño y es una reproducción del ambiente bucólico de la geografía de la estepa argentina, como dice Diego en alusión a su pueblo en la provincia de Entre Ríos.

Los títeres son realistas, pero no la exageran; tanto los personajes del niño, la mamá, el lobo y el cazador son realistas. Por otro lado, es destacable como Diego llega a generar los diálogos entre los personajes de manera tan natural y marcar cambios en la voz de los personajes que, por momentos, el espectador puede llegar a pensar que atrás del escenario hay varios titiriteros. A mitad de la obra, hay un cambio de escenario, en el cual se pasa del ambiente de la estancia (campo) a un bosque donde es capturado Pereyra. Para esto, Diego lo hace manualmente y se ve sus brazos, entonces por un momento se “rompe” el hilo escénico. Además, otra temática es la musicalización, esta es principalmente por escenas donde destaca el Loro Pereyra con su canción” Soy El Loro Pereyra y vivo en el Litoral”. La musicalización de distintas escenas son sobre la música tipo Chamamé, cantos vernaculares típicos del norte de la Argentina. Por momentos, la acción dramática final es previsible: un final feliz con el Loro Pereyra libre y enamorado, que emociona al público.

“El Loro Pereyra” es una obra muy recomendable para toda la familia y a pesar de su breve estreno, es importante para desmitificar que los montajes de títeres solo son para niños, sino para un público mayor y con un mensaje escénico profundo.

Enrique Pacheco
19 de febrero de 2018

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