viernes, 27 de diciembre de 2019

Crítica: LA OBRA QUE NUNCA PENSAMOS HACER


La obra que habla de una realidad urgente

La  Asociación Cultural Manada presentó La obra que nunca pensamos hacer, escrita y dirigida por Leo Cubas Ruiz. Este montaje habla sobre la profesión teatral, el desempleo, enfermedades mentales y la amistad, temas tan vigentes y urgentes por hablar actualmente. Mariana ha terminado la carrera de actuación, por lo que tiene que enfrentarse a la realidad de qué hacer luego de egresar de la universidad. Junto a sus amigos Bryan y Lucía tratan de crear una gran obra de teatro, algo que cada vez resulta menos posible. La situación empeora cuando la madre de Mariana queda desempleada y las deudas obligan a la recién egresada a enfrentar responsabilidades que no tenía previstas económicamente; esto, a la vez, termina alejándola más de sus proyectos personales.

La convención utilizada para la caracterización de personajes fue una ropa neutra blanca usada por los tres actores. Esto permitió que utilicen algunos elementos de vestuario para poder distinguir entre personajes y momentos que iban ocurriendo en la obra. Aquella fue una solución acertada y clara para aportar a la narración de la historia. La escenografía era movible y versátil, pues se acomodaba y reinterpretaba de acuerdo con las situaciones. El uso de cajas y muebles blancos fue acertado para la disposición estética que tenían.

La propuesta de construcción de personajes, así como la solución para poder abordar todos los que aparecían en escena, estuvieron adecuadamente manejadas. En primer lugar, los actores solucionaban pequeñas apariciones de personajes en determinados momentos cortos, gracias al uso de un elemento de vestuario o a un cambio rotundo en la fisicalidad. La transición entre un personaje y otro fue marcada en cada ocasión de una manera clara y concisa, de modo que aportaba a la obra un ritmo sólido de continuidad durante la función.

La apropiación del espacio fue un trabajo práctico y desarrollado de manera eficiente, pues solucionaron la ubicación de los elementos escenográficos, la ubicación de los actores y su desplazamiento de manera fluida. Cada objeto ubicado en el escenario poseía lineamientos seguidos específicamente, de modo que permitió a la obra desarrollarse fluidamente frente al espectador. Cabe destacar en especial el trabajo de la dirección, pues es evidente que se preocupó por cada detalle de la construcción del montaje. Todos los componentes de esta puesta en escena resultaron en un producto claro y apreciable, tanto como pieza artística como una exposición de problemas tan vigentes en nuestro contexto.

Es bien sabido que ser un artista escénico en el Perú es aún una profesión llena de estigmas. No existe para los artistas posibilidades tan equitativas de conseguir trabajo; además, el consumo de teatro y productos culturales de ese rubro es muy limitado actualmente. Si bien eso está cambiando, es muy poco sabida la realidad de los jóvenes que deciden dedicarse a esta labor. La obra que nunca pensamos hacer no solamente habla de actores con dificultades de vivir de lo que hacen: hablan del desempleo juvenil general, pues es una realidad el hecho de que muchos jóvenes no pueden conseguir un trabajo justo. Esta obra ha podido causar resonancia en muchos temas que, como sociedad, necesitamos prestar atención para que empiecen a ser resueltos.

Stefany Olivos
27 de diciembre de 2019

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