Una forma para llegar al público
El COVID-19 ha causado daños considerables
a nivel social, económico, político y cultural. Es irreparable en algunos
casos. Sin embargo, ha demostrado que también podría tomar una posición
desafiante en otros sectores. Así, en el ámbito cultural, ha retado a varias
compañías teatrales a que desarrollen estrategias para que su contenido llegue
al público, por ejemplo. En ese sentido, algunos grupos optaron por ofertar
tickets para sus obras a través de plataformas tales como Joinnus, Facebook o
Instagram. Otros no prefirieron vender boletos, sino realizaron sus eventos con
salidas a la gorra o mostraron sus trabajos con libre entrada. Este es el caso
de las obras Los guionistas alados y Los juegos del sombrero. Ambas creaciones
teatrales fueron presentadas con acceso libre y trasmitidas a través de la
plataforma Zoom.
La
conexión de la impro
Volvió Los
juegos del sombrero. Este es un formato de improvisación teatral producido
por Di que sí Impro. En esta ocasión, contaron con la participación del elenco
Legión Impro, además de Carol Hernández y Alex Mori, quienes estuvieron como
improvisadores invitados.
Los
juegos del sombrero consiste en representar una
situación cuyo título está en un sombrero. En esta versión, el nombre de cada
improvisador estaba en dicho objeto para luego ser elegidos dos al azar e
improvisen. Los títulos de cada improvisación los brindaba el público a través
del chat de Zoom. Además, en esta ocasión, los participantes de cada
improvisación tuvieron el reto siguiente: terminar la situación en un tiempo
acordado. Si la improvisación no finalizaba en ese tiempo, cada participante
obtenía cero puntos; caso contrario, un punto conseguía cada improvisador.
La duración de cada improvisación iba acortándose
por la mitad, a medida que terminaba cada periodo de juego. En otras palabras,
si una improvisación duraba dos minutos, en la siguiente ronda, esta duraba
solo un minuto y después treinta segundos. El reto para los participantes era
cada vez más desafiante.
En general, las improvisaciones terminaron
en el tiempo exacto. Sin embargo, este factor también les jugaba en contra.
Pues en algunos casos contaban interesantes historias, pero tenían que buscar
el cierre antes de que la historia lo requiera. En otras palabras, no existía
una consecuencia de sus acciones que desenlazaran en ese final dado.
Sin embargo, el meollo del asunto no fue el
juego de la impro en sí, sino que el desarrollo de esta representación fue por
una motivación más grande: una compañera del grupo Legión Impro requería ayuda
económica urgente. Así, el dinero recaudado sería donado a su familia que está
pasando por una situación económica difícil. Sobre esto, Feffo Neyra, moderador
de Los juegos del sombrero, comentó
lo siguiente: “La impro tiene que ver en
trabajar con el otro”. En ese sentido, uno de los pilares de la
improvisación teatral es escuchar al otro. Esto nos permite pensar en la
situación del otro y colocarnos ahí por un instante. Aquí formamos la empatía.
Así, creamos lazos que nos permite conectar con el otro. En este caso,
desencadenó en una ayuda económica para una compañera. Pero podría también
funcionar para casos de mayor jerarquía. Un gobierno que sea capaz de escuchar
a su pueblo y ponerse en lugar de este solo por un instante, por ejemplo.
En resumen, esta versión de Los juegos del sombrero no solo fue un
formato de impro que nos permitió pasarla bien por un momento. Es algo más
grande. Es conectar, empatizar, crear comunidad: ESCUCHAR.
Una experiencia teatral
En esta ocasión, ARTESCÉNICA presentó Los guionistas alados. Esta obra
pertenece a Opera Prima, espacio donde se brinda la oportunidad de compartir
sus trabajos a creadores inéditos en el ámbito teatral. Además, dicha obra fue
escrita y dirigida por Daniel Manrique. Accionaron Marcell Sierra y Adriana
Toranzo.
La obra inicia con un gran espacio
escénico. Tras los intérpretes toma lugar un fondo negro. Además, ganchos de
ropa y cordeles colocados de punto a punto en los extremos ambientan el lugar.
El espacio sitúa al espectador en un lugar inhóspito, hostil y ajeno a la
tierra. Los intérpretes toman el lugar como el centro de refugio de dos seres
que deciden el futuro de los humanos.
Por otro lado, los personajes también se
encuentran bien caracterizados. El factor traje del personaje brinda al
espectador la ilusión de creer que no es humano. Sin embargo, la voz de cada
personaje indica lo opuesto. Pues los actores construyen en la imaginación del
espectador unos seres antropomorfos, pero con una cualidad de voz cálida. Es
decir, el trabajo de los intérpretes, a nivel vocal, no convergió con el
maquillaje y traje que propusieron.
Las acciones de cada personaje estaban
definidas, pero no interpretadas. Es decir, cada intérprete sabía lo que tenía
que hacer su personaje, pero no lograban accionar. Solo contaban la historia en
tramos grandes de la obra. No había alguna urgencia que los mueva
interiormente.
En la mitad de la obra, el ritmo sube y le
brindan el tempo adecuado para que funcione. Pero luego vuelve a descender.
En resumen, Los guionistas alados es una propuesta a la que le falta ajustar
algunos puntos necesarios para la mejor comprensión de la obra. Esta es la
creación de un grupo de artistas arriesgados que comparten su experiencia
creativa en el ámbito teatral.
Elio Rodríguez
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