Páginas

jueves, 19 de septiembre de 2019

Crítica: ESTE LUGAR NO EXISTE


Valiente llamada de atención

La terrible realidad que enfrentamos como nación, a todo nivel, resulta una fuente inagotable para que nuestros artistas concreten proyectos teatrales que busquen la reflexión en el espectador. En este año, desde discretos montajes como Siguiente, que pone sobre el tapete lo tremendamente irregular que es nuestra sistema de salud pública, hasta sugerentes y trepidantes espectáculos como Bagua, ni grande ni chica, que denuncia el escandaloso desalojo de nativos amazónicos por parte del gobierno aprista en beneficio del tratado de marras con los Estados Unidos, se encargaron de hacer un pertinente llamado de atención a la sociedad y a sus líderes. A este grupo se le une Este lugar no existe, obra escrita y dirigida por la joven Alejandra Vieira, ganadora del Concurso Nacional “Nueva Dramaturgia Peruana 2017” del Ministerio de Cultura y que formó parte del Centro de Formación Teatral Aranwa en su Programa “Directores en acción” 2016.

Este lugar no existe sostiene su historia en la ingenuidad de la pareja protagónica: Julia (Yaremis Rebaza) y Ernesto (Santiago Torres) habitan en un pueblo amazónico tomado por la minería ilegal; ella sobrevive como prostituta y él soporta las duras e inclementes condiciones de este trabajo informal e inhumano. Durante sus encuentros, en los que al inicio solo se dedican a conversar, surge una estrecha relación que los lleva a imaginar un futuro lejos de todo el infierno en el que viven día a día, un futuro en la capital, una ciudad a la que idealizan de manera obviamente equivocada. La Sala Tovar de Miraflores, así como el Teatro Ricardo Blume de Aranwa, le permite a Vieira trabajar de manera circular, con mínimos elementos y centrándose en las muy correctas actuaciones de los jóvenes Rebaza y Torres, quienes con mucha frescura sacan adelante sus personajes y hacen creíble su romance en escena y su inequívoco y trágico destino. Además, la notable Irene Eyzaguirre siempre impone su presencia, a pesar de lo reducido de su papel.

Siendo la puesta en escena de tono intimista, se corría el riesgo de perder de vista su contexto social y político específico (sugerido en breves imágenes proyectadas al inicio), en beneficio de esta historia de emprendimiento imposible por parte de estos cándidos jóvenes, en literalmente cualquier espacio y tiempo. Sin embargo, Vieira logra integrar con coherencia las diversas (y tan nuestras) problemáticas que nos aquejan, no solo en lo concerniente a la minería ilegal, sino también a los profundos abismos culturales que separan nuestras regiones, en donde campea la corrupción, la violencia y la explotación. Ya desde el título se nos anticipa que esa “Tierra Prometida” de la que hablan los protagonistas, en efecto, no existe. Producida por Onírica Teatro Independiente, Este lugar no existe es una digna y valiente llamada de atención sobre las terribles condiciones que viven nuestros compatriotas en otras latitudes; seres humanos con anhelos y esperanzas que se ven perdidos por la inoperancia y atraso de nuestro sistema.

Sergio Velarde
19 de septiembre de 2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario