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sábado, 10 de noviembre de 2018

Crítica: ZOMBI


Distopía extrema

El Centro Cultural de la Universidad de Lima viene presentando la obra Zombi, ganadora del concurso de dramaturgia “Teatro Lab”, escrita por Daniel Dillon y dirigida por Carlos Tolentino Giuria.

Ambientada en el año 2041, el texto de Dillon refleja la desolación y extremo de una sociedad, devastada por la proliferación de enfermedades, la destrucción del ecosistema y la consecuente deshumanización de sus habitantes. El canibalismo se convierte en una forma de supervivencia, la ciudad está dividida; entonces, una mujer que vive en la pobreza encuentra a Arón, un joven de buena posición que deambula herido, cargando consigo un estigma macabro (devorar sesos humanos).

Zombi logra un montaje bastante descriptivo, acondicionado en dos niveles: uno, para la zona paupérrima; y otro, que alude al confort de la zona de vivienda. Con un amplio uso de material audiovisual, aunado a un diseño de iluminación preciso, se recrea una distopía futurista en escena. Además, cada elemento de utilería fue aprovechado por los actores.

Actualmente, se están abordando con mayor fuerza en la escena teatral los temas relacionados al futuro que nos espera, desde una perspectiva post-apocalíptica (nada deseable) que parece no ser ajena a las circunstancias que nos rodean (calentamiento global, lucha de poderes, el índice de pobreza que incrementa en ciertos países, entre otros factores). En esta puesta, la idea que propone el texto es la degradación de los seres humanos, cuando no tienen más que esperar de la vida, lo cual hace que la relación entre este joven y esta mujer aparezca como un último recurso para sobrevivir. Los pensamientos (en la obra) son un recurso utilizado por los personajes para recordar quienes fueron y en quienes se han convertido.

El elenco está conformado por Stephanie Orúe, Joel Soria, Renato Medina y José Miguel Arbulú, quienes lograron construir a sus personajes correctamente, manejando el movimiento y juego escénico con solidez. Sin embargo, considero que en los momentos en los que se rompe la cuarta pared, debía desacelerarse el ritmo del texto (teniendo en cuenta que la obra tiene su propia dinámica), ello para mantener el tono intenso y el suspenso que sugiere la propuesta.

Cabe mencionar la iniciativa del proyecto Transmedia, realizado por el Centro Cultural de la Universidad de Lima, que termina de cerrar el engranaje que empezó con la obra, ofreciendo en diversas plataformas digitales el contenido relacionado con la temática futurista.

Maria Cristina Mory Cárdenas
10 de noviembre de 2018

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