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domingo, 28 de febrero de 2021

Crítica: LOS JUEGOS DEL SOMBRERO y LOS GUIONISTAS ALADOS


Una forma para llegar al público

El COVID-19 ha causado daños considerables a nivel social, económico, político y cultural. Es irreparable en algunos casos. Sin embargo, ha demostrado que también podría tomar una posición desafiante en otros sectores. Así, en el ámbito cultural, ha retado a varias compañías teatrales a que desarrollen estrategias para que su contenido llegue al público, por ejemplo. En ese sentido, algunos grupos optaron por ofertar tickets para sus obras a través de plataformas tales como Joinnus, Facebook o Instagram. Otros no prefirieron vender boletos, sino realizaron sus eventos con salidas a la gorra o mostraron sus trabajos con libre entrada. Este es el caso de las obras Los guionistas alados y Los juegos del sombrero. Ambas creaciones teatrales fueron presentadas con acceso libre y trasmitidas a través de la plataforma Zoom.

La conexión de la impro

Volvió Los juegos del sombrero. Este es un formato de improvisación teatral producido por Di que sí Impro. En esta ocasión, contaron con la participación del elenco Legión Impro, además de Carol Hernández y Alex Mori, quienes estuvieron como improvisadores invitados.

Los juegos del sombrero consiste en representar una situación cuyo título está en un sombrero. En esta versión, el nombre de cada improvisador estaba en dicho objeto para luego ser elegidos dos al azar e improvisen. Los títulos de cada improvisación los brindaba el público a través del chat de Zoom. Además, en esta ocasión, los participantes de cada improvisación tuvieron el reto siguiente: terminar la situación en un tiempo acordado. Si la improvisación no finalizaba en ese tiempo, cada participante obtenía cero puntos; caso contrario, un punto conseguía cada improvisador.

La duración de cada improvisación iba acortándose por la mitad, a medida que terminaba cada periodo de juego. En otras palabras, si una improvisación duraba dos minutos, en la siguiente ronda, esta duraba solo un minuto y después treinta segundos. El reto para los participantes era cada vez más desafiante.

En general, las improvisaciones terminaron en el tiempo exacto. Sin embargo, este factor también les jugaba en contra. Pues en algunos casos contaban interesantes historias, pero tenían que buscar el cierre antes de que la historia lo requiera. En otras palabras, no existía una consecuencia de sus acciones que desenlazaran en ese final dado.

Sin embargo, el meollo del asunto no fue el juego de la impro en sí, sino que el desarrollo de esta representación fue por una motivación más grande: una compañera del grupo Legión Impro requería ayuda económica urgente. Así, el dinero recaudado sería donado a su familia que está pasando por una situación económica difícil. Sobre esto, Feffo Neyra, moderador de Los juegos del sombrero, comentó lo siguiente: “La impro tiene que ver en trabajar con el otro”. En ese sentido, uno de los pilares de la improvisación teatral es escuchar al otro. Esto nos permite pensar en la situación del otro y colocarnos ahí por un instante. Aquí formamos la empatía. Así, creamos lazos que nos permite conectar con el otro. En este caso, desencadenó en una ayuda económica para una compañera. Pero podría también funcionar para casos de mayor jerarquía. Un gobierno que sea capaz de escuchar a su pueblo y ponerse en lugar de este solo por un instante, por ejemplo.    

En resumen, esta versión de Los juegos del sombrero no solo fue un formato de impro que nos permitió pasarla bien por un momento. Es algo más grande. Es conectar, empatizar, crear comunidad: ESCUCHAR.


Una experiencia teatral

En esta ocasión, ARTESCÉNICA presentó Los guionistas alados. Esta obra pertenece a Opera Prima, espacio donde se brinda la oportunidad de compartir sus trabajos a creadores inéditos en el ámbito teatral. Además, dicha obra fue escrita y dirigida por Daniel Manrique. Accionaron Marcell Sierra y Adriana Toranzo.

La obra inicia con un gran espacio escénico. Tras los intérpretes toma lugar un fondo negro. Además, ganchos de ropa y cordeles colocados de punto a punto en los extremos ambientan el lugar. El espacio sitúa al espectador en un lugar inhóspito, hostil y ajeno a la tierra. Los intérpretes toman el lugar como el centro de refugio de dos seres que deciden el futuro de los humanos.

Por otro lado, los personajes también se encuentran bien caracterizados. El factor traje del personaje brinda al espectador la ilusión de creer que no es humano. Sin embargo, la voz de cada personaje indica lo opuesto. Pues los actores construyen en la imaginación del espectador unos seres antropomorfos, pero con una cualidad de voz cálida. Es decir, el trabajo de los intérpretes, a nivel vocal, no convergió con el maquillaje y traje que propusieron.

Las acciones de cada personaje estaban definidas, pero no interpretadas. Es decir, cada intérprete sabía lo que tenía que hacer su personaje, pero no lograban accionar. Solo contaban la historia en tramos grandes de la obra. No había alguna urgencia que los mueva interiormente.

En la mitad de la obra, el ritmo sube y le brindan el tempo adecuado para que funcione. Pero luego vuelve a descender.

En resumen, Los guionistas alados es una propuesta a la que le falta ajustar algunos puntos necesarios para la mejor comprensión de la obra. Esta es la creación de un grupo de artistas arriesgados que comparten su experiencia creativa en el ámbito teatral.

Elio Rodríguez

28 de febrero de 2021

jueves, 25 de febrero de 2021

Crítica: FRONTERAS


Sobreprotección y rebeldía

El club de los aquellos presentó Fronteras, escrita y dirigida por Daniel Goya. Nos cuenta la historia de Eduardo Jáuregui (Miguel Soriano), un capitán de la policía que vive en la selva peruana, quien luego del fallecimiento de su hermana debe hacerse cargo de la crianza de su sobrina Cathy (Valery Vargas), una niña que ha llegado a la adolescencia y típico de la edad, está un poco rebelde y Eduardo, acostumbrado a lidiar con asesinos, criminales y delincuentes, no sabe cómo hacer lo mismo con esta jovencita. Conllevando a que esa rectitud por parte del tío se vea cuestionada mientras va avanzando la obra, hasta desencadenar con un final inesperado.

Tanto a Vargas como a Soriano se les vio en todo momento sumergidos en sus personajes, interpretándolos con tonalidades de voz claras y variadas, percibiendo en cada uno de ellos los cambios de sentimientos que iban teniendo mientras avanzaba la historia. Notándose variación cuando decían los textos, ya sea como testimonio o como una conversación entre ellos. En general, podríamos decir que ambos lograron sostener sus personajes con total naturalidad, verdad y credibilidad de principio a fin.

Por su parte, Goya supo encontrar una forma interesante para diferenciar lo que aparentemente eran testimonios por parte de cada uno de los personajes y lo que era una conversación entre ambos. En el primer caso, se proyectaba en pantalla la imagen del personaje con el símbolo “REC” dando a entender que este testimonio estaba siendo grabado; en el segundo, se veía a los dos actores al mismo tiempo, cada uno en su pantalla como si fuera una conversación entre ellos. Sin embargo, hubo un par de momentos en que parecía que era una conversación, pero se proyectaba la pantalla de grabación.

En cuanto a escenografía, no necesitaron más que una pared de color sólido, lo cual logró que nos concentremos solo en lo que iba sucediendo en esos cortos 36 minutos de transmisión a través de Joinnus Live. Por otro lado, la pieza musical escogida casi al terminar la historia aportó positivamente a la construcción de la escena, logrando un final que nos llenó de sentimientos de rabia, pena y dolor.

Milagros Guevara

25 de febrero de 2021

Entrevista: VÍCTOR PRADA


“Debemos considerarnos como trabajadores, no somos seres especiales.”

Uno de nuestros mejores actores en plena actividad es, sin duda, Víctor Prada. Con una larga y variada lista de personajes en teatro, cine y televisión, Víctor ganó el premio del jurado de Oficio Crítico 2020, al lado de otro grande de la actuación como lo es Carlos Victoria, por la lectura dramatizada Bernardo y Valentín. “No tuve ningún familiar artista,” revela Víctor. “Pero mi mamá nos enseñaba a mis hermanos y a mí a recitar poesía, ese tipo de cosas; en mi colegio recitaba en las ceremonias o escribía para los juegos florales, pero digamos que me acerque más al mundo del teatro, porque un profesor de literatura (también actor del grupo Histrión) nos llevaba a ver funciones de teatro y nos preparaba fichas en su curso.” Víctor alimentó su gusto por el arte, acudiendo a conciertos gratuitos, exposiciones y cines. “A partir de eso es que comencé a acercarme un poco más al mundo artístico.”

Estudios y maestros

Ya terminando su etapa escolar, el profesor de Víctor lo invita a participar en un papel menor en Farsa y Justicia del Corregidor. “Cuando terminamos, me dijo que si alguna vez quiero hacer teatro, debo ir a la Escuela de Arte Dramático; pero bueno, ahí quedó, porque mi fin era, como el de casi todos, seguir lo que nos había dicho el test vocacional.” Víctor quería ir a San Marcos a estudiar sociología, postuló e ingresó. Sus horarios eran de mañana, por lo que quería ocupar su tiempo por las tardes y noches. “Entonces me acordé lo que me dijo el profesor, pasé por la Escuela en La Cabaña, justo estaban haciendo las postulaciones y las clases eran a partir de las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche, así que perfecto.” Víctor ingresa a la Escuela, pero se topa con una práctica llamada la “prueba eliminatoria” a mitad del año, en la que corrías el riesgo de ser expulsado de la carrera. “Tuvimos un profesor bien especial, no digo su nombre, porque era todo una autoridad en su momento, pero era bien déspota y también tenía una visión del actor tipo español, que debía tener ciertas características, que en mi caso y el de mis otros compañeros pues no las teníamos, así que hicimos una especie de huelga.” El mencionado profesor renunció y desde entonces ya nunca se ha hecho esta “prueba eliminatoria”, salvo que el mismo alumno se elimine a sí mismo, por su rendimiento o por sus faltas a clase. Para Víctor, uno de los cambios más positivos ocurrió con la entrada de Alonso Alegría a la Escuela de Arte Dramático. “Él venía de estudiar afuera, cambió todo el método de enseñanza, nos acercó más al que se hacía en el teatro de la Católica, que también tenía otra manera de enfocar las cosas.”


De la promoción de Víctor, que constaba de cerca de sesenta alumnos, terminó siendo uno de los cinco únicos miembros egresados y el que más actividad artística viene desarrollando en la actualidad. “Y después, al final, dejé San Marcos, pues me fue ganando el arte,” asegura Víctor. Uno de los maestros que le dejaron huella fue el imprescindible Ernesto Ráez. “Fue nuestro profesor del último año y hasta ahora lo tenemos como maestro, como guía, él sigue vigente; siempre ha sido una autoridad a nivel teórico, sin quitarle méritos a Alberto Isola.” Ya fuera de la Escuela, Víctor fue invitado a participar como actor invitado en montajes profesionales en el TUC, gracias a su trabajo en el Teatro Nacional Popular, para el que fue contratado por el Estado en la época de Velasco y con el que hizo funciones en barrios populares, llevando obras en versión móvil; todos estas experiencias fueron enriqueciendo su formación.

Actuación y dirección

Para Víctor, existen ciertas características básicas que debería tener un buen actor de teatro. “Saber escuchar al otro,” asegura. “Se supone que uno ya tiene su personaje hecho y pensado, así que es solo es dejarse llevar por el otro y creo que las cosas funcionarán muy bien entonces.” Víctor señala además que existen diversas formas de concentrarse y que no necesariamente es una igual para todos. “A algunos compañeros les gusta moverse, estar más bien quemando energías y otros, como yo lo hago, pero muy a mi manera, más que todo tratar de desligarme del diario, de lo que pasó, concentrarme y tranquilizarme, porque yo soy a veces hiperactivo y eso puede jugar una mala pasada.” Víctor reconoce de un gran inconveniente, y es que los actores, generalmente, deben realizar otras actividades que no son compatibles con la actuación y deben esforzarse más por concentrarse adecuadamente.


“Una tercera característica tiene que ver con ser colaborativo,”
manifiesta Víctor. “Sé que ahora las cosas como que se han repartido y hay una producción que se encarga de las diferentes funciones, pero nosotros siempre hemos hecho de todo, como limpiar el escenario, conseguir nuestras cosas y siempre estar pensando en cómo sacar adelante el proyecto.” Es importante entonces, estar viendo en qué se puede ser útil y pensar siempre en el otro. “Porque sumirse en uno mismo es lo peor, porque el ego siempre lo vamos a tener; debemos considerarnos que somos trabajadores, no somos tampoco seres especiales, somos como cualquier obrero, como cualquier compañero que hace otra actividad, no somos cosa del otro mundo.”

En cuanto a las características que debe tener un buen director de teatro, Víctor señala en primer lugar la empatía que debe ganarse con los actores. “Que sepa escuchar, que sepa dejarte hacer; al menos, funciona conmigo que te diga exactamente todo lo que le está pasando en su cabeza y de alguna manera tú puedas capturarlo y hacer las cosas que él posiblemente quiera y en la medida que van pasando, en ese toma y daca, va fluyendo todo.” Reconoce además que un actor puede hacer cien cosas, pero el director solo puede encontrar una o dos cosas que corresponden con la idea que él tiene. “Felizmente ya no hay directores tiranos, porque quiere hacer sentir su autoridad al 100%, felizmente ya son muy pocos; en un principio, yo creo que debe mantenerse la empatía, de ahí van a salir un montón de cosas.”

Víctor considera que es primordial pasarla bien durante una temporada teatral y prefiere evitar ese tipo de incómodas situaciones. “Cuando trabajas en una obra dirigida por encargo o porque solo vas a ganar plata, entonces, bueno, al menos va a servir para algo y si lo aceptas a sabiendas, pues te comprometes y tratas de llevar la fiesta en paz,” menciona. Agrega además que en esos casos, no vale quejarse. “Si estás a tiempo, busco un reemplazo y digo que yo no puedo por x razones, y así no pelearte con nadie; es parte de la profesión, como dicen: ‘No todo es carnecita y felicidad, también viene con hueso’, así que no vale quejarse.”

Personajes y experiencias


“Es bien complicado elegir mi personaje preferido,”
refiere Víctor. “Me gustan todos en verdad, yo más bien vivo los momentos, la experiencia.” Desde sus inicios con el maestro Sergio Arrau, así como en los montajes con el Teatro Nacional Popular, como Fulgor y muerte de Joaquín Murieta o Fuenteovejuna, fueron experiencias que Víctor atesora con mucho cariño. “También cuando estuve en la primera obra que hice con la gente del TUC, ya era un grupo sólido y yo estaba de invitado, pero parecía como si fuera del mismo grupo; y por supuesto, Respira, que pasando diez años la volvimos a hacer en el Marsano; esos son momentos especiales.”

La pandemia ha golpeado demasiado a la comunidad artística, pero Víctor se encuentra preparando algunos proyectos, específicamente para presentar a los diferentes concursos que existen. “En eso estamos por ahora, me estoy reuniendo para aprovechar el tiempo, de pensar en lo que puede pasar, estoy trabajando en tres y cuatro proyectos diferentes, pensando qué puede funcionar.” Las medidas sanitarias dejaron en el aire varios proyectos cinematográficos y teatrales, en los que Víctor iba a participar. “No se puede decir nada con seguridad, así que queda seguir presentando y armando proyectos, porque ahora creo que es la única alternativa.”


La virtualidad también ha provocado diversos comentarios dentro de la comunidad teatral, acerca de si los proyectos virtuales son realmente teatro o algo diferente. “El teatro es como parte de una misa, es convivio, es compartir con el público que está presente; por más que las funciones son diferentes, por más que sea una función de teatro grabada con cinco cámaras y con un audio de lo mejor, pues no va a ser igual,” asegura Víctor. “En cambio, en una lectura interpretada se mantiene al público imaginándose cosas, mientras que va escuchando; eso sí, la verdad es que todavía no le encuentro el sabor, aunque he dirigido también algunas cosas, no me atrevo todavía a la actuación propiamente dicha en estos formato digital.” Si bien estas plataformas todavía tienen limitaciones, sí está sirviendo para la experimentación de muchos colectivos artísticos. “Es una nueva manera de comunicarnos con el público, a bajo precio y que puede ver toda la familia en casa; creo que es una oportunidad y que tenemos que aprovechar,” concluye.

Sergio Velarde

25 de febrero de 2021

miércoles, 24 de febrero de 2021

Crítica: Y SI DUDO, ABRÁZAME y AL MISMO TIEMPO


La irracionalidad de las emociones

Visibilizar la labor de las mujeres directoras es una de las principales razones para el nacimiento del primer Festival Directoras en Escena – FEDA 2021, un evento que busca generar espacios de difusión de diversos proyectos liderados por talentosas mujeres al mando. Sin embargo, sería errado pensar que todas las propuestas giran en torno al empoderamiento femenino; los proyectos abarcan una variedad de temáticas, que un grupo de directoras peruanas y extranjeras desean presentar dentro de su exploración con las herramientas virtuales. Así, por ejemplo, las primeras obras en presentarse, que abordan la complejidad de las emociones humanas, son escritas por varones: Y si dudo, abrázame de Paris Pesantes y Al mismo tiempo de Carlos García-Rosell, ambas dirigidas por la joven artista Josie Mendoza.

Si bien el recurso de las videollamadas parece venir agotándose con el transcurrir del tiempo, este no deja de tener interés siempre y cuando los intérpretes hagan creíbles sus personajes y sus respectivas motivaciones e historias. En ese sentido, la directora Mendoza consigue extraer muy buenas actuaciones de las dos parejas protagónicas, quienes se enfrentan a situaciones cotidianas en medio de sus relaciones sentimentales. En Y si dudo, abrázame, dos hombres se enfrascan en una discusión acerca de su futuro como pareja, aproximándose el almuerzo con la madre de uno de ellos; y en Al mismo tiempo, dos mujeres deberán tomar una difícil decisión que pondría en peligro su delicada relación. Dos sentidas conversaciones en las que se revela la irracionalidad del amor, sin importar el género de las personas, y que la directora sabe conducir con fluidez y veracidad.

Los actores convocados, evidentemente, tienen la tarea de sumergirse por completo en sus roles y conseguir la complicidad de los silenciosos espectadores en línea de sus respectivos dramas. Aura Guio y Natalia Bonifaz lucen enérgicas y convincentes; Gabriel Gil y Jorge Armas, simpáticos y entrañables. Con minúsculas fallas en la transmisión, ambos proyectos virtuales constituyen un auspicioso debut para un festival que busca, con justicia y razón, darle protagonismo a un grupo de artistas escénicas y su destreza para contar todo tipo de historias, utilizando las herramientas virtuales que poco a poco la comunidad teatral viene descubriendo y experimentando.

Sergio Velarde

24 de febrero de 2021

viernes, 19 de febrero de 2021

Crítica: CUALQUIER COSA POR TI y 34 FORMAS DE DECIR TE QUIERO


Las múltiples maneras de amar

El universo femenino es deslumbrante, intrincado y misterioso. El vuelo creativo que puede alcanzarse en proyectos dirigidos, producidos o protagonizados por mujeres genera, en la mayoría de los casos, propuestas artísticas estilizadas, potentes y reflexivas, cuyo fin máximo debería ser el de revertir el injusto trato hacia el género femenino, en todos los niveles, a lo largo de la historia. Pues bien, la directora Mirella Quispe viene presentando de manera virtual dos piezas breves sobre la temática señalada, con las actuaciones de dos buenas actrices en doble papel cada una, Emily Yacarini y Milagros Guevara, consiguiendo un muy interesante díptico en línea, que profundiza con acierto las relaciones entre estas cuatro mujeres, enfrentadas a sus sentimientos, secretos y frustraciones.

Quispe diferencia estéticamente bien las dos historias de su proyecto: en Cualquier cosa por ti de Cathy Celesia, el público es testigo de una íntima conversación entre dos amigas a través de una videollamada, quienes comenzarán a develar progresivamente secretos de sus vidas y pondrán sobre el tapete la posibilidad de llevar su amistad a otro nivel. Tanto Yacarini como Guevara interpretan convincentemente a las dos mujeres, manteniendo el interés y el factor sorpresa hasta el final de la ingeniosa pieza.

Por otro lado, en 34 formas de decir te quiero de Federico Abrill, Quispe abandona el tono realista para entrar de lleno en las posibilidades líricas que le ofrece la virtualidad. Desprovistas de colores las imágenes, las actrices declaman sus líneas con sentimiento, distinguiendo las que se dicen entre ellas y las que poco a poco van internalizando al comprender que su fuerte relación está llegando a su fin. Quispe, Yacarini y Guevara, al lado de su equipo técnico, consiguen dos historias muy humanas, que certifican que el universo femenino es un campo inacabable por explorar.

Sergio Velarde

19 de febrero de 2021

Crítica: MACBETH, YO NO ME VOY A MORIR


Ambición, muerte y poder

Ya un poco más adaptados a ver teatro desde una plataforma digital, hemos venido deleitándonos con lecturas dramatizadas de obras escritas antes y durante este encierro, y otras adaptadas desde su versión presencial. Este último es el caso de Macbeth, yo no me voy a morir. Una versión de Jorge Eines, del clásico inglés William Shakespeare, proyecto llevado a lo digital, que se podría decir con el fin de que dicha rama continué viva no solo para los dramaturgos, directores y actores, sino para todas las personas involucradas en este arte, incluyendo al público.

Bajo la producción de Tejido Abierto, la encargada de dirigir esta increíble obra fue Rocío Limo y las actrices que le dieron vida fueron Vera Castaño y Eliana Fry. Macbeth, yo no me voy a morir nos habla del asesinato y traición que cometen los Macbeth para perpetuarse en el poder, presentando a una pareja tóxica, dispuesta a repetir una y otra vez la condena de sus crímenes con tal de no asumir el vacío y la nada de su existencia, teniendo como tema principal la ambición, tanto de Macbeth (Fry) como de su esposa Lady Macbeth (Castaño) con el único deseo de conseguir aquello que no les pertenece, lo cual termina devorando la voluntad de ambos y consumiéndolos hasta llevarlos a la destrucción.

Como ya se dijo, adaptada al formato virtual, es decir, los personajes no están frente a frente interactuando en la misma habitación. Sin embargo, se mantiene la convención del espacio compartido por ambas protagonistas. Accionando, hablando y mirándose como si realmente estuvieran juntas, instantes en que aparentemente la empuja o cuando se dan un beso, son algunos de los cuales, al verlos, lograron enriquecer las escenas y nos hizo sentir como si la historia estuviera sucediendo en el mismo lugar, a excepción de un momento en el que aparentemente estaban en el mismo recinto, pero en una de las pantallas se proyectaba un fondo totalmente distinto al de la otra.

En cuanto a actuación se refiere, en ambas actrices se evidenció un desenvolvimiento natural ante cámaras. En el caso de Fry, encarnó de manera clara a Macbeth, un tirano débil, cuya brutalidad nace de la debilidad interna, la codicia por el poder, la culpa y su desmedida ambición, ciertamente se ve la presión y la influencia por parte de la Lady Macbeth de Castaño, a quien la vimos también interpretar su papel de manera verdadera, como esa mujer manipuladora, con sed de poder y riqueza, pero a medida que avanza la obra esa firmeza se va desintegrando, arrastrándola a pesadillas que la atormentan y la llevan finalmente a tomar una decisión drástica. Además, cada una también representó a la Bruja 1 y Bruja 2, respectivamente; en tal sentido podemos decir que se evidenció la diferencia al interpretar un personaje del otro, cuidando en todo momento no caer en la exageración o excesiva teatralidad, tomando en cuenta que podríamos afirmar que esta es una obra bastante intensa. Sumado a esto el buen manejo corporal y la claridad de voz que se reflejó en el transcurso de las escenas.

A diferencia de ver una obra actuada en vivo a través de alguna plataforma virtual, donde estamos supeditados a la buena o mala señal que podría haber durante la transmisión, en Macbeth, yo no me voy a morir es meritorio resaltar la parte técnica. Al ser una obra grabada, se pudo disfrutar de un potente material audiovisual, donde pudimos apreciar con claridad diversos e interesantes efectos bien logrados, con los cambios de luces precisos, diferenciando así distintas escenas. Además del buen manejo de los espacios, observando a las actrices haciéndolos suyos con total naturalidad y los distintos planos que logramos ver, reflejando así los diversos estímulos de los personajes transmitidos no solo por sus rostros en los primerísimos primeros planos sino también de sus cuerpos en uno más abierto. Sumado a ello, la buena composición de las distintas piezas musicales, complementando no solo la actuación, sino la escena en sí. Todo lo mencionado resultó interesante y sumó de manera positiva a dicha producción. En tal sentido tenemos que afirmar que la buena dirección de Limo estuvo presente en cada momento de estos 60 minutos de duración, cuidando de cada detalle, logrando así que esta propuesta escénica se vea creíble e interesante de ver y fluya de principio a fin.

Macbeth, yo no me voy a morir fue proyecto beneficiario de los Estímulos Económicos para la Cultura 2019 del Ministerio de Cultura del Perú y cuenta con el apoyo del Centro Cultural del Pacífico.

Milagros Guevara

19 de febrero de 2021

jueves, 18 de febrero de 2021

Crítica: TRUJILLO 2.0


Suspenso en el teléfono  

Comienzo estas líneas reconociendo la poca curiosidad que tenía por experimentar una propuesta tan íntima, como lo es una llamada telefónica, en la cual se tiene el objetivo de transmitir una historia. Por supuesto, esta coyuntura ha permitido que autores, directores y actores exploren distintas formas de llegar al público; esta en particular resulta interesante en la medida que el estímulo sonoro es la principal herramienta de comunicación.

Trujillo 2.0, del autor peruano Uroboros Carrington y dirigida por Ray Alvarez, brinda al oyente la posibilidad de interactuar de manera directa con el personaje. Ahora bien, este tipo de propuestas requieren de la disposición del interlocutor, pues su participación y complicidad con el actor/actriz que está del otro lado de la línea aporta a la dinámica y desenvolvimiento de la historia. En este caso, uno de los elementos llamativos es la ficción, que plantea tres llamadas relacionadas entre sí, que dan cuenta de un proyecto secreto del gobierno con fines siniestros, que ha empezado en la ciudad de Trujillo y amenaza con extenderse a todo el país.

Cabe señalar que si bien cada historia es independiente, escuchar todas las llamadas resulta más atractivo, porque además del factor suspenso que está presente en cada una de ellas, podremos tener una idea completa de la narrativa. En La advertencia, nos comunicamos con una fugitiva del proyecto (interpretada por Karen Guiselle), quien trata de advertir mediante llamadas al azar acerca del “paquete de limpieza holística” que le ofrecieron para sobrellevar los efectos de la cuarentena, lo cual según lo que relata es un engaño del gobierno, ya que el objetivo principal sería eliminar a la población. Por su parte, La oferta, con la actuación de Magaly Libertad, nos enlaza con una trabajadora del gobierno quien nos ofrece participar en el proyecto, situación que ya se nos adelantaba en La advertencia, a través de un breve cuestionario que evalúa tus condiciones post cuarentena; esta mujer trata de convencerte de participar, explicándote las condiciones para ser parte de este piloto. Lo curioso surge cuando vuelve a advertirte de lo peligroso del proyecto. Finalmente, La súplica, con la actuación de Kike Neyra, nos presenta a un joven un tanto perturbado que ha participado del proyecto; él refiere que han borrado su memoria y entre ladridos nos revela que lo convirtieron en una suerte de mascota, explicándonos que al haber infringido algunas de las condiciones del proyecto, lo están buscando para eliminarlo, por eso nos pide ayuda para esconderse.

En este punto debo resaltar la acertada organización y valiosa experiencia que Trujillo 2.0 nos ofreció, teniendo en cuenta detalles como los recordatorios de la llamada que tocaba escuchar a través de mensajes de texto; la puntualidad al recibir la misma, y el cuidado al advertir el número del que iban a comunicarse contigo. Considero importante este punto, ya que es importante como receptor, sentirnos seguros y confiar en estas nuevas formas de vivir las historias. Por otro lado, refiriéndonos a la propuesta en sí, las interpretaciones estuvieron finamente detalladas en las tres llamadas, los actores hicieron un buen manejo del ritmo, la agilidad, la voz e incluso el lenguaje y la forma de abordar la conversación con el oyente, lo cual también denota un cuidadoso trabajo en la dirección. Los efectos sonoros fueron claves para construir el imaginario de lo que se estaba contando: historias potentes y coherentes, cargadas de suspenso de principio a fin, capaces de atrapar al más escéptico. Finalmente, la grata sorpresa que me llevo de esta experiencia telefónica ha modificado las impresiones iniciales respecto a estas propuestas, que sin duda volvería a repetir.   

Maria Cristina Mory Cárdenas

18 de febrero de 2021

miércoles, 17 de febrero de 2021

Entrevista: MASHA CHÁVARRI


“Los actores y actrices más interesantes que conozco tienen humildad y calidad humana.”

Nominada en varias oportunidades por Oficio Crítico, la actriz Masha Chávarri consiguió el premio del público por su divertida actuación en la comedia Tramposo de alto vuelo (2020), con la dirección de Jonathan Oliveros. “Es muy agradable que a uno se le reconozca y sobre todo, en estas épocas tan complicadas,” comenta Masha, quien participó además en interesantes montajes reconocidos por el público y la crítica, como Tu madre, la Concho (2017), Carne de mujeres (2015), Eclipsadas (2014) o la insuperable Demasiado poco tiempo (2011). “No tengo familiares artistas, ni nadie vinculado al mundo teatral, pero en el colegio me encargaba de las actuaciones, de crearlas, de dirigirlas; participaba en todo lo que podía, como en los bailes, pero no tenía idea que terminaría siendo actriz, nunca tuve claro que quería ser.”

Artista desde el colegio

Masha no tuvo la suerte de tener un profesor específico de teatro, pero eso no la detuvo para participar en todas las actuaciones en su centro educativo. “Estudié con Alana la Madrid (actriz) y era un vacilón, fue divertidísimo, no sabíamos actuar, no teníamos noción de lo que era una obra; hacíamos imitación de musicales, por ejemplo, una vez Alana fue Juan Luis Guerra y las demás, el coro.” Masha está convencida de la  importancia de la educación artística en los colegios. “El arte, como parte de la educación, es muy importante; tanto como las matemáticas y  la literatura.” Agrega además que de tener un hijo, jamás lo haría ingresar a un colegio que no tenga el curso de arte. “Le da una formación integral a los niños; un colegio que suprime el arte no es un buen colegio.”

Actualmente, Masha se dedica al coaching a través de las dinámicas teatrales y puede observar sus beneficios en sus alumnos. “Me especialicé en eso, trabajo con niños, adolescentes y adultos a través del teatro, en el desarrollo de sus habilidades blandas a través del trabajo emocional.” El teatro permite desarrollar la personalidad, la seguridad, la comunicación, el autoestima. “Yo creo que el Arte es un camino importantísimo para desarrollar a los niños; es más, a cada persona que me dice: ‘Mi hijo está con ansiedad por estar en cuarentena’ le digo que lo inscriba en un taller de teatro para que canalice sus emociones,  yo creo que el trabajo de las emociones para el desarrollo es vital.”

Maestros y enseñanzas

“Ingreso a la Católica, a Comunicaciones, pero no estaba segura en realidad,” comenta Masha, quien optó por esa universidad, en parte, porque todas sus primas estudiaban en esta casa educativa. “Un día caminando en el campus me encuentro con Alana, y me cuenta sobre el TUC.” Si bien Masha ya había escuchado del TUC, es entonces que se entera que sí había una carrera que podía satisfacer sus necesidades artísticas y, con el consejo y ánimo de La Madrid, decide formarse como actriz profesional. “Fue justo cuando mi mamá no pudo seguir pagando la universidad, yo estaba en letras y tuve que dejarla; regresé el siguiente año, trabajé, me preparé para el examen e ingresé al TUC; a partir de ahí empezó todo.”


Dentro de sus estudios universitarios, Masha tuvo la suerte de contar como maestro, durante cuatro ciclos, a Alberto Isola. "Él es mi papá del teatro,” comenta Masha. “Es un profesional que yo admiro muchísimo, un hombre brillante que tiene un background impresionante para cualquier formación.” Lamentablemente para Masha, hasta ahora no ha podido concretar una colaboración directa con Isola en el escenario. “El año pasado estuvimos por estrenar El jardín de los cerezos, en donde Alberto y yo íbamos a ser compañeros de escena, pero mi corazón se rompió cuando se canceló todo por la pandemia.” Las continuas disposiciones decretadas por el gobierno terminaron por postergar indefinidamente tan ansiado proyecto.

“Son tantos los consejos de Alberto (Isola),” menciona Masha. “Pero creo que el que más me tocó fue cuando dijo que esta carrera es sumamente complicada, que va a ser muy difícil, que va a costar demasiado, y quizá se desanimen en el camino.” Esta afirmación de Isola causó impresión en Masha y siempre la recuerda. “Porque yo me dije: yo lo  voy a lograr. Yo  soy una persona terca; de repente otra persona que no tenga mi terquedad, mi persistencia, no lo hubiese logrado o quizá buscaría una carrera más rentable.” Masha demostró entonces que sí es posible mantenerse activo en la carrera con mucho sacrificio. “Alberto nos decía que aquí estamos para ser profesionales, que con este oficio vamos a sufrir y eso me marcó mucho, pero yo me dije: ‘Yo si voy a llegar a la edad de Alberto y seguiré actuando.”


El tiempo en Plan 9

Acaso una de las mejores puestas en escena de la productora Plan 9 (dirigida por Giovanni Ciccia y David Carrillo) haya sido Demasiado poco tiempo, un espectáculo compuesto de ocho ingeniosas piezas breves del dramaturgo norteamericano David Ives, con la dirección de Carrillo. “Después de Alberto, David Carrillo es mi segunda persona favorita en el teatro,” confiesa Masha. “Es mi formador en comedias; Alberto me formó en la técnica, pero David me ayuda a formarme bien en comedia y en las tablas mismas, porque trabajé bastante con ellos, haciendo varias cosas.” Masha recuerda cuando vio El misterio de Irma Vap (2009) en el Teatro Mario Vargas Llosa y se dijo a sí misma que ella debía estar ahí, en ese escenario.

“En un inicio yo no pensaba que David me podía llamar,” confiesa Masha. “Es tan relativo que nos llamen, yo nunca he sido de estar con gente para que me den trabajo; yo soy una persona muy auténtica, pero tuve la buena suerte que la oportunidad me llegó por reemplazos.” En aquel entonces, se presentaba en el Teatro Mario Vargas Llosa el espectáculo familiar La pera de oro (2010) y Masha entra a reemplazar a una de las actrices; es entonces que Carrillo la ve en uno de los ensayos. “Y me invita a ser parte de esta obra, Demasiado poco tiempo, con un elenco de actores rankeados; estaba todo bien, hicimos la primera lectura y a la semana, nos dice David que ya no teníamos teatro en el cuál presentar.” Los problemas administrativos y las exigencias motivaron la postergación del estreno; sin embargo, el elenco se mantuvo unido para la búsqueda de un nuevo espacio.


La odisea del elenco de Demasiado poco tiempo terminó en el teatro Larco, en ese entonces, solo destinado para obras infantiles y no en buenas condiciones para un espectáculo de la envergadura del colectivo Plan 9. “Se logró conseguir auspicio para arreglarlo, pusieron las nuevas butacas y así fue que con miedo de fracasar en taquilla, estrenamos, porque era un teatro frío.” No obstante, la calidad indiscutible de la obra generó una gran afluencia de público. “Logramos llenar la sala, y llenamos y llenamos y llenamos, fue la obra con la que más plata he ganado,” recuerda Masha emocionada. “Me encontraba con gente que me reconocía por la obra, me recordaban después de tanto tiempo.” Por desgracia, tiempo después el teatro Larco se perdió por la situación insostenible que generaba el dueño. “Me dio mucha pena, porque David y Giovanni siguen siendo grandes referentes para mí.”

“David, como todo buen actor, director, productor es obsesivo,” explica Masha. “En el sentido en que busca que los actores entiendan lo que él quiere lograr como director y sabe llegar; es un director empático.” Asegura además que tiene muy buen al olfato para ver qué talento tiene cada actor con el cuenta para sus montajes. “Yo sentí eso, porque yo como actriz me considero muy versátil, yo creo que él y él en mí, me dio toda esa cantidad personajes; me podía dar un gorila y yo lo iba a hacer.” Masha añade que Carrillo sabe lo que quiere lograr como director. “Aparte que es divertido y relajado, es una persona con la cual se puede chambear súper bien, sin presión y sin estrés.”

Las artes escénicas y la virtualidad

¿Cuáles son las cualidades básicas que debe tener una buena actriz de teatro? “Humildad,” responde Masha. “Para mí, los actores y actrices más interesantes que conozco tienen calidad humana, son buenas personas; parece una tontería, porque primero debería ser la técnica, evidentemente, pero para mí, la primera es tener humildad para hacer las cosas.” Para Masha, de nada sirve que un actor o actriz tenga la mejor técnica del mundo, si los directores no van a soportar trabajar con ellos. “Para mí es eso: ser una persona sensible, empática, divertida, humilde; la segunda característica sería tener una buena  técnica teatral, porque si no tienes desarrollo vocal, proyección, entrenamiento físico, pues vas a ser un actor cumplidor, promedio.” En tercer lugar, Masha menciona la inteligencia que debe tener un intérprete. “Creo que los mejores actores, aparte de ser chéveres, en el sentido de ser humildes, sencillos y buena gente, tienen que ser inteligentes, desarrollados y cultos, que vean mucho cine o series, que lean muchísimo, que se desarrollen no solamente en la actuación, sino que conozcan de muchos temas, como de política, música, etcétera.”


Por otro lado, para Masha, un buen director de teatro, así como Carrillo, debe tener olfato para saber hacer un buen casting. “Puede ser un director que tenga todo pensado técnicamente en el espacio, la utilería, el fondo; pero si elige mal al elenco, todo en esa obra puede fracasar.” También añade los muchos años de preparación que debe contar un director para lanzarse a dirigir una obra. “Creo que cualquiera puede dirigir; yo, por ejemplo, estoy dirigiendo pero de manera educativa, pero otra cosa es mandarme a dirigir algo en el Centro Cultural, por ejemplo..” Tanto directores como actores deben tener una formación complementaria y mucho desarrollo profesional. “Los mejores directores que he conocido han viajado por el mundo, deben tener mucha vida, haber diversificado sus estudios, como fotografía, por ejemplo.”

La virtualidad es una herramienta que muchos artistas están utilizando para continuar con su labor artística; sin embargo, Masha no estuvo del todo convencida al principio. “Nos hemos dado cuenta que es muy difícil hacerlo en vivo, se cae la red, así tengas una buena computadora con una buena cámara, audio o fibra óptica, he visto obras a las que se les ha caído la red intempestivamente, en ese momento pierdes la conexión con el público, es sumamente incómodo, no solamente para los actores, sino para el espectador.” Es por ello que Tramposo de alto vuelo fue un espectáculo pregrabado, de menor duración que el original Un perfecto mentiroso (2018), siempre con la dirección de Jonathan Oliveros. “El proceso fue lindo, porque es un elenco que ya conocía, nos llevamos súper bien, nos divertimos, y Jonathan es muy divertido dirigiendo, necesitas ese sentido del humor para hacer una obra ligera como esta; no fue tan difícil, lo difícil fue  el temor de que nadie nos compre las entradas.” Y es que la competencia, por ejemplo de Netflix, puede disuadir a las personas a comprar una entrada para ver una obra de teatro en la pantalla. “Tratamos de hacer teatro, pero no es teatro realmente, desde que estamos en una pantalla; felizmente hubo acogida en las tres funciones, tuvimos muchas personas conectados, generamos ingresos; fue un proceso muy simpático.”

En el 2021, Masha estará actuando a las órdenes de Manuel Trujillo, junto a la actriz Rafaella Anselmi. “Es una adaptación de la obra Monogamia, la estamos adaptando a la versión femenina, porque resulta común hablar en estos días sobre los hombres y la infidelidad. ¿Cómo ha cambiado el mundo ahora? Las mujeres podemos hoy en día hablar de temas que antes solo estaban en la  conversación masculina, como el poder hablar libremente sobre el sexo.” Esta nueva versión tendrá además, la producción audiovisual de Morris Zubiate, pues se busca presentar un proyecto de calidad. “Andamos trabajando la parte visual, para así presentar un proyecto de calidad,” finaliza.

Sergio Velarde

17 de febrero de 2021

Crítica: EL CLUB DE LOS 4


Los invisibles

José Saramago escribió su obra Ensayos sobre la ceguera en 1995, ironizando sobre cómo el discurso, así como la historia y el poder en sus narraciones, vacían a personajes que están ahí, pero por diversos motivos no existen. El autor indicaba: “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven. El poder muchas veces borra a los marginados de las narraciones tradicionales.”

El empeño de las interpretaciones de Renato Rueda, Gichin Gamarra y Yamir Alí en narrar esta historia la convirtió en una experiencia tremendamente conmovedora y pedagógica. Ellos les dieron vida a tres jóvenes que, a pesar de la discriminación que sufren por ser portadores del VIH, llegan a empatizar, luego de una serie de sucesos tensos y finalmente, comprenden que la solidaridad y la cooperación serán lo que los marque para salir adelante. La historia que creó la dramaturga Bárbara Falconí no fue para nada cursi, ni trata de ser un simple montaje moralizador; por el contrario, la trama fue fresca, entretenida, a veces tremendamente triste y esperanzadora al mismo tiempo. El trabajo de dirección de Gio Guerra y Colores Castillo fue de felicitar, pues permitió la total atención a tan original obra. Una mención especial a Rueda, por la claridad en su actuación.

También se debe mencionar que el comienzo de la puesta fue muy original, con un muchacho que estuvo de telonero de la obra, haciendo covers de algunas canciones románticas en inglés. Su voz fue clara y este momento me sorprendió mucho, pues uno no se imagina que verá un número musical antes de una obra virtual. Realmente, muy bien pensado por parte de los organizadores. Taripay Pacha es un colectivo muy original y de verdad, El club de los 4 estuvo muy bien planteado y atractivo estéticamente. Cuando pase la pandemia sería uno de los primeros montajes que me gustaría ver en vivo. De verdad, felicitaciones.

Enrique Pacheco

17 de febrero de 2021

Entrevista: SANTIAGO GIRALDO


“Un director de teatro debe saber escuchar a su elenco y escucharse a sí mismo.”

Regresa por una breve temporada la interesante puesta virtual Entrevista para ser un fantasma, con la producción del Club de Teatro de Lima, y la dramaturgia y dirección de Santiago Giraldo. Oficio Crítico conversó con el joven artista sobre este reestreno en el que también asume el papel de uno de sus protagonistas. Santiago no solo tiene estudios en actuación en el mismo Club, sino que se formó antes en las técnicas de improvisación y de clown. Justamente, fue el director Paco Caparó, a quien conoció en la escuela Ketó Impro, el que le recomendó ingresar al Club. De esta manera, Santiago participó en los montajes institucionales de la escuela fundada por Reynaldo D’Amore y actualmente forma parte de su staff de profesores.

¿Cuáles son las ventajas para un actor el llevar talleres de improvisación y de clown? Santiago refiere que los beneficios de la “Impro” son múltiples, como por ejemplo, el estar “aquí y ahora” en el momento de actuar y además, el de estar presente en un 100% de organicidad en el escenario. Por su parte, la técnica del clown permite explorar la vulnerabilidad del intérprete para enfrentar su personaje, así como entrenarlo en el ritmo tan necesario para la comedia, pero que también es útil para cualquier estilo de actuación.

Santiago ingresa en el Club a los 23 años y fue invitado a participar, por primera vez, en uno de sus montajes profesionales, con el estreno de la hilarante La cantante calva (2018) de Eugene Ionesco, con la dirección de Caparó; y posteriormente, en las nuevas versiones de Kapital 2 y 2.5 (2019), en las que intervino en divertidas secuencias al lado de José Gómez Ferguson y Kevin Gonzales. Santiago refiere que tuvo total libertad creativa para crear sus escenas en ambos montajes, que tuvieron como directores a Caparó y Jhosep Palomino.

Para Santiago, un buen actor de teatro debe tener ciertas cualidades básicas, como saber conectarse con sus emociones, tener un compromiso serio y real con su trabajo y que siempre lo dé todo, que “sude” mucho. Por otro lado, un buen director de teatro debería saber escuchar a su elenco, también saber escucharse a sí mismo y finalmente, no deben dudar al momento de tomar decisiones.


Con momentos de comedia física y humor de texto, Entrevista para ser un fantasma se enmarca dentro de la comedia del absurdo. Marcello (Santiago) llega a una oficina luego de haber fallecido y es recibido por un misterioso funcionario (Rodrigo Masías), quien le informa que tiene dos alternativas: entrar en forma directa al más allá o quedarse vagando por el mundo terrenal como fantasma, siempre y cuando cumpla ciertos retos. Esta inusual tragicomedia volverá a las pantallas virtuales desde el jueves 25 de febrero al jueves 25 de marzo.

Santiago tiene varios proyectos para este 2021 que recién empieza: estará dictando el Taller online de Impro para el Club de Teatro desde el 3 de marzo, el que tendrá una duración de dos meses; y además, se encargará de la dirección de la obra Histerias de amor, una adaptación de Cuadros de amor y humor al fresco, que estará en temporada virtual los dos primeros fines de semana de marzo. Le deseamos a Santiago todos los éxitos para sus diversos proyectos.

Sergio Velarde

17 de febrero de 2021

martes, 16 de febrero de 2021

Crítica: OCÉANO ATLÁNTICO y CUANDO _NO TE PROTEGE


El teatro no para, el Festival tampoco

El convivio en una sala teatral aún es incierto en nuestra realidad. Sin embargo, el artista ha demostrado que posee la potencialidad para seguir mostrando su mundo interior en su arte. Por este motivo, la XX edición del Festival Saliendo de la Caja continuará desarrollándose como todos los años, pero ahora a través de la virtualidad. Este festival es producido por la Especialidad de Creación y Producción Escénica de la Facultad de Artes escénicas de la PUCP. Además, su objetivo precede en la esencia de presentar los trabajos de los y las estudiantes de la misma casa de estudios. En esta edición también se presentan las siguientes video performances: Océano Atlántico (Sebastián Valge) y Cuando _no te protege (Alesandra Reto). Ambos se presentaron el domingo 7 y 14 de febrero a través de la plataforma de Joinnus.  

El dolor: un viaje emocional

Solo por un instante, recordemos ese desventurado momento cuando esa persona favorita nos dijo adiós por última vez. Posiblemente, la separación fue por tema de trabajo, una beca de estudios en el extranjero o la consumación de esa llama que conocemos como amor. En realidad, no importa tanto el motivo. Aquello que sucede dentro de nosotros es lo que nos incumbe. Pues nuestro mundo interno se desmorona; el océano azul nos golpea y hasta puede ahogarnos. Pero solo depende de nosotros si esquivamos esa bala perdida. De una forma análoga inicia Océano Atlántico, video performance perteneciente a la presente edición del Festival Saliendo de a Caja. La creación y realización de está obra esta dirigido bajo el concepto de Sebastián Valge, artista de la casa de estudios PUCP.

La superación tras la separación del ser amado es un largo viaje. Sobre este argumento se basa la obra de Valge. Pues el héroe de la historia recorre por una travesía difícil de sostener. Además, compara el mundo interior del personaje con un océano que lo envuelve en el sumergimiento imposible de emerger.

Océano Atlántico es una performance que presenta varios signos teatrales y metáforas relacionados con su nombre. Por un lado, a nivel general, los objetos contenían significados relacionados con el mar. En ese sentido, desde el inicio, Valge introduce al espectador a su mundo. Pues colorea un ambiente oceánico: la obra inicia con un fondo negro acompañado del sonido del océano. Además, la luz de la escenografía también se encuentra relacionado con el mar porque su iluminación es azul. Por otro lado, a nivel textual, el parlamento contiene varias palabras que juegan metafóricamente con el océano. Así, Océano Atlántico se torna en un viaje sensorial para el espectador.

Un recurso bien utilizado por Valge son las videocámaras, ya que permitió conocer bien su espacio escénico. En ese sentido, desde un ángulo cenital (plano desde arriba hacia abajo), permitió que el espectador observara su mundo. Además, la acción de llevar consigo otra videocámara (su smartphone) también sumó a su propuesta, ya que invitaba a conocer más su intimidad.

Una característica del actor creador es su mundo lúdico y explorador. En ese marco, Valge no solo cuenta la historia con su expresión corporal o vocal, sino, también con el uso de objetos como el lego. Así, representa la separación a través de las LEGO Minifigures. En el transcurso de la fábula, el intérprete trasmite su historia colocando a estos como signos teatrales. Además, gracias a estos personajes más la vista cenital se puede entender la conjunción de todos los signos.

En el final de la obra, los intérpretes proyectan Yo vengo a ofrecer mi corazón, canción compuesta por Fito Páez, cantada por Susana Baca a capella. El personaje también canta una estrofa de la canción.

Océano Atlántico es una historia que cuenta una experiencia. Es la historia de alguien. Puede ser tu historia o mi historia. ¿Quién no ha sufrido alguna vez por el abandono del amado? ¿Quién no ha sufrido por esas promesas rotas? ¿Quién no ha sufrido por esos “TE AMO” que jamás se escucharán? El recorrido hacia la superación es dura. Así, la video performance nos hace reflexionar sobre el duelo y dolor emocional presentes luego de una ruptura.

Somos seres humanos, seres con emociones y sentimientos. Este dolor no distingue edad, sexo o color de piel. Aquí no hay frases que valgan como “Los hombres no lloran”. Pues el dolor emocional nos hace humanos. Aunque vivimos en una sociedad en la que nos repite que debemos estar siempre bien; y que el dolor es malo. Eso no es totalmente cierto. El dolor es una emoción negativa, pero no mala. No existen emociones malas. Además, si se trata de luchar contra esa emoción, al final no terminará de desaparecer. Tal como cuenta Valge, el duelo nos puede sumergir en un vaso con agua; y nosotros dando vueltas ahí. Pero depende de nosotros si podemos gestionar esa emoción y superarla o no. Así como dice Fito Páez: “No será tan fácil, ya sé que pasa. No será tan simple como pensaba. Cómo abrir el pecho y sacar el alma, una cuchillada de amor”.

En resumen, Océano Atlántico es una propuesta en la que su creador juega muy bien con los signos. Además, combina muy bien el lenguaje teatral y audiovisual. En la proyección, la inconexión por unos segundos jugó un autogol, pero eso no quita que el trabajo haya sido impecable.



Sátira a los medios de información, el Estado y la sociedad

Hace dos años, los noticieros informaban sobre la injusticia contra una niña. Pues, ella había sido abusada por su primo de trece años. La niña de ocho años junto a su madre había solicitado ayuda a algunas comisarías de Comas, pero los policías respondían lo siguiente: “(…) está menstruando”. Este es el argumento de la obra Cuando _no te protege, video performance interpretado por Alesandra Reto; además, también presentada en la presente edición del Festival Saliendo de la Caja.

Cuando _no te protege es una obra que satiriza el abuso contra una niña, pero por el mal accionar de las “autoridades” del orden público. En ese sentido, la video performance presenta la estructura de un chiste contado en tres actos. Además, el personaje los cuenta con una perspectiva informativa, como si un reportero lo esté informando. Esta estructura se repite dos veces y al final, el público debe responder cómo se llama la obra.

La obra presenta varias imágenes conjugadas entre sí. Por un lado, inicia con la imagen de una niña. Luego la videocámara enfoca sus pies contra el suelo. En este lugar también toma lugar un lazo negro. Finalmente, este juego de imágenes termina con bullicios de un grupo de personas. El vocerío remite a un lugar populoso de Lima, así como el Jirón de la Unión o la Alameda Chabuca Granda. Por otro lado, en un fondo negro aparece un espectro con aspecto mefistofélico. Este signo marca el ritmo de la historia, ya que toma un aspecto más demoníaco cuando la historia se acerca al enlace.

Otro signo característico es la voz en off. Pues la actriz narra la historia fusionando el chiste en actos con una noticia periodística. Así, cuenta en actos la travesía de una familia desesperada por encontrar ayuda en las instituciones del Estado. Pero no consiguen respuestas.

El parlamento que propone Reto complementa el juego corporal que presenta. Es decir, sin la voz en off, el espectador igual entendería la historia fatídica del personaje, pero sin el tono sugerente de sarcasmo. Así, la voz en off sirve de guía para lograr ironizar la situación.

En la obra, la agredida toma el papel burlesco. Pues el público de su alrededor carcajea por su desdicha. Así, la relación de estas variables otorga ironía a la comedia.

Al final de la obra, Reto propone un reclamo a las autoridades e instituciones. Así, acusa completando el título de la obra con las siguientes palabras: Poder Judicial, Estado, colegio, Iglesia, Dios, etc. En ese sentido, Cuando _no te protege se convierte en una sátira a las “leyes” de la sociedad. Pues estas están hechas para defender, pero en realidad no cumplen con su objetivo: solo protegen al culpable por su minoría de edad.

Cuando _no te protege realiza una acusación a los medios de información, el Estado y la sociedad. Pues aún existe la injusticia, que deja impune al malhechor. La víctima, que en este caso es la mujer, no recibe la protección necesaria que le brinde seguridad para vivir en un mundo civilizado. Aún vivimos en una sociedad que invisibiliza cualquier agravio contra la mujer; o se centra más en criticarlas por haber sido violentadas.

En resumen, Reto propone una obra que ridiculiza el accionar de las instituciones del Estado y la sociedad frente a una injusticia contra una niña. Además, juega con varios objetos teatrales que suman a su propuesta. El lazo, las trenzas, la tela negra, la voz en off y el comportamiento del personaje fueron los signos más explotados y que sumaron a su obra.

Elio Rodríguez

16 de febrero de 2021

Crítica: EN EL CIELO NO HAY PETRÓLEO


Bondy is back

Es imposible olvidar a nuestro notable Sebastián Salazar Bondy. Personalmente, he leído sus relatos crudos y realistas como Lima, La Horrible. Fue predecesor de estilos que mezclan narraciones y crónicas, como Vargas Llosa (La ciudad y los perros) a más novelísticos, como Bryce Echenique (Un mundo para Julius). En ese sentido, es de felicitar la iniciativa de los chicos de Contrateatro para revivir estos clásicos a través de lecturas dramáticas.

Para empezar, se debe mencionar un aspecto negativo sobre la función ese domingo: la puntualidad. Debido a problemas técnicos, la función comenzó prácticamente 35 minutos después de lo pactado, lo cual me generó cierta incomodidad. Sin embargo, la espera valió la pena. Sin duda, una lectura dramatizada no puede ser comparada con un montaje debido a la complejidad, pero dentro del contexto de la virtualidad que se está viviendo actualmente funciona bastante bien.

La historia fue corta, pero aleccionadora. Aborda un timo a una familia avariciosa de riqueza y un abuelo que los pone a prueba, pues la supuesta fortuna bajo el suelo de la casa no es lo que parece. Los personajes más trabajados, sin duda, fueron los de Andrea Luna, como una de las hijas y de Yamil Sacin, como el abuelo, debido a la claridad y originalidad en sus intenciones, así como un manejo de la voz muy interesante. El resto de los protagonistas son actores con mucha experiencia, pero en esta oportunidad no destacaron en demasía. El montaje fue breve, pero simpático. No se puede mencionar mucho sobre la escenografía o vestuario, pues se trató de una lectura dramatizada y en ese sentido, es entendible.  

Contrateatro, muchas gracias por revivir a clásicos del teatro peruano.

Enrique Pacheco

16 de febrero de 2021

martes, 9 de febrero de 2021

Entrevista: ALEJANDRA SABA


“No seré la persona más tecnológica, pero sí tengo la capacidad de adaptarme.”

Ganadora del premio del jurado de Oficio Crítico 2020 como mejor actriz por la obra Mi Muñequita – La Farsa (compartiendo este reconocimiento con la actriz Fiorella Luna), Alejandra Saba ha tenido una intensa actividad no solo presencial antes de la pandemia, sino también virtual, participando en diversos proyectos en línea. Con una hermana actriz (Vanessa Saba) y un tío director (Edgar Saba), Alejandra comenta que le encantaba la actuación desde muy pequeña. “La que decía que quería ser actriz era yo, desde muy chiquita,” comenta en referencia a su hermana. “Hoy en día, hay muchos niños actores, pero cuando yo era niña casi no existían, era mucho más irreal.” Es por eso que Alejandra decide estudiar Derecho, materia que también le interesaba; sin embargo, solo llegó a estudiar un año. “Me dije que yo quiero ser actriz, tenía 20 o 21 años cuando empecé a estudiar.”

La utilidad del Arte

“A mí me encantaba el taller de teatro en el colegio, quería estar en todas las obras, de hecho casi hicimos Lo que el viento se llevó, que es una de mis películas favoritas,” recuerda Alejandra. Es indudable la importancia que tiene la enseñanza artística, especialmente la teatral, en las aulas. “El arte en general es importante,” comenta. “Y específicamente, el teatro lo es, así no vayas a ser artista, porque desarrolla muchas habilidades para la vida, las habilidades blandas y las comunicacionales, pues nos permite ya de adultos, a no olvidarnos de mantener nuestro niño vivo.” Ese niño que nos permitirá tener la capacidad de seguir jugando, pero también la de enfrentarse a la vida de manera adulta. “También desarrolla, por ejemplo, la autoestima, la seguridad de hablar ante el público; eso no significa que las personas tímidas van a dejar de serlas, pero van a tener herramientas para enfrentarse ante ciertas situaciones.”


Muchos colegios todavía no priorizan la importancia de los talleres artísticos en los alumnos, siendo muchas veces sacrificadas estas horas si hay algún acontecimiento especial. “Si estudiar matemáticas es importante (porque lo es), eso no significa que todos vayamos hacer matemáticos; estudiar arte es igual de importante.” El teatro también permite adoptar la empatía, tanto en la vida diaria como cuando se debe enfrentar la interpretación de un personaje, que buena falta le haría a una gran parte de nuestra clase política. “A diferencia de la pintura, por ejemplo, que es un arte maravilloso pero más individualista, el teatro y la danza son trabajos en comunidad, son colectivos, y eso le falta mucho a los políticos, porque sin generalizar, suelen ser más egocéntricos, están pensando en ellos mismos y no en los que están a su alrededor, los que tenemos necesidades.”

Primeras experiencias y grandes maestros

Una vez que Alejandra decide estudiar actuación de manera profesional, sus opciones no eran muchas. “La Ensad no era lo que es hoy, ahora es una maravilla; y la Católica estaba fuera de mi alcance económico,” recuerda. “Así que decido entrar al taller de Roberto Ángeles en el 2004.” No obstante, aún no era el momento de Alejandra, quien no pasó del primer nivel. “No me fue bien, de hecho Roberto me dijo que me dedicara a otra cosa, me dolió mucho, entré realmente en depresión.” Pero fue su madre quien le recomendó que siguiera adelante con su deseo de ser actriz y con la ayuda de su hermana Vanessa, Alejandra entra al taller de Diez Talentos de Bruno Odar y posteriormente, al de Alberto Isola. “Pasó el tiempo y volví a hablar con Roberto, le dije que si podía volver a su taller, porque yo creo que uno nunca deja de estudiar y efectivamente, entré de nuevo, ya un poco más madura y lo terminé.” Alejandra logra así sacarse el clavo del taller de Ángeles, llevando después talleres de actuación más avanzados con Isola, David Carrillo y otros maestros extranjeros, además de clases de improvisación y de claun.


Para Alejandra, sus tres grandes maestros son Odar, Ángeles e Isola, de quienes supo rescatar lo mejor de sus enseñanzas para aplicarlas a sus trabajos actorales. “Bruno te enseña como jugando, pero con la técnica obviamente, aplicando mucho el aquí y el ahora, de estar con el otro, aprendí la base de la técnica,” comenta Alejandra. Sobre Ángeles, asegura que pudo redondear mucho más el tema teórico y cómo aplicarlo en la construcción de personaje. “Con Alberto fue como unir las dos enseñanzas, tanto de Bruno como de Roberto, y llevarlas a otro nivel.” Isola también le enseñó a Alejandra a no estar tan pendiente del razonamiento, sino del verdadero sentimiento. “Estar más ahí, en el lugar, con la otra persona, conectándome con la otra persona y desde ahí construir y crear, entre otras muchísimas cosas; es un genio, me marcó mucho.”

Alejandra valora mucho todos los personajes que ha venido interpretando a lo largo de los años, pero si tuviera que elegir a los que les tiene solo un poco más de cariño, estos serían los que realizó en las obras Agnes de Dios (2009) y Oleanna (2011). “Mi personaje era el de Agnes, no lo hice de manera profesional, porque lo hice con Roberto en su segundo nivel, pero hicimos presentaciones fuera del taller y luego, una gira a Trujillo; es un personaje que me cambió, que me enseñó demasiado y al cual le tengo mucho cariño.” Por otro lado, en Oleanna estuvo acompañada en el escenario por el experimentado Leonardo Torres Vilar, en una producción propia con su hermana Vanessa.

¿Cuáles son las características de una buena actriz de teatro? Para Alejandra, estas abarcan la escucha, el construir las escenas con el otro intérprete y el manejo de texto. “Y un buen director de teatro debe escuchar a los actores, trabajar en equipo con ellos, estar un poco más abierto a lo que proponen, pero también saber decir: ‘Ya, ahora yo decido’; y agregaría que debe saber realmente qué es lo que quiere contar.” Alejandra no menciona como característica el talento, pero no porque no crea en él. “Hay personas que lo tienen más ‘afuerita’, por decirlo así, pero no creo en el talento como un tema determinante; creo que si no se trabaja en ese talento (lo he visto muchas veces) este se queda ahí y no cambia.” Alejandra sí considera que una persona constante, que trabaja, que busca, que se enfrenta a sí mismo y que no tiene mucho “talento”, puede superar a esas personas supuestamente talentosas.

Nuevos tiempos en la virtualidad

El cambio de lo presencial a lo virtual fue una decisión que tomó la mayoría de artistas de nuestra comunidad teatral; sin embargo, Alejandra se consideraba escéptica al inicio. “Me llamó una amiga mía a la que respeto mucho, que es más de audiovisuales, y acepté hacer un proyecto virtual, fue rarísimo,” recuerda. “Cuando íbamos a estrenar, me preguntaba por qué acepté (ríe), pensé que nos iban a tirar huevo virtuales, porque actuaba realmente para la pared, estaba sola, no tenía ese feedback de energía del público, actuaba para mis compañeros y la pared.” Sin embargo, la posterior reacción del público a través de sus comentarios la convenció. “Todo cobró sentido de pronto, no creo ser la persona más tecnológica del mundo, pero sí tengo la capacidad de adaptarme.”

El aprendizaje en la virtualidad ha sido arduo, convirtiéndose los actores mismos en vestuaristas, maquilladores, escenógrafos y luminotécnicos. Por ejemplo, Alejandra participó en la temporada de Cuentos para apreciar la muerte de Jorge Pecho, en la que implicaba una gran demanda técnica para lograr el estilo visual deseado. “Esa temporada fue la más difícil, había que hacer juego de luces apretando botones para prender las luces, ya no solamente eres actor, pero creo que siempre se aprende de todo y nos va a seguir sirviendo cuando todo vuelva a la normalidad; extraño el teatro presencial, pero por ahora creo que lo más seguro para todos es seguir así, hasta que haya una solución más contundente.”


En Mi Muñequita - La Farsa, Alejandra tuvo la chance de intervenir en una puesta virtual muy bien planteada, además de tener un contundente mensaje. “Para mí el trasfondo es la violencia intrafamiliar, que se ve reflejado en mayor medida en esta niña, que es el personaje de Fiorella, pero que también se ve reflejado en el dolor de todos.” El texto de Gabriel Calderón presenta una familia disfuncional, dentro de la cual ocurría mucha violencia tanto física como psicológica. “Sí creces en un ambiente de mucho maltrato, de mucha violencia de todo tipo, pues la salud mental termina muy afectada.”

Alejandra tiene planes para este 2021, con su socia Leny Luna Victoria, como el dictado de talleres de teatro para todas las edades que deseen iniciarse en la actuación. “Y por otro lado, haremos funciones de la obra Despedida de soltera, que es muy divertida y entretenida para pasar el fin de semana, con tu familia en tu casa, ahora con más razón que estamos encuarentenados de nuevo.” Además, con la dirección de Juan Pablo Bustamante, viene ensayando una obra de la destacada artista Vanessa Vizcarra. “Estoy emocionada, porque será un gran reto,” finaliza.

Sergio Velarde

7 de febrero de 2021