Sólido musical contra la discriminación.
Bare: Expuestos es un pertinente musical rock, estrenado en una época
decisiva, llena de necesarios cambios en nuestra sociedad. Siguiendo la estela
de algunas sólidas propuestas teatrales, como la creación escénica Desde afuera o el musical La Jaula de las Locas, montajes que denunciaban, cada uno en su
particular estilo, la absurda discriminación que todavía sobrevive hoy en día,
el musical Bare: Expuestos aborda las vivencias de un atribulado grupo de
adolescentes en un internado católico mixto en Norteamérica. El espectáculo,
que llega por primera vez a Latinoamérica gracias a la novel Asociación
Cultural Teatristas, fue escrito en el 2000 por Jon Hartmere Jr. y Damon
Intrabartolo y traducido al español por Valerie Urrunaga (también directora y
actriz del montaje) y Rodrigo P. Campos. Los resultados, pese a algunos
aspectos puntuales por mejorar, son bastante auspiciosos, teniendo en cuenta
las dificultades que implica estrenar un “verdadero” musical, con todas las de
la ley, en nuestro medio.
Todo gira en torno a la relación amorosa entre los jóvenes estudiantes Peter
(Carlos Casella) y Jason (Gabriel Gil): el primero, abiertamente homosexual y
soñador; y el segundo, popular y reacio a descubrir su identidad sexual. Ellos
se encuentran ensayando una versión de Romeo y Julieta, dirigidos por una
sensata monja (Trilce Cavero), y al lado de un grupo de adolescentes, todos
ellos inmersos en sus típicos problemas: búsqueda de identidad, consumo de
drogas, rechazo y bullying. Los problemas aparecen con la elección de Jason
como Romeo y una nueva chica llamada Ivy (Urrunaga), que interpretaría a
Julieta, y que aparentemente tiene una reputación de “chica mala”. Los
muchachos cuentan además con un rígido sacerdote (Mijail Garvich), pero que poco puede
hacer para servirles de guía. La ejecución musical del conjunto, dejando de
lado las ocasionales y molestas respiraciones sobre los micrófonos personales,
resulta bastante sólida. La escenografía, en un escenario con dos niveles y un
andamio multiusos, resulta funcional, dejando libre el espacio para los bailes
grupales.
A destacar las sentidas actuaciones de Casella y Gil, que sostienen de
manera notable el drama, armados únicamente con sus melodiosas voces y una gama
de emociones a flor de piel. Interesantes también las relaciones que cada uno
de ellos desarrolla con sus familiares, como la hermana de Jason (Lorena
Rodríguez) y la madre de Peter (Úrsula Carranza). Mención especial para la
participación de Cavero en doble papel; su portentosa voz, que tan bien se
aprovechó en Los Locos Addams, le permite realizar aquí también un destacable y
divertido trabajo. Se resiente, eso sí, el poco desarrollo dramático del resto
de los estudiantes, quienes sí se lucen en las coreografías grupales. Acaso la
doble función de Urrunaga la haya pasado factura a la caracterización de su
personaje, no así a su evidente calidad vocal. Bare: Expuestos, que todavía
puede verse en el Teatro Federico García Lorca del Centro Cultural Español, es un logro indiscutible de nuestro teatro
independiente, que se convierte en mucho más que un entretenido musical y que
demuestra que realizar este tipo de espectáculos con calidad, ya no es una tarea
imposible.
Sergio Velarde
27 de agosto de 2014