“El teatro independiente debe ser sinónimo de nuevos
lenguajes, nuevos caminos, de rupturas”
Una de las mejores comedias teatrales estrenadas en el 2019
fue Una pequeña guerra de independencia, escrita por Cinthia Delgado y
presentada en el teatro Julieta. Su director Dusan Fung ganó el premio del
Jurado de Oficio Crítico como el mejor trabajo de dirección en Comedia/Musical;
previamente había sido nominado por su destacado trabajo como director en El arcoíris en las manos (2017) de Daniel Fernández. “Soy el único actor de la
familia,” afirma Dusan. “Empecé haciendo impro cuando era adolescente con
Pataclaun, y ya nunca lo dejé y eso fue lo que me inició en el teatro, empezó
como un hobby y después ya pude estudiarlo profesionalmente.” En el colegio,
Dusan participaba siempre de las actuaciones haciendo impro, ya que Pataclaun
colocaba un profesor en cada colegio; incluso llegó a participar en campeonatos
interescolares de impro. “Daniel Subauste fue mi primer profesor y mi maestro
de la vida fue Ricardo Morán: él ha sido el culpable de que muchos de nosotras
y nosotros estemos haciendo teatro ahora.”
La impro en el teatro
Consultado sobre los beneficios de un taller de impro para
actores, Dusan cree que “el actor o actriz recupera el juego, el saber que las
cosas no necesariamente están bien o mal, sino que al probar el juego, los
conecta con dejar de hacer las cosas para los demás.” Además, los actores
amplifican su escucha, para que se conviertan en creadores positivos. “Estamos
acostumbrados a crear desde el “no”; a partir de la impro, los actores se
vuelven más propositivos y proactivos en escena; indudablemente porque soy un
actor improvisador, todos los montajes en los que participo, así sea de texto,
tienen el juego de la impro.” Es en el TUC en el que Dusan decide dirigir.
“Teníamos un curso de producción y ya había dirigido algunas cosas de impro
antes, por necesidad, no tanto porque quería ser el director.”
La necesidad de volver a improvisar, llevaron a Dusan a
tomar la decisión de dirigir; el resultado fue Memorias: Orquesta de
soundpainting (2015), en el Teatro Ricardo Blume, una puesta en escena que reunía a una orquesta
multidisciplinaria, dirigida por Dusan y Mario Gaviria. “A partir de ahí empecé
a dirigir, me aventuré ya después a dirigir textos inicialmente y exponer a los
actores y actrices a jugar, a construir las historias.” En el TUC, Dusan tuvo
muchos maestros y maestras, a quienes les agradece sus enseñanzas. “Creo que un
maestro trasciende la técnica y te enseña cosas de la vida; mis dos maestras
son Alejandra Guerra y María Luisa de Zela, ambas en sus estilos muy
diferentes, me han enseñado muchísimo y estoy muy agradecido con ellas.”
Actuación y dirección
“Creo que un buen actor de teatro debe tener un punto de
opinión, irreverencia y juego,” afirma Dusan. “Y un buen director de teatro,
debe saber escuchar y tratar de hacer las cosas porque quiere hacerlas.” A
Dusan le ha tocado tener que dirigir espectáculos por encargo, que no
necesariamente eran los que realmente quería hacer. “No está mal, es un trabajo
y también se hace con amor, pero siento que las obras con las que
mejor me he sentido identificado han sido aquellas con las que necesitaba decir
algo o eran sueños personales.” También menciona que un buen director es aquel
que no trabaja desde su sitio y solamente se limita a dar indicaciones en un
trabajo vertical. “Debe ser un trabajo horizontal, un director es un actor más
del juego; los mejores directoras y directores que conozco, muchos son los que
están en la cancha, que se meten al escenario para conocer a sus actores y a
sus actrices.” ¿Es acaso una ventaja para un director el haber sido actor?
“Todo suma,” responde Dusan. “Pero sí creo que un director debe jugar, debe
participar en el proceso creativo, no debe estar estático, sino que debe
conocer a los actores en la cancha, en el juego.”
“La verdad yo sí creo que el talento se hace”, refiere
Dusan. “Tal vez por el destino, por cosas energéticas, hay personas que nacen
con una necesidad muy grande de crear, de hacer teatro; yo, que me he formado
de manera autodidacta, en la universidad y que ahora soy profesor y formo
coartistas, me doy cuenta que el talento se hace, porque todo el mundo podría
actuar, hasta muchos directores de cine usan no-actores, porque también los
actores estamos a veces muy contaminados, con demasiada información y perdemos
autenticidad, la ingenuidad de ser honestos en escena.” El talento con el que
nacen ciertos artistas debe descubrirse y pulirse. “He visto mucha gente a la
que algunos profesores le decían que no tenían futuro y yo he visto, en esa
perseverancia, que ahora son profesionales del arte maravillosos; por eso creo
que el talento se construye.”
Arcoíris de identidad
Premiado como el mejor montaje dramático por Oficio Crítico
2017, El arcoíris en las manos fue un notable y valiente espectáculo, aplaudido
por público y crítica. “En el momento en el que nosotras y nosotros lo hicimos,
yo ya estaba conectado con esta necesidad de hablar del mundo hostil, injusto y
mortal en el que vivimos personas lgbti,” sostiene Dusan. “Creo que las personas
que somos de la diversidad y divergencia sexual vivimos en una ciudad, en un
país que no nos protege; por el contrario, nos mata.” Para Dusan, tanto el
número de montajes de artes escénicas qué hablen de la protección a la
diversidad y de actores y actrices de la diversidad que están actualmente en
cartelera, es escaso. “No voy mucho al teatro, porque siento que no me
representan; yo entiendo las urgencias, las necesidades sociales, pero me
encantaría ver un teatro más diverso y esa fue una de las necesidades de las
que quisimos hablar, desde nuestra experiencia, desde nuestro privilegio de
poder distanciarnos como artistas.”
Para Dusan, El arcoiris en las manos fue un granito de arena
para visibilizar el espectro de la diversidad. “Que no solamente es binario,
hombre y mujer, sino que es un espectro amplio y maravilloso, que necesita de
un espacio en las artes escénicas.” Con un elenco notable, El arcoíris en las
manos contó con soberbias actuaciones, especialmente, las de Miguel Dávalos y
Miguel Álvarez. “Actores que pusieron su piel, su cuerpo, su alma para
interpretar a sus personajes; fue maravilloso y creo que muchas personas no
habían hablado de diversidad o de orientación sexual, sino de identidad, que
son cosas diferentes, creo que fue muy gratificante para nosotras y nosotros.”
Es así que Imaginario Colectivo, compañía artística que dirige Dusan, se
decidió a gestionar proyectos que hagan justicia social. “Con esa obra, mi
papá, mi mamá, mi familia, con la que habíamos hablado de orientación, pero no
de identidad, fue para ellos como incomodar desde el amor; es una operación
combinada, que me parece que funciona.”
Si bien Dusan ya había asumido la dirección de un
espectáculo de microteatro, El arcoíris en las manos fue la primera obra de
formato largo que dirigía, la cual difería en varios aspectos del original de
Fernández en el papel. “Como buen improvisador, me guío por los impulsos que
tenía: me provoca un micro, no sé por qué, pero quiero un micrófono; me provoca
que los actores no estén al mismo nivel del escenario, sino que hayan varios
niveles y así fueron apareciendo las tarimas; la obra es un poco larga,
entonces los actores, para que no estén haciendo cambios de escena, también que
estén en el escenario; en la primera escena solo salía el personaje de Marita,
pero en mi visión, estaban los cinco personajes para así darle juego.” Dusan
comenzó a buscar muchos referentes de otras obras LGTB en Latinoamérica, para
ver también como ellos habían encontrado la solución. “Porque una obra de teatro
es como un gran problema al que hay que buscar la mejor operación combinada,
para que se cuente la historia de la manera que queremos.” Dusan no pretendía
reforzar estereotipos ni nada por el estilo y asegura que la propuesta fue
genuina. “Ahora que ya ha pasado tiempo, que ya hay una distancia, volteo y
creo que no debí escuchar todos mis impulsos (sonríe), pero yo le aconsejaría a
un director que siguiera su primeros impulsos y que también es un trabajo en
equipo, los directores un poco como que nos aislamos; creo que aprendimos mucho
de esa experiencia, de trabajar en equipo, en comunidad.”
Guerras de independencia
Dusan recibe la llamada de Alejandro Clavier, director del
programa Sala de Parto, para encargarle la dirección de una de sus obras. “Me
propuso dirigir Una pequeña guerra de independencia, me dijo que sentía que yo
era el indicado, que la obra tenía una fábula simple, pero que necesitaba
alguien que le aumentará juego, color, impro y me pareció increíble, un
halago.” Dusan admira el trabajo de Clavier, además de haber participado en su
programa en años anteriores. “Que me llamen como director me encantó, porque
Jano quiere también formar directores, solidificar herramientas para un
director y me dijo: “Esta obra es para ti”, sentí una buena corazonada.” Dusan
presentó el texto a Imaginario Colectivo y les encantó a todos. “Porque
salíamos de El arcoíris en las manos, de una historia que se cuenta a través
del drama y Una pequeña guerra de independencia, desde la comedia; me inspiró
demasiado, porque habiendo trabajado tanto tiempo con la impro, por fin podía
dirigir un texto con humor.”
En cuanto a los actores de Una pequeña guerra de
independencia, Dusan solo tiene elogios para ellos. “He tenido actores
demasiado juguetones, como Carlos Daniel Salazar, que es de nuestra compañía,
que se ha formado aquí con nosotros, fue la mejor idea para nosotros.” Por otro
lado, también contó con la participación de Armando Machuca. “Toda la vida ha
sido mi maestro, me moría de ganas de trabajar con él.” El oficio lo aportó
Pold Gastello, con una amplia experiencia en la impro. “Para mí tenerlos fue un
lujo y luego hicimos audiciones para encontrar al personaje femenino: yo ya
había tenido a Anahí de Cárdenas en talleres de impro, me parecía fabulosa;
creo que de hecho ella ha venido haciendo personajes un poquito estereotipados
y encasillados, por eso me dio muchísimo gusto invitarla a jugar y probar cosas
nuevas.” Por cuestiones de tiempo se movieron las fechas dela temporada, así
que posteriormente entró a escena la gran Anaí Padilla. “Las dos también habían
hecho impro en Imaginario Colectivo; así que tenía todo el sentido del mundo
juntar a estos cinco actores que hacen impro y que el juego sea la base para
descubrir cómo vamos a contar esta historia; fue un lujo, un privilegio para mí
el contar con estos cinco actores increíbles, muy juguetones y graciosos.”
Dusan sí reconoce que no necesariamente hizo la obra para
todo el mundo. “Primero, nosotros la pasamos muy bien en esa hora y cuarto de
obra, nos divertíamos y ojalá que eso también haya podido llegar a la gente;
fue una obra tan distinta después de acabar con El arcoíris en las manos.”
Imaginando para la comunidad, Dusan viene dirigiendo, junto a las artistas
Vanessa Geldres y Gabriela Gallegos, la compañía Imaginario Colectivo, ubicada
Barranco, durante cinco años. “Es un espacio propio en el que estamos dedicados
a encontrar proyectos que hablen de justicia social, diversidad y disidencia
sexual.” También se dictan cursos de impro para principiantes, para actores,
para directores, laboratorios de creación, teatro y producción de televisión.
“Creemos que la gestión, la autogestión cultural, es la que va a ayudarnos a
elevar la calidad de nuestro trabajo.” Dusan se autodefine además como un
gestor cultural de cancha, de batalla. “Nuestra casa es nuestro espacio de
producción cultural, acá hacemos talleres, funciones y ensayos; pero es más que
un espacio de teatro, es una comunidad: aquí recibimos a todos aquellos actores
y actrices gays, lesbianas, trans, disidentes de género, migrantes, personas
que no son de Lima, todas esas personas que no son prioridades en otros
espacios culturales o proyectos, por ser quienes son; pero aquí, para nosotros
y para nosotras, por ser quien eres, sí eres una prioridad.”
Imaginario Colectivo recibe muchos actores y actrices que no
pueden trabajar, debido a que no se ajustan a los estereotipos que se piden.
“Ellos no cumplen con los estereotipos hegemónicos que se piden y son actores
increíbles,” asegura Dusan. “Por eso, nuestra apuesta en Imaginario Colectivo
es diversificar la escena local; entendemos que hay un mercado, lo comprendemos
absolutamente, por eso en Una pequeña guerra de independencia el protagonista
era Carlos Daniel, que es de nuestra compañía, que está formado aquí, que es un
actor independiente.” La misión el colectivo también está orientada a priorizar
el teatro independiente. “A mí me invitan a conversatorios y entrevistas para
hablar de teatro independiente y veo proyectos de otras compañeras y compañeros
de teatro independiente; este ha avanzado, ha resurgido, emergido y creo que
nuestra misión es que el teatro independiente deje de ser sinónimo de baja
calidad o de poco presupuesto, sino todo lo contrario, para que sea sinónimo de
nuevos lenguajes, nuevos caminos, de rupturas de estados convencionales del
teatro peruano; es tomar la calle, tomar esta casa, que es patrimonio cultural
de la nación y volverla un punto de cultura; ese es un poco el trabajo que
venimos haciendo en Imaginario Colectivo.”
Dusan tiene varios proyectos para este 2020, como las
reposiciones de Un intento valiente de representar 30 obras en 1 hora y Una
pequeña guerra de independencia; con la primera, se planea una temporada
itinerante y la participación de algunos invitados en su elenco; y con la
segunda, estará en el Centro Cultural de España con funciones gratuitas para el
público. “Y estamos con funciones y talleres de impro; si la gente quiere saber
un poco más de mí o de la impro, que busque Imaginario Colectivo; aquí tenemos
actores y actrices haciendo impro y siempre invitando a otros que se mueren de
miedo a que vengan por aquí para transformar ese miedo en inspiración,”
finaliza.
Sergio Velarde
21 de marzo de 2020
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