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martes, 29 de diciembre de 2020

Evento: PREMIACIÓN OFICIO CRÍTICO EN LÍNEA 2020-II


Lista de ganadores 

Se llevó a cabo la ceremonia de premiación virtual, celebrando el trabajo realizado por la comunidad teatral limeña, ahora dentro de la virtualidad.

GANADORES DE LA ENCUESTA


CATEGORÍA UNIPERSONALES

ACTOR: Yamil Sacín por NACIMIENTO

ACTRIZ: Daniela Zea por PENSADORA COMPULSIVA

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Sebastián Bellina Zagazeta por VIAJE A LA INTIMIDAD

ESPECTÁCULO: VIAJE A LA INTIMIDAD, una creación de Sebastián Bellina Zagazeta

 


CATEGORÍA COMEDIA

VIDEOLLAMADA: Norka Ramírez y Oscar Carrillo por CHRISTIAN BALE ES UN HUEVÓN

DÚO: Sergio Ota y Giancarlo Córdova por LAS AVENTURAS DE MI HERMANO CARLITOS Y YO

ACTOR: Elihu Leyva por CHAMI Y LA CIUDAD DORADA

ACTRIZ: Masha Chávarri por TRAMPOSO DE ALTO VUELO

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Henry Gurmendi por SORPRESAS

ESPECTÁCULO: LAS AVENTURAS DE MI HERMANO CARLITOS Y YO de Sergio Ota. Grabando Producciones

 


CATEGORÍA DRAMA

VIDEOLLAMADA: Wenddy Nishimazuruga y Gianfranco Cruzado por EL PROCESO

DÚO: Pedro Ibañez y Alberto Vidarte por LA PUERTA

ACTOR: Luis Alzamora por ENCERRADOS

ACTRIZ: Lady Galloso por SECUESTRO

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Jeffry Rasmussen por EL BAÚL DE LOS MALOS SUEÑOS, ENCERRADOS PARTE II  

ESPECTÁCULO: ENCERRADOS, idea original de Josema Ruiz Vía

 


CATEGORÍA LECTURAS DRAMATIZADAS

ACTOR: Paco Varela por EL ÚLTIMO BARCO

ACTRIZ: Andrea Luna por CUENTO ALREDEDOR DE UN CÍRCULO DE ESPUMA

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Ángela Mesa por EL VIAJE DE LA SANTA

ESPECTÁCULO: EL VIAJE DE LA SANTA de César de María. Elefanta de papel


PROYECTO ESPECIAL EN LÍNEA

BRUJA, producida por Los Asombrosos Sombreros, dirigida por Francisco Cabrera

 

GANADORES DE LA MENCIÓN DEL JURADO

 


CATEGORÍA UNIPERSONALES

ACTOR: Alfonso Dibós por MUERDE - Carlos Arata por CUERO NEGRO

ACTRIZ: Katerina D’Onofrio por AUSENTE - Lizet Chávez por ESTAR

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Nella Samoa Álvarez por EMPANADA PARISINA - Renato Piaggio por LA OBRA QUE TENGO QUE ESCRIBIR

ESPECTÁCULO: AUSENTE de Ernesto Barraza Eléspuru. Break Producciones

 


CATEGORÍA COMEDIA

VIDEOLLAMADA: Biviana Goto y Pold Gastello por DELICADA FLOR DE LOTO - Jely Reátegui y César García por SUBMARINOS

DÚO: Daniela Ayaipoma y Julio Vargas por VELADA PAYASA – NUESTRO DESTINO CON LOS DALIO

ACTOR: Feffo Neyra por NTN

ACTRIZ: Tania López por EL NUEVO MUNDO DE OZ

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Paloma Reyes de Sá por SUBMARINOS - Sergio Paris por DELICADA FLOR DE LOTO

ESPECTÁCULO: DELICADA FLOR DE LOTO, escrita y producida por Esmeralda Fern

 


CATEGORÍA DRAMA

VIDEOLLAMADA: Kathy Serrano y Jorge Armas por SE ACERCA - Valeria Escandón y Gonzalo Molina por LUNA NUEVA

DÚO: Luccía Mendez y Herberth Hurtado y por CASI LAS DOCE

ACTOR: Gian Paul Miranda por CAUTIVOS

ACTRIZ: Alejandra Saba por MI MUÑEQUITA –LA FARSA - Fiorella Luna por MI MUÑEQUITA –LA FARSA

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Carlos Posadas Moncada por CAUTIVOS

ESPECTÁCULO: MACBETH, YO NO ME VOY A MORIR de Jorge Eines. Tejido Abierto

 


CATEGORÍA LECTURAS DRAMATIZADAS

ACTOR: Carlos Victoria por BERNARDO Y VALENTÍN - Víctor Prada por BERNARDO Y VALENTÍN

ACTRIZ: Keyla Ramírez por ¿POR QUÉ COJEA CANDY? - Nidia Bermejo por ¿POR QUÉ COJEA CANDY?

TRABAJO DE DIRECCIÓN: Herbert Corimanya por PARALELOS SECANTES - Martín Velásquez Marvelat por ¿POR QUÉ COJEA CANDY?

ESPECTÁCULO: ¿POR QUÉ COJEA CANDY? de Alfredo Bushby. Butaca Arte & Comunicación

 

PROYECTO ESPECIAL EN LÍNEA

EROTIQUÉ - RELATOS AL OÍDO, con producción de TEATRA - Globos al viento, dirigido por Daniel Zárate.

 

HOMENAJES A LA TRAYECTORIA

Club de Teatro de Lima

Mariella Trejos

 

PREMIO DE DRAMATURGIA VIRTUAL

EMPANADA PARISINA de Álvaro Pajares

 

¡Felicitaciones a todos los nominados y ganadores!

Oficio Crítico les desea un feliz y próspero Año Nuevo.

Sergio Velarde

29 de diciembre de 2020

viernes, 25 de diciembre de 2020

Crítica: PALABRA DE HOMBRE


Boys don’t cry

“I tried to laugh about it

Cover it all up with lies

I tried to laugh about it

Hiding the tears in my eyes

'Cause boys don't cry

Boys don't cry.”

Boys don’t cry, The Cure


En el marco de su proyecto “El arte nos sostiene”, la agrupación Taripay Pacha llevó en octubre al escenario virtual Palabra de hombre, obra teatral escrita por Carlos Arata durante el período de cuarentena y que contó con el aporte conjunto de artistas nacionales e internacionales. La dirección estuvo a cargo de Diego López y las actuaciones a cargo del salvadoreño Sergio Cortez, el colombiano Daniel Díaza y los peruanos Sergio Arias y el mismo Arata.

A través de tres historias interpretadas en monólogos, Palabra de hombre traspasa las murallas emocionales del hombre -del varón- arquetípico para mostrarnos sin reservas el corazón del hombre real, ese que se permite exhibir la vastedad (y la fragilidad) de su mundo interno. Y qué mejor escenario para exhibir el corazón del hombre -aquí sí podemos englobar a toda la especie- que el del amor. O más bien, el de los amores, ya que cada historia de esta obra nos habla de uno distinto: el romántico, el fraternal y el filial.

La dramaturgia de Arata es bastante accesible. Cada historia es lo suficientemente clara como para permitir al espectador identificarse, en mayor o menor medida, con la situación que cada una plantea. Es interesante la inclusión de un bardo o juglar a manera de bisagra entre historias, así como al inicio y al final de la obra. La ejecución del mismo dramaturgo en ese rol fue pertinente y bien llevada durante el desarrollo de la obra. Su propuesta fue expansiva y recitada, lo cual es perfectamente entendible y acertado para un juglar. En cuanto al resto de actuaciones, los estilos de interpretación, distintos entre sí, no favorecen del todo al sentido de unidad que debería tener este montaje. Por el contrario, son un elemento distractor. El caso más evidente es el de Cortez: el vídeo de presentación de Vicente, su personaje, en la página de Facebook de Taripay Pacha, nos muestra un hombre meditando sobre una pelota de pilates, lo cual transmite una idea de reflexión sosegada. Sin embargo, su interpretación muestra tal nivel de exageración que, al rayar en la estridencia, nos distrae de la historia de amistad que este personaje está tratando de contarnos. El colmo es el uso de la pelota de pilates como un juguete en escena. El trabajo de Arias, aunque también con visos de exageración, en general es correcto en su ejecución. La historia de Sergh, el YouTuber que interpreta, llega al espectador de forma más prolija. Sin embargo, no vemos a Arias tan cómodo en su personaje. Hay una ligera tendencia a impostar el entusiasmo del YouTuber que no termina de convencernos. La interpretación más lograda y creíble fue la de Díaza, pues su personaje Camilo, un padre primerizo, está dotado de tal verdad y honestidad que resulta gratamente conmovedor. Dentro de lo complejo que debe haberle resultado a López dirigir este montaje, quizás sea la historia de Camilo la que refleja de mejor manera lo que quiso entregarnos en su propuesta.

Palabra de hombre es un interesante proyecto artístico de colaboración internacional que da relevancia a una realidad que quizás nos parezca evidente en algunos círculos (sobre todo artísticos), pero que es asumida como un signo de debilidad en otros más generales a nivel social. El sambenito de “los hombres aguantan, los hombres no lloran” no solo transmite una idea de falsa valentía - una cosa es tener coraje para sobreponerse al miedo o al dolor, y otra es negar su existencia- sino que merman aún más la ya precaria salud mental de algunas sociedades latinoamericanas. Por ello, la importancia de su mensaje merece un mayor nivel de verdad en su transmisión. Esto es vital para asegurar que el público de a pie, a quien esta obra está dirigida, logre identificarse a plenitud.

David Huamán

25 de diciembre de 2020

Crítica: UNA NAVIDAD REMOTA


Una celebración distinta

A puertas de recibir la Navidad, una divertida y a la vez conmovedora propuesta virtual estuvo en cartelera para recordarnos el verdadero significado de esta festividad. Se trata de Una navidad remota, escrita y dirigida por Marjorie Malca.

Con un inicio distinto, mostrando algunas fotografías de momentos personales de la directora acompañados de su relato acerca de lo que significa la Navidad para ella, nos introducimos a esta historia, que nos presenta el deseo de un grupo de hermanos por reunir a sus padres y a sus hijos en una celebración coordinada por medio de videollamadas y Zoom, debido a la pandemia que los mantiene alejados desde hace meses. No obstante, en el camino surgen imprevistos y noticias desalentadoras que terminan uniéndolos pese a la distancia.

Destacable la sensibilidad (sin perder los toques de humor) con que se abordaron temas complejos como el confinamiento, el contagio de la Covid-19, las revelaciones de otras enfermedades en el entorno familiar, etc. Respecto a las interpretaciones, funcionó el naturalismo y cotidianidad elegidas acorde a las situaciones planteadas. La composición de las escenas fue hecha en su mayoría por medio de videollamadas, las cuales no estuvieron libres de algunos problemas de conexión al momento de grabarse, siendo un factor que siempre puede mejorarse.

Una navidad remota fue una alentadora puesta virtual, que abordó con honestidad la coyuntura que vivimos actualmente, recordándonos lo importante que es la familia, sobre todo en tiempos difíciles, donde todo es incierto y el significado de la vida se traduce en el presente. Además, nos llama a la reflexión, promoviendo los encuentros virtuales y previniéndonos con el fin de tener unas fiestas seguras para nosotros y para quienes más queremos. ¡Feliz Navidad!

Maria Cristina Mory Cárdenas

25 de diciembre de 2020

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Crítica: CAMOTE, NO TE VAYAS


Las apariencias engañan

Siempre es de agradecer el factor sorpresa dentro de un espectáculo escénico. Es decir, cuando tenemos una idea preconcebida de algún montaje, muchas veces debido al afiche, título o sinopsis del espectáculo, pero encontramos una presentación completamente diferente a la esperada. Tal fue el caso de Camote, no te vayas, proyecto escrito y dirigido por Max Yovera, que justamente sorprendió por los derroteros que tomó la historia, una vez iniciada la función en línea.

La nota de prensa del proyecto virtual de Yovera nos anticipaba la historia de un can llamado Camote, que supuestamente escapaba de su dueño por la ventana, acercándose las fiestas de fin de año. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula cuando una vez iniciada la transmisión conocimos al protagonista de la historia, un joven llamado Jhon (Arnold Canelo), quien poco a poco va transformándose en un árbol, mientras que conversa a través de una videollamada con otro, interpretado por Ethel Requejo, una actriz que siempre brilla así su participación sea breve.

La idea que maneja Yovera es interesante y a la vez, insólita: los árboles representan aquí a la soledad y al olvido como consecuencia de la muerte. Comúnmente se les asocia a la fortaleza, a la resistencia o justamente, a la inmortalidad. Jhon imagina su metamorfosis antes de morir y enfrenta el olvido por sus seres queridos, mientras ramas y hojas aparecen en su cuerpo. El desempeño actoral de Canelo contribuye a generar empatía en su drama y hacer creíble la propuesta en general. Camote, no te vayas fue un curioso proyecto de Yovera, con la producción ejecutiva de Sebastián Solórzano, que se convirtió en una agradable sorpresa dentro de nuestra cartelera virtual.

Sergio Velarde

23 de diciembre de 2020

martes, 22 de diciembre de 2020

Crítica: PURA PANTALLA: REVUELTA Y ENCIERRO


La importancia actual de documentar los procesos creativos

A puertas de terminar este complicado año, continúan en auge los espectáculos virtuales; tal es el caso de la propuesta denominada Pura pantalla: Revuelta y encierro, acción escénica documentada, a cargo de las actrices Carlina Derks, desde Ecuador y Milagros Felipe Obando, desde Perú.

Mediante una transmisión vía Zoom, fuimos testigos del trabajo de investigación y exploración que las artistas realizaron a distancia, aprovechando los recursos audiovisuales y la virtualidad. Sin embargo, en medio del proceso creativo surgieron complicaciones: la propagación de la pandemia alrededor del mundo, siendo un punto de quiebre para replantear la propuesta e incluir de manera coherente fragmentos de esta inesperada coyuntura.

Bajo la tutela de Miguel Rubio (Perú) y de José Luis Macas (Ecuador), las actrices nos revelan los detalles del trabajo interno y los retos que enfrentaron al construir no solo a sus personajes, como la ‘Camarada Chala’ y la ‘Camarada Placenta, en una de las escenas, sino también en momentos de su vida personal, donde tuvieron que lidiar con el encierro, la incertidumbre, el miedo al contagio, entre otros obstáculos, los cuales fueron documentados a través de imágenes potentes, bien complementadas con los efectos visuales y el trabajo físico. Por otro lado, la música y el uso del vestuario junto a la máscara enriquecieron las distintas escenas.               

Desde su perspectiva como creadoras y mujeres peruanas, las actrices intercambian experiencias, dialogan y comparten con el público los cuestionamientos que pueden surgir a partir de las diversas costumbres, la propia identidad o los conflictos sociales. Entonces, se sumó al proceso de creación el tema de las protestas que han sacudido ambos países en los últimos meses, surgiendo nuevas interrogantes y coincidencias en ambas naciones. Con un final abierto, celebrando la vida (Derks transitó esta creación estando embarazada) y dejándonos pensar que podría haber una continuación o segunda parte, culmina una conmovedora experiencia que registró parte de una etapa muy dura que nos ha tocado vivir, a través de las notables interpretaciones de estas artistas.

Pura pantalla: Revuelta y encierro fue ganadora de los fondos Iberescena en Ayudas a la co-producción de espectáculos de artes escénicas 2019. Sin duda, un interesante y pertinente trabajo de investigación que entrelaza la vida cotidiana, la realidad actual y la ficción,  dando como resultado un registro y aporte necesario para las artes escénicas que corren por estos tiempos.

Maria Cristina Mory Cárdenas

22 de diciembre de 2020

lunes, 21 de diciembre de 2020

Crítica: EL NUEVO MUNDO DE OZ


Siempre se encuentra el camino

La crisis sanitaria truncó muchos proyectos escénicos presenciales en este año. Sin embargo, algunos colectivos lograron adaptarse hábilmente a la virtualidad para llegar así a los espectadores y no detener su labor artística. Uno de estos casos fue El nuevo mundo de Oz, adaptación de Juan José Oviedo, cuyo referente más cercano sea la entrañable película El Mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939) con Judy Garland. Este proyecto familiar, a cargo de la Asociación de Artistas Aficionados con la dirección de Omar Del Águila, no cuenta de nuevo la conocida historia, sino que nos presenta a una niña llamada Luciana, quien viaja a través de sus sueños a este maravilloso lugar para encontrarse con los personajes que ya todos conocemos y que debe encontrar el camino a casa.

Acaso sea esa la mayor virtud del espectáculo: el ser una lúdica aproximación a la fantástica trama llena de brujas, magos, leones y espantapájaros, les permite a Oviedo y Del Águila crear una propuesta propia. Tal como lo anuncia su título, se trata de una nueva versión del conocido cuento visto ahora a través de esta simpática niña, quien aprenderá valiosas lecciones en las múltiples aventuras que vivirá. La tecnología le permite al montaje presentar una colorida y estilizada propuesta, no carente de mínimas imperfecciones de audio y video producidas por la terrible conectividad que afecta a todos los proyectos actuales en vivo, pero bien resultas por el elenco.

A destacar el entrañable trabajo de Tania López como Luciana, quien le aporta ternura y energía a su personaje, muy bien secundada por la siempre efectiva Ximena Arroyo, el mismo Oviedo y Jorge Luis Palma, interpretando el resto de papeles. Todas las secuencias y mensajes están trabajados con mucho cuidado, por ejemplo, cuando Luciana debe decidir entre mentir o no acerca de su identidad para encontrar el camino a casa. La pandemia puede haber detenido o pospuesto demasiados proyectos escénicos, pero da gusto que emprendimientos como este hayan encontrado también el camino para su estreno, en este caso, en línea. El nuevo mundo de Oz no solo se convierte en un entretenido y valioso proyecto virtual para los más pequeños, sino que demuestra que nuestra comunidad teatral no se detiene y sigue apostando por continuar su labor creativa.

Sergio Velarde

21 de diciembre de 2020

viernes, 18 de diciembre de 2020

Crítica: LA SEPARACIÓN


Electrizante discusión virtual

Los conflictos de pareja son situaciones muy tristes y difíciles, tanto de sobrellevar como de observar; pero a la vez, se convierten en una necesaria oportunidad para entender el complejo comportamiento humano. Son fuente inagotable además, para componer algunas notables obras artísticas: en el cine, por ejemplo, disfrutamos desde la clásica Kramer contra Kramer (Kramer vs. Kramer, 1979) hasta la reciente Historia de un matrimonio (Marriage Story, 2019). En el apartado virtual sorprendió hace unos meses Luna nueva (2020), a la que se le debería sumar la reciente La separación, auspicioso debut en dramaturgia y dirección de la actriz Andrea Montenegro, quien demuestra una gran sensibilidad para abordar un tema tan trillado como este.

Una pareja separada con un hijo en común mantiene una larga discusión a través de una videollamada, de la que somos entrometidos testigos vía YouTube Live. Y desde ya anticipamos la gravedad del asunto cuando se menciona el tema económico. Cada uno defendiendo su postura y su verdad, mientras que los dardos van y vienen de los dos lados, entrampados emocionalmente ambos en callejones sin salida. Montenegro mantiene en todo momento el control de su proyecto escénico, presentando al inicio felices imágenes pregrabadas de la pareja en su comienzo, y también escapando del facilismo, matizando el altercado con un variado y conmovedor abanico de emociones que extrae de sus actores.

Para que un proyecto escénico de este calibre funcione a la perfección es necesario el compromiso absoluto de dos consumados actores que consigan removernos el interior a los espectadores, y el suyo propio además. En ese sentido, Fiorella Díaz y Luis Alberto Urrutia convencen y conmueven en su electrizante disputa en línea con nervio y energía, muy bien guiados por una sorprendente Montenegro, de quien esperamos con mucha expectativa sus futuras propuestas. La separación bien se merece una reposición para explorar las profundas y contradictorias emociones humanas.

Sergio Velarde

18 de diciembre de 2020

Crítica: JUSTICIA LÍQUIDA


Las puertas del deseo

“Uno no sabe en qué momento ni por qué, si por obra del azar o por designios del destino, el deseo despierta y abre puertas que tal vez nunca más se puedan cerrar, puertas hasta entonces ignoradas, misteriosamente tapiadas, por el olvido, el miedo, o ambos.” Romina, de Fortunata Barrios.

En Vivo Producciones 20 20 es una agrupación que, como muchas otras en nuestro medio, ha surgido a raíz de la crisis sanitaria y posterior confinamiento, buscando alternativas de difusión escénica a través de la virtualidad. Liderada por Jefferson Cornejo y Andrea Vanesa, esta agrupación no escatimó en entusiasmo o en riesgos al llevar a la pantalla Justicia Líquida, su primer montaje. Este texto, de autoría de Desly Angulo, ya ha tenido una versión auditiva bajo el título de Justicias Líquidas en el ciclo de relatos eróticos denominado Erotiqué (puede leer la crítica aquí). La versión que nos compete en estas líneas estuvo a cargo de Cornejo y Vanesa en la producción y dirección, de Michi Vallejos en la dirección de movimiento (o simulaciones) y de Ilda Polo y Christian Mora en la actuación.

La historia de Angulo es particular: Ulises, un escritor, llega a la casa de un amigo en busca de tranquilidad para escribir, y sin esperarlo encuentra a Sofía, una mujer cautivadora (hermana del amigo) que no solo lo atrae poderosamente, sino que desatará a los personajes que Ulises ha creado, llevándolos hasta límites no tan insospechados. Así, no sólo asistimos a la historia del encuentro de Ulises y Sofía, sino también a la de los personajes de Ulises, liberados de las riendas de su autor, a través de lo que la sinopsis de la obra denomina como “seis simulaciones y una explosión final”.

Así, ambas historias se confunden por momentos, y la realidad con la ficción se funden en un abrasador juego erótico. Este texto está lleno de imágenes tan poéticas como encendidas, y despliega el erotismo de su historia con sutileza y buen gusto. Enhorabuena por Desly Angulo.

Como se dijo en un inicio, este montaje no ha escatimado en riesgos. Ello queda claro en dos factores fundamentales para entender su mérito: el trabajo audiovisual y el trabajo corporal de los actores. Este montaje cuenta con cinco cámaras en vivo con cambios de iluminación, que permiten al espectador distinguir claramente cada momento de la obra, brindando perspectivas distintas a cada uno. El mérito es doble, teniendo en cuenta que son los mismos actores quienes deben encargarse también de manejar las cámaras en cada cambio de escena. En cuanto al trabajo corporal, quizás sea esta componente la de mayor calidad en todo el montaje. El trabajo de Michi Vallejos, en la dirección de las llamadas simulaciones, es tan notable como el de Ilda Polo y Christian Mora en su ejecución. La dramaturgia poética de Angulo discurre en una voz en off, mientras vemos a Polo y a Mora ejecutar múltiples coreografías de regular complejidad. Así, la historia transcurre en sus cuerpos. Es una experiencia de particular disfrute, que por momentos nos hace olvidar lo insípido que puede resultar el escenario virtual.

Quizás el punto bajo de este montaje sea la componente actoral. El trabajo de Polo y Mora parece estar basado en estereotipos: el escritor exhibe una timidez obvia, casi en código de farsa. Lo mismo sucede con la mujer sensual de Polo, que no parece saber que hay mil y un formas de seducir. Si ya resulta más que “conveniente” que en medio de la sala del amigo de Ulises haya un tubo de pole dance en donde Sofía (vestida con lencería roja) está ensayando una rutina de baile, el juego de la bata que se abre, se cierra y se cae, así como las poses sugerentes y el tono de voz cadencioso no son especialmente novedosos. Así, la escena inicial es un cliché del binomio erótico del tipo tímido avasallado por la femme fatale. Nos llama la atención que los directores de este montaje hayan planteado esta relación en esos términos. Ambos personajes parecen adquirir algo de realidad en la última escena, cuando ambos ya están relajados y las barreras han caído. Por fin parecen personas normales (y felices) que se conducen con naturalidad.

En suma, los múltiples méritos de esta versión de Justicia Líquida son evidentes y destacables, y no sufren merma por las falencias descritas líneas arriba. Esperamos, pues, que En Vivo Producciones 20 20, o sus promotores, nos ofrezcan más montajes como este el próximo año. Creemos firmemente que su trabajo dedicado ha abierto puertas que ya no deben cerrarse y que, por el contrario, deben ser una invitación al espectador ávido de más productos de calidad como este.

David Huamán

18 de diciembre de 2020

Crítica: 3 HISTORIAS DE NAVIDAD


Al rescate del espíritu navideño

Nada más cierto que estas fiestas de fin de año serán radicalmente diferentes a las pasadas. La crisis sanitaria podrá haber golpeado duramente a nuestra comunidad teatral; sin embargo, la tenacidad y la perseverancia de nuestros artistas no ha dejado que el espíritu navideño se vea perjudicado por este inquietante contexto, pues la cartelera virtual se encuentra animada con numerosas apuestas que tienen a la Navidad como temática central. Una de ellas es 3 Historias de Navidad, a cargo de Butaca C Producciones, que rescata el valor de esta celebración en un trío de episodios, repletos de buenas intenciones y finales felices en situaciones contemporáneas, que bien valen la pena disfrutar vía Joinnus Live mientras esperamos que este 2020 concluya de una vez.

Escritas con sencillez e ingenio por Ivana Pedreschi, los directores José Luis Mandujano, Carlos Rudas y Flavia Puglianini consiguen honestidad y fluidez en cada uno de sus respectivas propuestas, todas convencionales pero interesantes de seguir: en Una videollamada con Papá… Noel, un ya incrédulo jovencito de doce años inicia una conexión virtual con un Papa Noel bastante particular; en Distanciados, una joven pareja intenta mantener su relación a distancia y el esperado viaje de uno de ellos podría traer complicaciones; y en Orgullo Toribiano, dos exalumnos del conocido centro educativo resuelven crisis sentimentales entonando sus conocidas canciones emblemáticas.

Ejecutada cada secuencia sin tacha, las actuaciones del elenco conformado por Claudio Calmet, Micky Moreno, Enrique Nieto, Diego Romero, Urías Santillán y Natali Zegarra son honestas y creíbles. La puesta en general incluye llamativos villancicos, animaciones y videos pregrabados que sirven de nexo para los tres episodios. Estas fiestas no volverán a ser las mismas, indudablemente, pero resulta encomiable que amables propuestas escénicas, como la de 3 Historias de Navidad, se conviertan en una sana alternativa hoy en día para no perder jamás las esperanzas que nuevos tiempos vendrán y que a pesar de las dificultades, nuestra fortaleza como seres humanos es inquebrantable, para conseguir siempre un final feliz.

Sergio Velarde

18 de diciembre de 2020 

Crítica: OFELIA NO ESTABA LOCA


Virtuosa aproximación contemporánea

Uno de los personajes femeninos más relevantes en el universo del maestro Shakespeare es sin duda, Ofelia. Trágica como ella sola, como lo es ciertamente la pieza en donde aparece, su vida se encuentra marcada por la desgracia al comprometerse con el príncipe Hamlet. La muerte de su padre a manos del príncipe es el inicio de un viaje hacia la locura y a su terrible final, en medio de las flores y cánticos en su última aparición. Una libre adaptación virtual basada en este personaje fue presentada por el colectivo Las Crías, titulada Ofelia no estaba loca, consiguiendo una sentida y estilizada puesta en escena, a pesar de las limitaciones producidas por la crisis sanitaria, gracias principalmente a la sensible dirección de Carla Valdivia y a la excelente actuación de Alejandra Campos.

Uno de los grandes aciertos de la propuesta es el de trasladar la historia de Ofelia a un contexto completamente diferente: uno urbano contemporáneo, en el que la muchacha, ahora convertida en una vendedora de flores, vivirá en una sociedad injusta y opresora. Las continuas referencias al material original no hacen sino reafirmar su total pertinencia en la actualidad. Así como lo hiciera en Nacimiento (2020), Valdivia acierta en la creación de diversas atmósferas en el íntimo espacio en el que se mueve Campos. Una apropiada utilización de recursos lumínicos y audiovisuales le permite a la actriz potenciar su trabajo actoral.

Justamente, Campos se vale de su registro histriónico no solo para interpretar a una moderna Ofelia, sino también a otros personajes, como a su hermano Laertes o su padre Polonio, con absoluta precisión y convicción. Los gestos, miradas y versatilidad corporal de la intérprete suman a la propuesta de Valdivia, una que puede generar imágenes y sensaciones en aquel oscuro pasadizo. Ofelia no estaba loca se distingue como una de las más sensibles y coherentes aproximaciones contemporáneas a la producción dramática del Bardo Inglés, confirmando que las cuidadas exploraciones a los clásicos los vuelven imperecederos e inagotables.

Sergio Velarde

18 de diciembre de 2020

jueves, 17 de diciembre de 2020

Crítica: UN MAL CUARTETO


Un cuarteto de confesiones

Mariangi Laupoble, María Milena Calero, Camila Málaga y Xiomara Minchan interpretan a un grupo de amigas dispuesto a confesar situaciones y episodios personales muy complejos. El espectáculo vía Zoom fue extraño desde un inicio, pues nosotros, como público, también éramos parte del montaje. Por un momento pensé que Un mal cuarteto es una obra colectiva producto de una taller montaje, pero no. Los organizadores permitían que el público pueda estar en escenario-pantalla del Zoom. Sin embargo, se debe detallar que nadie interrumpió a estas actrices en formación.

Quiero resaltar esto último como una crítica constructiva: las actrices se ven claramente que están dentro de un largo proceso de formación y creación de personajes complejos. Ninguna de ellas se puede decir que interpretó un papel sobrecogedor o con una gran energía puesta en su presencia actoral. A pesar de este detalle, el montaje fue, dramáticamente hablando, una sorpresa. Al inicio, parecía ser una simple reunión de amigas de colegio después de muchos años, con un lenguaje juvenil y muchas veces gracioso, pero nada destacable desde un punto de vista escénico. Sin embargo, es hacia el final del montaje cuando las revelaciones personales de los personajes dejan de ser simples anécdotas de cualquier joven de esa edad (especialmente relacionadas con el sexo) a girar totalmente la historia, luego de una revelación brutal. Es en ese momento cuando se debe felicitar al trabajo de Sebastián Bellina Zagazeta como dramaturgo, pues consiguió un giro efectivo, pero al mismo tiempo, muy humano, ya que desde ahí y hasta el final, el montaje cambia de ritmo y las intenciones son más claras y menos superfluas.

Por otro lado, no hay muchos comentarios por otros aspectos estéticos asociados a la producción, pues las vestimentas eran casuales y la iluminación claramente fue con la luz de cada habitación, con una música no original. Creo que un montaje como Un mal cuarteto se presta para ser algo mucho más complejo. Yo, como humilde recomendación, propondría que se ahonde en las complejidades psicológicas de los personajes. La historia se presta para una segunda versión, pues la puesta es sucinta e interesante. Felicitaciones.

Enrique Pacheco

17 de diciembre de 2020

Crítica: ENTREVISTA PARA SER UN FANTASMA


Un fantasma paternal

La última vez que vi un espectáculo de este nivel fue con El Proceso de Daniel Goya. En esta oportunidad, retratando una entrevista con ironía. Creo que la palabra más sucinta para describir el montaje es precisamente esa, ironía. También destacar la gran capacidad de desenvolvimiento escénico que demostraron Santiago Giraldo (también el dramaturgo) y Rodrigo Masías.

El montaje fue relativamente breve, pero atractivo desde el primer momento, pues el inicio es demasiado bizarro: una entrevista con un fantasma y no solo eso, sino que se trataba de un concurso, al estilo licitación pública, para conseguir ser un fantasma. Una serie de situaciones irónicas, pero estéticamente simpáticas, acompaña la aventura de este aspirante a fantasma para alcanzar el puesto. De las actuaciones, destaca el trabajo de Giraldo, por la organicidad alcanzada. Siempre es un privilegio ver un montaje de los chicos del Club de Teatro de Lima, que a pesar del contexto actual siguen haciendo teatro. Hacia el final, el montaje cobra un sentido muy paternal, con un mensaje muy emocionante relacionado con la familia. Creo que la propuesta tranquilamente podría estar en las clasificaciones de obras para la familia, si se le editaran algunas escenas.

Por otro lado, el vestuario de los actores fue interesante, se notó trabajo para estar a la altura del contexto. Aunque acaso algo de música original habría hecho de esta Entrevista para ser un fantasma algo más atractivo. De la producción, lo mejor del montaje fue definitivamente la conmovedora escena final, realmente brillante. El montaje deja una sensación de saber más de la historia y eso basta para decir que alcanza a emocionar mucho y con originalidad. Fue relativamente breve, pero igual, felicitaciones a los actores y a todo el equipo.

Enrique Pacheco

17 de diciembre de 2020

viernes, 11 de diciembre de 2020

Crítica: TRES PODERES INCREÍBLES


La reproducción en las artes; ¡no una, sino tres!

La pérdida del contendido en las artes es el virus de las actuales propuestas virtuales.

La X Productora, que empezó a funcionar desde septiembre del presente año, propuso el proyecto Tres x Uno durante la pandemia, con la finalidad de continuar desarrollando pequeños proyectos desde la virtualidad. La modalidad de esta productora es trabajar con tres microproyectos virtuales por “función”. Siendo esta su temporada número 11, titulada Tres poderes increíbles, la cual estuvo disponible por tres únicas fechas: viernes 4, sábado 5 y domingo 6 de diciembre a las 9 p. m.

Es un proyecto conformado por tres pequeños propuestas virtuales, que tienen en común situaciones poco ordinarias que inician con una llamada. La primera propuesta es titulada Improbable (con Laura Reyes y Paco Varela), donde un ser de otro planeta se pone en contacto con una mujer que trabaja en un centro espacial, a la cual se le harán revelaciones de su pasado. El segundo proyecto es Impensable (con Camila Mac Lennan y Gustavo Mayer), en el que durante una reveladora llamada virtual, dos amigos de infancia, Adríano y Theresa en los finales sus cuarentas, se revelarán grandes secretos guardados que cambiarían sus vidas. Y por último, la tercera propuesta se titula Increíble (con Gabriel Gil y Caroll Chiara), en donde un joven llama a una vidente para contactar con el padre muerto y develar dónde escondió la herencia, pero lo menos usual podría llegar a pasar.

La primera reflexión a la que llego al terminar de ver las propuestas, más allá de cuestiones formales, es que todo este tiempo de investigaciones virtuales nos hemos concentrado en pensar y discutir  la forma y sus confrontamientos estéticos por intentar calzar lo virtual en los moldes de convenciones teatrales. Sin embargo, más allá de la forma, nos estamos olvidando del contenido. Y es sin duda, uno de los puntos más débiles. Por la naturaleza  corta de las propuestas virtuales, sus contenidos carecen de profundidad. Los temas abordados muchas veces son excusas para una exploración formal (la estética) y en algunos otros casos, ni ello. Ahora me pregunto, ¿hoy no hay mucho que decir?; ¿qué tipo de temas nos presentan y se repiten en las propuestas virtuales? Según mi experiencia, los temas que más se han repetido han sido “dramas familiares y cotidianos”, “los conflictos de vínculos, familiares, de amigos”, etc. Y repetidas veces con  la justificación de las llamadas virtuales, de las que somos testigos.

Sobre el problema del contenido, existen dos puntos en contra: 1) la duración y 2) las reducidas convenciones que han ido estableciéndose para la virtualidad. Como he podido observar, en gran parte de las propuestas virtuales a las que he asistido, se han centrado en la expresividad del rostro (desde una cámara frontal) en su intento de alejarse y diferenciarse de lo audiovisual. Muchos de los creadores no se han permitido mayores juegos o apoyos de diferentes planos, que podrían permitirse incluir otras clases de teatralidades. Por ejemplo, el uso de la expresividad corporal y con la falta de cuerpo, también se ha perdido la acción. Me refiero a que por prejuzgar ciertas herramientas audiovisuales, se limita la exploración y por lo tanto, también las posibilidades de utilizar otras herramientas que sostengan un espectáculo de mayor duración. La naturaleza corta de las propuestas influye directamente en el contenido y la profundidad de los discursos.

Antes de empezar un breve análisis de los proyectos, me parece importante dejar las siguientes preguntas: ¿se pretende que este producto virtual sea arte? Y en tal caso, ¿no es en el arte importante la actualidad de la propuesta y el contenido de las formas? En otras palabras, creo necesario pensar en forma y contenido juntos.



Centrándonos en nuestros tres proyectos en cuestión, el uso de “fondos virtuales” (de la plataforma Zoom) como elección para la estética del primero y tercer proyecto  me hizo pensar paralelamente en una evolución escenográfica de nuestra teatralidad. Observar “los fondos virtuales” como un recurso “escenográfico” me hace reflexionar en una posible secuencia evolutiva de la escenografía. En el teatro, hemos pasado de los telones pintados a las escenografías armadas; y más recientemente, del uso del ecran al fondo virtual. Como herramienta resultó vistoso, dinámico y le aporta ligereza a la estética. Sin embargo, es claro que no siempre podría funcionar, dependerá mucho, según mi criterio, de la estética de la propuesta y del contenido (pienso que sería más fácil de acoplarse a trabajos lúdicos o cómicos). La inclusión de estos fondos es coherente tanto en el primer y tercer proyecto, puesto que las situaciones planteadas buscaban estar más alejadas a la posibilidad de lo improbable. Como vemos, en el primer caso, “una central espacial” y en el caso del tercer proyecto, “la sala de la pitonisa”, que en sintonía a los hechos extraordinarios que se nos narró, logran un efecto de extrañamiento que funciona para ambos casos.

Debo señalar que las tres propuestas resultaron ligeras de asimilar, con intenciones de dejar abiertas situaciones críticas o incomodas socialmente, sin mayor profundidad. Como por ejemplo, se habla ligeramente de las marchas, los jóvenes de hoy, las relaciones familiares, la moral del ser humano, etc. Pero sigo pensando que los temas podrían haber pasado desapercibidos dado a la corta duración de cada proyecto, como antes mencioné. Sin embargo, debo decir que las actuaciones en general sacaron adelante la propuesta de la mejor manera. Sobre la segunda propuesta, a mi parecer, fue de las tres la que más llegó a conmover, dado que la situación es mucho más probable de darse e implicaba relaciones afectivas. A esto se les suma las  resaltantes actuaciones de Mac Lennan y Mayer.

Sobre la experiencia en general, me atreveré a dar una recomendación: creo importante que la explicación introductoria sobre el uso correcto de la plataforma, debería ser concreta y dinámica. Me refiero a cómo colocar correctamente la pantalla, bloquear los micrófonos, etc. Pudieron hacerse más cortas y precisas, al colocar un pequeño video explicativo de dónde presionar para cada instrucción, como en otras ocasiones he visto lo hacen. En lugar de hacernos esperar unos 20 minutos donde dos amables personas del equipo nos repitieron continuamente entre bromas estos pasos. Recortar este proceso me parece lo más eficiente, para lograr una mejor “experiencia”.  

Sobre la productora, pienso que tomó una audaz decisión que ante la necesidad de extender la duración de los proyectos “virtuales”, brinda una propuesta dinámica y eficaz al ofrecer tres micro-obras en lugar de una. Quedan invitados a no perderse los siguientes proyectos que vendrán, les aseguro que pasarán una bonita velada, dinámica, diversa y ligera.

Como reflexión final, me interesa volver al cuestionamiento inicial acerca del fondo y la forma. Creo que a estas alturas del año, debemos tener en cuenta que lo teatral pierde muchas de sus variadas formas de expresividad al intentar mantener la pureza “vívida del hecho teatral” dentro un “evento virtual”. Este intento y los pocos recursos hacen menos sostenible plantear una propuesta de mayor duración, lo que afecta directamente en el contenido y profundidad del desarrollo, quedándose en lo anecdótico. Hoy por hoy, me parece claro afirmar que este tipo de propuestas virtuales no son teatro y nunca lo serán, por su carácter virtual. Ya sin la carga de intentar ser algo que no será, ¿no deberíamos aventurarnos a explotar otros recursos y formas de teatralidades? Como el teatro físico, el circo, la danza, los títeres, etc.; elementos que por su naturaleza piden otros planos de visión que no nos limitan a la palabra y que recuperan la acción que se está dejando olvidada. Pienso que alejarnos en mayor o menor medida del teatro, por ahora, no debería importarnos tanto como la calidad de forma y contenido que se entrega en cada performance audiovisual. Estamos aún en un primer momento, donde la exploración de rescatar teatralidad en una pantalla, debería darse con mayores libertades, para posteriormente lograr observar este fenómeno y conceptualizarlo, con sus características y limitaciones, separándolo así de sus referentes (el cine, la televisión, las plataformas virtuales, etc.)  Queda bastante por explorar y explotar. Y nuevas preguntas vendrán con la reciente apertura de los teatros, que veremos reabrirse los siguientes meses. Va a ser interesante observar cómo estas dos experiencias conviven o compiten siempre bajo la elección del público. Lo único que me queda decir es que estoy feliz de ver el fenómeno teatral y artístico reaccionando a los cambios sociales, más claro que nunca.

Kiara Castro Béjar

11 de diciembre de 2020

jueves, 10 de diciembre de 2020

Crítica: NOCHE DE MUJERES


Adversos universos femeninos

La lucha por la defensa de los derechos de la mujer y por la igualdad de condiciones entre personas de sexos diferentes es una tarea que nos compromete a todos como comunidad. Uno de los colectivos escénicos comprometidos con esta ardua empresa, especialmente en una sociedad tan machista como la nuestra, es Las Luchas Producciones, una agrupación independiente que viene presentando desde hace unos años, interesantes proyectos con dicha temática. La cruda realidad que viven día a día demasiadas mujeres en nuestro país y en el mundo fue expuesta en la interesante Monólogos de mujeres, tanto en modalidad presencial como en virtual. Continuando en esta línea creativa, llega el estreno de Noche de mujeres, un excelente díptico femenino escrito por Gina Guerrero Pflücker, dedicado a explorar dos problemáticas de mucha actualidad: el acoso callejero y la aceptación en sociedad de parejas lesbianas.

La directora Norma Berrade es la encargada de la primera parte, el monólogo No me toquen, y asume un riesgo enorme junto a su actriz: con la cámara estática al frente y arropada desde su cama, una muchacha llamada Bárbara se dirige al público para compartir inquietantes recuerdos de abuso, los cuales no alcanzan aún la justicia requerida. La historia convence y conmueve, pues los hechos descritos son demasiado reconocibles en nuestra sociedad actual. El trabajo de la joven intérprete Paola Neyra es sobresaliente, ya que logra mantener el interés en su relato en toda su duración, demostrando además sus valiosas cualidades musicales.

Por otro lado, en la segunda parte de la puesta, Alexandra Barandiarán y Lía Camilo hacen creíble una incómoda llamada de reconciliación entre una pareja en franca crisis en ¿Y qué le vamos a decir? Ximena Aguilar Florindo dirige con mucho tino y sensibilidad a sus dos carismáticas y competentes actrices, quienes a través de sus palabras y miradas, abren sus corazones para señalar los enormes obstáculos que deben atravesar las parejas LGTBIQ+, por parte de sus propias familias y de la misma sociedad, como la aceptación de la orientación sexual y el derecho a la maternidad. Las Luchas Producciones aporta desde su tribuna una valiosa contribución artística para visibilizar problemáticas adversas al género femenino y también, sensibilizar a los espectadores para construir una sociedad cada vez más tolerante y equitativa. Noche de mujeres no solo es un excelente proyecto escénico virtual, sino que asume con valentía una lucha necesaria para que todos los seres humanos sin distinción tengan el mismo derecho a la felicidad.

Sergio Velarde

10 de diciembre de 2020

Crítica: EL PRIMER CASO PARANORMAL DEL DOCTOR FATRA Y LA BRUJA IQUEÑA


Incursión paranormal

Dentro de la enorme cantidad de proyectos virtuales estrenados en épocas de pandemia, entre comedias románticas y desopilantes, sentidos y contundentes dramas o coloridas presentaciones familiares, destacan las propuestas del género de terror o suspenso. Imposible determinar cuál de todos es el tipo de proyecto más difícil de llevar a una plataforma virtual, ya que cada uno tiene evidentemente sus propias cualidades y dificultades. Pero el propósito de provocar miedo en el espectador virtual sea acaso uno de los que conlleve un mayor riesgo. Los estrenos estuvieron a la orden del día: unos, de terror puro y duro, como el cortometraje Bye bye de Jorge Bardales, la puesta de Nigeru de Federico Abrill a cargo de la Asociación Cultural Kapchiy o la trilogía de Cuentos para apreciar la muerte de Jorge Pecho; y otros, que coquetearon con la comedia, como Anti Cristobal de Jano Baca. Pues bien, viene presentándose actualmente, gracias a Camerino 4 Producciones, la pieza en línea El primer caso paranormal del doctor Fatra y la Bruja Iqueña, escrita por Giuseppe Albatrino y que consigue en muchos momentos, el justo equilibrio entre horror y comedia, en una arriesgada puesta que vale la pena disfrutar.

Dirigida por el muy competente actor Martín Martínez (quien interpreta al doctor del título) y Diego Esquives, la propuesta de Albatrino, que puede verse en la plataforma de Joinnus Live, se mueve dentro del estilo de las investigaciones paranormales en tiempo real, a través de un programa cultural de entrevistas en vivo, conducido por la es-cultural Alonsa (Ana Olórtegui). La transmisión juega entonces entre dos espacios: el estudio-hogar de la entrevistadora y la residencia encantada en donde habita el espíritu de la bruja. Es en este enlace en el que la propuesta enfrenta su mayor reto: no caer en el ridículo de la improbable situación, saturando de gags la acción. En ese sentido, es de agradecer que el humor aparezca de manera muy medida, con los divertidos tweets que envían los espectadores, la sapiencia de Alonsa y la solemnidad de Fatra para entrar de lleno en el mundo de lo sobrenatural.

Para crear la atmósfera necesaria para cualquier comedia es imprescindible que los personajes no solo fueran creíbles, sino que los intérpretes tomaran el asunto con total seriedad. Olórtegui y sobre todo Martínez no desentonan en ese sentido. Conforme avanza la acción, la propuesta va abandonando su estilo sarcástico para dar pie a las apariciones cada vez más inquietantes de la bruja. Si bien los efectos utilizados para alertar sobre la presencia sobrenatural bien podrían perfeccionarse, estos son lo suficientemente solventes como para generar el suspenso. El primer caso paranormal del doctor Fatra y la Bruja Iqueña se inscribe entre las mejores apuestas virtuales del género, dentro de la continua y necesaria experimentación de proyectos durante la pandemia.

Sergio Velarde

10 de diciembre de 2020

martes, 8 de diciembre de 2020

Crítica: ANTES/DESPUÉS


Tribulaciones en el hotel

De Roland Schimmelpfennig ya habíamos visto la formidable El Dragón de Oro (2011), a cargo del grupo Ópalo, en la que asistíamos a una representación de las variopintas vidas de quince personajes alrededor de un restaurante de comida oriental, todos interpretados por cinco actores. Actualmente, en tiempos de pandemia, viene presentándose en la plataforma de Facebook Live de la cuenta oficial de Escuela Nacional Superior de Arte Dramático Ensad otra pieza del dramaturgo alemán, llamada Antes/Después, y que mantiene ciertas coincidencias con la anterior puesta mencionada, aunque esta vez la acción transcurre en un hotel y son nada menos que treinta y nueve personajes a cargo de doce actores, dirigidos en esta ocasión por Gilbert Rouviere. Los resultados artísticos, como toda producción con el sello Ensad desde hace algunos años, mantienen un nivel de calidad parejo, aún en estas épocas tan complicadas para el quehacer teatral.

Antes/Después es una propuesta caleidoscópica en cincuentaiún cuadros, en los que deambula por este hotel un nutrido grupo de personajes, que son nombrados por el autor como “el hombre con el mapa celeste” o “la mujer en cambio permanente”. Así como en otras propuestas corales contemporáneas, como la notable La reunificación de las dos Coreas (2018) del francés Joel Pommerat, más allá de involucrarnos con cada historia en particular (las que acostumbran generarse en los hoteles), sí que nos conmovemos por la complejidad del ser humano en general, lleno de contradicciones, miedos e inseguridades, retratados de manera prolija en cada secuencia por el elenco. Rouviere mantiene un control total sobre los actores, especialmente con los de mayor oficio: tanto Pilar Núñez, Ebelin Ortiz, Sergio Paris y Víctor Prada se lucen con su acostumbrado buen registro, sin opacar el logrado trabajo en conjunto de los jóvenes Luis Miguel Yovera, Tania López, Flavio Giribaldi, Natalia Palacios, Godo Lozano, Liz Navarro, Giacomo Ossio y Kelly Estrada.

Descartando la videoconferencia y la transmisión en vivo, Antes/Después apuesta por el espectáculo pregrabado y editado, con los doce actores compartiendo e interactuando en el mismo espacio, junto a los técnicos y encargados de producción, también visibles. Este efecto de distanciamiento juega a favor del montaje, con la cámara inmiscuyéndose y siguiendo a cada uno de los actores cada vez que les toca su respectiva escena. Nadie abandona el espacio, siendo los mismos intérpretes también mudos espectadores de los diálogos de sus compañeros y a su vez, los encargados intercambiables de la presentación oral de personajes y escenas, leídas con la ayuda de un micrófono. Salpicada por algunos toques surrealistas, Antes/Después de Schimmelpfennig se convierte en un conmovedor mosaico virtual, ejecutado con precisión y nervio, que explora las diversas relaciones humanas, sin defraudar el virtuosismo característico de los espectáculos presentados por la Ensad.

Sergio Velarde

8 de diciembre de 2020

viernes, 4 de diciembre de 2020

Colaboración regional: MÁS RECUERDOS FELICES QUE MONEDAS EN EL BOLSILLO


Hasta que se rompa el alma de corcho

Sabemos que el teatro no es un lugar para hacernos de fortuna ni para cuñar grandes riquezas, es más, parece ser que al final de la vida de un teatrero quedan más recuerdos felices que monedas en el bolsillo.

La mayoría de producciones son austeras y sirven, en el mejor de los casos, para pagar el alquiler y llenar de alguna manera la olla. Parece ser que la actividad teatral es una que se gana día tras día con el sudor cotidiano de cada función, de cada taller, de cada clase dictada; no estamos lejanos a la realidad de los compañeros taxistas o de los comerciantes y pescadores que deben renovar su empuje cada que sale el sol.

Parece ser que la vorágine natural de nuestro quehacer nos impide detenernos a pensar en el mañana, pero el tiempo, mis amigos, es un enemigo que no se puede vencer y que avanza constantemente para todos. El ahorro es casi nulo, con el ingreso ajustado que se tiene es casi imposible pensar en guardar para las necesidades del mañana cuando las de hoy aún no están atendidas.

La enfermedad es algo que no se nos permite. “La función debe continuar”: parece ser que mientras las fuerzas nos acompañan hacemos de este lema una ley inquebrantable, que hacemos una coraza ante la adversidad, un alma de corcho como dice mi maestro.

Innumerables son las historias de los actores que han salido a escena cargando la pena de un luto avisado minutos antes de que se prendan las candilejas, o disimulando la tos de una enfermedad acompañada de una bebida caliente al costado del escenario; vaya que lo sabemos y vaya que lo hemos vivido. Parece ser que el estoicismo es parte de nuestra profesión (parte bastante importante del Perú en realidad), porque en un medio como el peruano, en el que nos cuesta tanto llevar gente a nuestras butacas, en el que sobrevivimos a pesar del Estado que sin un plan cultural claro posee la mayoría de recintos teatrales y por los cuales cobra sumas impagables, en el que no podemos acceder a un seguro social por realizar actividades no empresariales, ¿qué es lo que nos espera cuando viejos?

¿Qué va a suceder cuando el cuero propio ya no alcance para hacer más correas? Y cuando las piernas ya no estén fuertes, cansadas por los años a cuestas y no puedan sostenerse como antes en las tablas, bajo las luces, ganándose el sustento diario ¿qué nos espera entonces? O cuando la enfermada o quizás una simple infección nos ataque, ¿a dónde hemos de recurrir? ¿Qué sucede con las personas que le han dedicado su vida única y exclusivamente a esto y que en el ocaso de su existencia ya no puedan seguirse ganando los reales día a día? ¿Qué sucederá con nuestros ancianos, con nuestros sabios del sector? Es más… ¿Qué sucede ahora mismo con nuestros colegas mayores de edad?

Esto es realmente preocupante. Nuestros colegas que debieran estar descansando plácidamente en sus hogares, protegidos con algún seguro y alimentados por alguna pensión en virtud de sus largos años en las tarimas, se encuentran, por el contrario, olvidados; sin reconocimiento a su labor, sin atención a su salud y sin una pensión digna. Los artistas no nos alimentamos de aplausos, ni nos curamos con elogios.

No todos en nuestro arte dobletean su labor entre el teatro y una actividad secundaria que les brinde estabilidad, no. Están aquellos que solo han tenido tiempo en la vida para hacer teatro, a esos mismos que admiramos hoy por su fuerza mañana los vamos a ver viejos también; y nosotros mismos iremos perdiendo los ímpetus, iremos acumulando cansancio, iremos apagándonos a la sombra y en el anonimato, al descuido de un sistema al que no le importamos lo suficiente como para reconocer nuestra actividad como digna de cuidado. Todo indica que estamos obligados a brindar funciones hasta que el cuerpo aguante, forzosos pasar la gorra hasta el último aliento para comer, hasta que se rompa el alma de corcho.

Mauricio Rodríguez-Camargo

Arequipa, 4 de diciembre de 2020

Comentario: UN VIRTUAL RENACER


De todas las crisis históricas, la cultura y sus artes siempre han logrado reinventarse.

El arte es una energía viva que se alimenta de lo potencialmente humano, sobre todo, de las crisis.

No puedo pretender escribir algo más importante hoy sobre el teatro y la cultura. Si hace más de 72 años seguimos hablando de lo mismo, como Antonin Artaud dijo en el prefacio de su gran obra El teatro y su doble.

“Nunca, ahora que la vida misma sucumbe, se ha hablado tanto de civilización y cultura. Y hay un raro paralelismo entre el hundimiento generalizado de la vida, base de la desmoralización actual, y la preocupación por una cultura que nunca coincidió con la vida, y que en verdad la tiraniza. Antes de seguir hablando de cultura, señalo que el mundo tiene hambre, y no se preocupa por la cultura; y que sólo artificialmente pueden orientarse hacia la cultura pensamientos vueltos nada más que hacia el hambre. Defender una cultura que jamás salvó a un hombre de la preocupación de vivir mejor y no tener hambre no me parece tan urgente como extraer de la llamada cultura ideas de una fuerza viviente idéntica a la del hambre.

Tenemos sobre todo necesidad de vivir y de creer en lo que nos hace vivir, y que algo nos hace vivir; y lo que brota de nuestro propio interior misterioso no debe aparecérsenos siempre como preocupación groseramente digestiva. Quiero decir, que si a todos nos importa comer inmediatamente, mucho más nos importa no malgastar en la sola preocupación de comer inmediatamente nuestra simple fuerza de tener hambre. Si la confusión es el signo de los tiempos, yo veo en la base de esa confusión una ruptura entre las cosas y las palabras, ideas y signos que las representan. …”

Tal como el nombre de su obra, podemos decir que la vida es el doble del teatro, y que hoy más que nunca vuelve a nosotros esta revuelta donde la vida (y la peste) sacude los cimientos más acentuados e inertes en el arte y los hace vivir. Hacer teatro es un acto total; el arte teatral es el arte del ser humano. Queramos o no, el teatro es un suceso que nació como ritual. Un ritual en el que se celebra al ser y sus dimensiones. En el que se vivencia la común unidad “la comunidad” al ser dentro de su sociedad. El acto teatral es por excelencia un acto vivo, que necesita de toda la percepción corpórea para ser vivenciado. Estas circunstancias de emergencia nos colocaron a todos los teatreros a confrontar nuestras formas, aquellas formas que estaban moribundas y no movilizaban a nuestra sociedad.

Nos preguntamos sobre el espectador, sobre qué eventos producimos, pero sobre todo ¿cuáles son nuestras herramientas?, ¿cuál es la esencia del evento teatral? Se dieron exploraciones, intentos, cuestionamientos, dificultades. Y por fin podemos decir que se ha creado un híbrido que no es teatro, pero que es una experiencia performativa y visual, que utiliza muchas veces recursos escénicos tratando de mantener vivo lo teatral. Han aparecido términos para referirnos a esa vivencia virtual en sociedad: tecnovivio. Más allá de ser un año de investigación, revisión y adaptación, nos ha permitido volver a revisar términos. Dotar de actualidad nuestras posibilidades.

Algunos grupos optaron por esperar investigando, otros investigar frente públicos virtuales. Seguro hay muchas cosas por decir aún de este fenómeno “escénico virtual”  Pero no podemos negar que como la peste, la vida nos ha inundado de realidad, ha hecho morir algunas formas antiguas y nos ha enfrentado a ella. No hay quién pueda decir que “la peste no ha llegado a mi puerta”. Todos nos hemos visto afectados, movilizados y con ello, nuestro arte. Estoy segura que todo el 2021 seguiremos siendo testigos de esta afectación. El arte absorbe, se nutre de la vida y la vida, del arte. Pero la verdad, espero con muchas ansias volver a encontrarme con cuerpos que interactúen en escena conmigo y cuerpos que compartan la fiesta sensible que nos regala una función.

Los rituales desde siempre fueron necesarios para ayudar a comprender etapas de la vida del ser humano. El teatro es también un ritual importante, que nos invita a vivenciar exacerbadamente la vida y nos regala una experiencia, la magia de dejar mi vida por un momento y ser parte de un todo. Espero ello pueda darse pronto y podamos escuchar los aplausos, con todas nuestras terminaciones nerviosas, y nos emocionemos tanto como el de al lado y nos riamos contagiados de la risa chistosa de alguien de la sala. ¡Nuestro teatro ha renacido, nunca muerto!

Kiara Castro Béjar

4 de diciembre de 2020