Nada nuevo en el horizonte.
Lucia (Anneliese Fiedler) entra al departamento de Fernando (Daniel
Neuman), con el evidente propósito de seducirlo, a pesar de encontrarse ambos
casados: ella, con el chef del momento Pablo (Diego Lombardi); y él, con su
tradicional esposa Patricia (Alexandra Graña). La excusa esgrimida por Lucía
para entrar en el departamento puede que sea acaso la más cliché: un poco de azúcar para
endulzar su café. Así como lo menciona en escena la misma Lucía, el tema de la
infidelidad resulta tan manido y cliché - y no solo en teatro, sino en
cualquier producto televisivo - que el reto de la obra Bésame mucho, escrita y
dirigida por Ernesto Barraza Eléspuru y estrenada en el Centro Cultural El
Olivar, tenía la responsabilidad de ofrecer algo novedoso o en todo caso, darle
un giro radical al tema para no caer en el estereotipo. Lamentablemente, nada
de esto sucede: la puesta en escena de Bésame mucho no ofrece absolutamente
nada que no se haya visto mil veces; y todo esto agravado, por el hecho de ser
este montaje auspiciado por el concurso de dramaturgia Sala de Parto 2013.
No hay nada nuevo en el horizonte: el hecho de ser Pablo un reconocido
chef resulta ser un dato meramente circunstancial, ya que no existe una sola
línea interesante que hable sobre el supuesto boom gastronómico que atraviesa
nuestra ciudad. Si bien es cierto la escenografía es funcional, resulta
desconcertante el par de escenas seguidas con cada pareja “formal” en su
respectiva cama, mientras es auscultada por la otra: esta injustificada imagen
rompe con el supuesto secreto que sostiene el drama de la obra. Por otro lado,
una vez consumada la infidelidad de Lucía con Fernando, solo queda esperar la inminente
revelación y asistir a los reiterados coqueteos entre Pablo y Patricia. El
suspenso se diluye de a pocos, el clímax carece de la contundencia necesaria, y
el final abierto y previsible, que acaso desliza la posibilidad de considerar como
“disculpable” una simple “canita al aire”, resulta por lo menos, discutible.
El elenco hace lo que puede por darle veracidad a sus personajes y
acciones, encabezado por un irregular Neuman, que resulta incluso inaudible por
momentos. Fiedler y Lombardi, a pesar de sus comprobados registros histriónicos
(ella, enérgica y versátil en La pera de oro y Puertas comunicantes; él,
contenido y preciso en Bolognesi en Arica), consiguen que sus personajes luzcan
afectados y poco naturales. Acaso la única que mantiene la dignidad sea
Alexandra Graña (grata revelación teatral en Frankie y Johnny en el Claro de Luna), muy correcta y natural en su accionar. Bésame mucho resulta una comedia
fallida, con una dramaturgia endeble y carente de sorpresas, que no aporta nada
nuevo sobre un tema tan trillado como lo es la infidelidad; y, discrepando con
el comentario de Gabriela Javier Caballero, el joven dramaturgo y director
Ernesto Barraza Eléspuru todavía nos debe una pieza con un mayor vuelo que
Rockstars.
Sergio Velarde
3 de agosto de 2014
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