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jueves, 10 de diciembre de 2020

Crítica: EL PRIMER CASO PARANORMAL DEL DOCTOR FATRA Y LA BRUJA IQUEÑA


Incursión paranormal

Dentro de la enorme cantidad de proyectos virtuales estrenados en épocas de pandemia, entre comedias románticas y desopilantes, sentidos y contundentes dramas o coloridas presentaciones familiares, destacan las propuestas del género de terror o suspenso. Imposible determinar cuál de todos es el tipo de proyecto más difícil de llevar a una plataforma virtual, ya que cada uno tiene evidentemente sus propias cualidades y dificultades. Pero el propósito de provocar miedo en el espectador virtual sea acaso uno de los que conlleve un mayor riesgo. Los estrenos estuvieron a la orden del día: unos, de terror puro y duro, como el cortometraje Bye bye de Jorge Bardales, la puesta de Nigeru de Federico Abrill a cargo de la Asociación Cultural Kapchiy o la trilogía de Cuentos para apreciar la muerte de Jorge Pecho; y otros, que coquetearon con la comedia, como Anti Cristobal de Jano Baca. Pues bien, viene presentándose actualmente, gracias a Camerino 4 Producciones, la pieza en línea El primer caso paranormal del doctor Fatra y la Bruja Iqueña, escrita por Giuseppe Albatrino y que consigue en muchos momentos, el justo equilibrio entre horror y comedia, en una arriesgada puesta que vale la pena disfrutar.

Dirigida por el muy competente actor Martín Martínez (quien interpreta al doctor del título) y Diego Esquives, la propuesta de Albatrino, que puede verse en la plataforma de Joinnus Live, se mueve dentro del estilo de las investigaciones paranormales en tiempo real, a través de un programa cultural de entrevistas en vivo, conducido por la es-cultural Alonsa (Ana Olórtegui). La transmisión juega entonces entre dos espacios: el estudio-hogar de la entrevistadora y la residencia encantada en donde habita el espíritu de la bruja. Es en este enlace en el que la propuesta enfrenta su mayor reto: no caer en el ridículo de la improbable situación, saturando de gags la acción. En ese sentido, es de agradecer que el humor aparezca de manera muy medida, con los divertidos tweets que envían los espectadores, la sapiencia de Alonsa y la solemnidad de Fatra para entrar de lleno en el mundo de lo sobrenatural.

Para crear la atmósfera necesaria para cualquier comedia es imprescindible que los personajes no solo fueran creíbles, sino que los intérpretes tomaran el asunto con total seriedad. Olórtegui y sobre todo Martínez no desentonan en ese sentido. Conforme avanza la acción, la propuesta va abandonando su estilo sarcástico para dar pie a las apariciones cada vez más inquietantes de la bruja. Si bien los efectos utilizados para alertar sobre la presencia sobrenatural bien podrían perfeccionarse, estos son lo suficientemente solventes como para generar el suspenso. El primer caso paranormal del doctor Fatra y la Bruja Iqueña se inscribe entre las mejores apuestas virtuales del género, dentro de la continua y necesaria experimentación de proyectos durante la pandemia.

Sergio Velarde

10 de diciembre de 2020

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