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sábado, 1 de septiembre de 2012

Crítica: EL OTRO DESEO

Explorando las emociones

Francisco Echeandía es un director que viene desarrollando una discreta pero limpia trayectoria, enfatizando la exploración de las emociones humanas antes que el desarrollo de historias. Su adaptación de Electra (2011) de Sófloces fue un montaje austero y sencillo, desprovisto de cualquier elemento distractor, que tuvo como virtud destacar a su competente elenco en la búsqueda de las emociones requeridas; por su parte, Jardín de colores (2012) de María del Carmen Sirvas sirvió como un paso adelante en la profundización por parte del director, de los sentimientos, esta vez, entre una mujer y su hija en medio de una tierna historia de amor. Para su nueva obra, Echeandía precisa aún más esta exploración, limitándose a mostrar al espectador una larga conversación entre dos personas (hombre y mujer divorciados), con una gran carga emocional y en tiempo real.

El otro deseo, en versión de Jorge Eines sobre el texto La Música de Marguerite Duras, explora la relación de una pareja que se reencuentra para ultimar detalles de su divorcio, en un hotel en donde compartieron seis meses de su vida en común. Fueron alguna vez íntimos, pero ahora se comportan como extraños. Hablan entre ellos, pero pareciera que no se escuchan. Cada uno ya tiene una nueva vida, pero las heridas aún no están cerradas y sienten una fuerte atracción, pero que ahora es prohibida. Los secretos no tardan en aparecer y las revelaciones causan una fuerte conmoción entre ellos, destacando el fuerte deseo de soledad de ella, y los celos enfermizos de él.

Acaso el mayor acierto del montaje sea el cuidado trabajo de los actores, quienes no sólo valoran las diálogos que interpretan, sino que también los silencios son aprovechados para transmitir la carga emocional. La elección de dos actores tan competentes como Michella Chale (actriz de El deseo más canalla) y Daniel Zarauz (mejor actor por El Oficio Crítico el año pasado) resulta de gran ayuda para entender y compartir las tribulaciones de esta pareja. El último deseo confirma a su director Francisco Echeandía como un hábil conocedor del comportamiento humano.

Sergio Velarde
01 de setiembre de 2012

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