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viernes, 18 de diciembre de 2020

Crítica: LA SEPARACIÓN


Electrizante discusión virtual

Los conflictos de pareja son situaciones muy tristes y difíciles, tanto de sobrellevar como de observar; pero a la vez, se convierten en una necesaria oportunidad para entender el complejo comportamiento humano. Son fuente inagotable además, para componer algunas notables obras artísticas: en el cine, por ejemplo, disfrutamos desde la clásica Kramer contra Kramer (Kramer vs. Kramer, 1979) hasta la reciente Historia de un matrimonio (Marriage Story, 2019). En el apartado virtual sorprendió hace unos meses Luna nueva (2020), a la que se le debería sumar la reciente La separación, auspicioso debut en dramaturgia y dirección de la actriz Andrea Montenegro, quien demuestra una gran sensibilidad para abordar un tema tan trillado como este.

Una pareja separada con un hijo en común mantiene una larga discusión a través de una videollamada, de la que somos entrometidos testigos vía YouTube Live. Y desde ya anticipamos la gravedad del asunto cuando se menciona el tema económico. Cada uno defendiendo su postura y su verdad, mientras que los dardos van y vienen de los dos lados, entrampados emocionalmente ambos en callejones sin salida. Montenegro mantiene en todo momento el control de su proyecto escénico, presentando al inicio felices imágenes pregrabadas de la pareja en su comienzo, y también escapando del facilismo, matizando el altercado con un variado y conmovedor abanico de emociones que extrae de sus actores.

Para que un proyecto escénico de este calibre funcione a la perfección es necesario el compromiso absoluto de dos consumados actores que consigan removernos el interior a los espectadores, y el suyo propio además. En ese sentido, Fiorella Díaz y Luis Alberto Urrutia convencen y conmueven en su electrizante disputa en línea con nervio y energía, muy bien guiados por una sorprendente Montenegro, de quien esperamos con mucha expectativa sus futuras propuestas. La separación bien se merece una reposición para explorar las profundas y contradictorias emociones humanas.

Sergio Velarde

18 de diciembre de 2020

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