viernes, 14 de abril de 2017

Crítica: LA EDAD DEL EXILIO

Frustraciones y crisis adolescentes

Escrita por el dramaturgo alemán Frank Wedekind, Despertar de primavera (Frühlings Erwachen, 1891) fue un drama que generó polémica en su momento, debido a una trama protagonizada por adolescentes envueltos en crisis existenciales, sexo y suicidio, dentro de una sociedad conservadora y castrante en el siglo XVIII. Esta “tragedia infantil” (catalogada así por su autor) inspiró también un popular musical en Broadway (Spring Awakening, 2006), espectáculo traducido y montado con regularidad en todo el mundo. Para su primer proyecto teatral,  la productora Gato Volador y su joven director Flavio Giribaldi se encargan de la reescritura del texto original de Wedekind ambientada en tiempos modernos para el estreno de La edad del exilio. Se trata de una decisión para nada descabellada, ya que nos encontramos, actualmente como sociedad, inmersos en una coyuntura de necesario cambio, en la que se enfrentan los valores tradicionales frente a los justos reclamos de reforma social.

Giribaldi, a quien vimos como Lorca en España 36: Bodas de sangre (2015), conduce sin mayores tropiezos la historia y bosqueja bien a sus ocho personajes principales, todos ellos jóvenes adolescentes en constante búsqueda y presas de sus pasiones y frustraciones, en el escenario del teatro Mocha Graña: el youtuber Max (Miguel Dávalos, a quien vimos en la notable Luz oscura), la ingenua Wendla (Daniela Trucíos, de Tiernísimo animal/La luz de la lluvia), el angustiado Mauricio (Eric Otero, de Los perros), la despreocupada Ilse (Paula Zuzunaga, de El alma buena de Zsechuán), el aplicado Otto (Daniel Menacho), la engreída Thea (Deborah Baquerizo), la rebelde Marta (Marjorie Roca) y el atrevido Hans (Alejandro Pérez).

Al igual que en Bare: Expuestos (2014), otra puesta de temática similar, ciertos personajes y sus respectivas historias dejan algunos cabos sueltos. Sin embargo, muchas escenas dentro del montaje resultan perturbadoras y contundentes, especialmente las de Dávalos y Trucíos. Los adultos dentro de la historia, como los padres y profesores de los muchachos, son interpretados limpiamente por Daniel Suárez y por una enérgica Lilian Schiappa-pietra. Las luces, escenografía y utilería utilizada en la puesta pueden afinarse a lo largo de la temporada. A pesar del abrupto final y de lucir algunos actores algo mayores para interpretar adolescentes, La edad del exilio sí que depara algunos buenos y sentidos cuadros de decepción y confusión en la pubertad, respetando así la fuente original de Wedekind y logrando un auspicioso debut del colectivo Gato volador.

Sergio Velarde
14 de abril de 2017

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