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sábado, 10 de noviembre de 2018

Crítica: LA MUCHACHA DE LOS LIBROS USADOS


Cantos de opresión

Nuevamente, un texto del dramaturgo argentino-ecuatoriano Arístides Vargas nos sorprende en escena. El Centro Cultural Ricardo Palma presenta La Muchacha de los Libros Usados, dirigida por Mariana Palau.

La potente narrativa de Vargas cuenta la historia de una niña, quien es vendida por su padre a un coronel del ejército para casarse con él, prometiéndole no consumar el matrimonio hasta que ella tenga su primera menstruación. La pequeña será sometida a la rigurosidad, viviendo en los cuarteles y siendo tratada como un simple objeto sin voz.

Bajo una acertada dirección, este montaje se construye amalgamando los simbolismos y poéticos diálogos de la narrativa, con canciones ejecutadas en vivo por las jóvenes intérpretes Javiera Lizama y Paula Lizama, quienes aportan con su voz la cuota de sensibilidad y profundidad requeridas para complementar el trabajo actoral. Completan el impecable elenco Luccía Méndez (con una interpretación contundente de la Muchacha), Antonio Aguinaga, Johan Escalante, Sylvia Majo y Juan Carlos Díaz, quienes con magistral destreza sostuvieron a trece personajes de forma casi simultánea y sin salir de escena.

Esta obra contiene un lenguaje particular, en donde se produce una ruptura de la realidad, una descolocación (llevada casi al absurdo) propia de la pérdida, el desamparo, la opresión, la tortura, la pérdida de la valía y la condena de vivir como un ser humano sin voluntad, apareciendo el humor ácido por momentos. Teniendo como eje a la niña, maltratada y vejada por su propio núcleo, intentando explicar una situación inexplicable y dolorosa.

La Muchacha de los Libros Usados, mediante recursos sencillos, conmueve por su fuerza interpretativa (a nivel vocal y actoral), cala hondo en su mensaje y merece sin duda, ser vista y escuchada, para continuar el largo camino de la reivindicación de los derechos de los grupos vulnerables (niños, niñas, mujeres) que de ningún modo pueden verse desamparados.

Maria Cristina Mory Cárdenas
10 de noviembre de 2018

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