Las típicas decisiones adolescentes
Ernesto Barraza Eléspuru, uno de los ganadores del festival de
dramaturgia Sala de Parto 2013, fue autor y director de Break (2011) y Botella
borracha (2012), dos montajes en los que los protagonistas eran jóvenes aproximándose
a la adultez, que reflexionaban sobre el amor, sus expectativas en el futuro y
otros temas mundanos. Exceptuando su debut con El duende (2010), este estilo de
dramaturgia bien podría resultar novedoso para algunos, o un simple
entretenimiento sin mayor trascendencia para otros. En el caso de Rockstars, estrenada
en el Auditorio del Centro Cultural Ricardo Palma, la anécdota se reduce al
origen de una banda juvenil de música y a sus esperanzas de ganar un concurso,
a pesar de los típicos problemas adolescentes que deben enfrentar sus
integrantes.
Cuatro amigos del colegio se proponen formar una banda de rock y
participar en un concurso que piensan, los catapultaría a su tan anhelado éxito
musical. La historia se centra en Sebastián (Stefano Salvini, a quien vimos en
El último fuego), el vocalista del grupo, su principal promotor, y acaso el
personaje con mayor desarrollo dramático de la historia. Sebastián, un joven
que además le teme al compromiso sentimental, trata de influenciar en sus
compañeros para que sientan esta misma pasión para lograr su objetivo en común.
Su principal antagonista, Sergio (Gabriel Gonzales), se mantiene en el grupo a
duras penas, ya que su padre tiene otros planes profesionales para él.
Por otra parte, Marco (Andrés Salas, secundario de lujo en Mimí y el Monstruo de la Noche y Nuestro pueblo) y Renzo (Nicolás Valdés, de la notable Laberinto de monstruos), comparten los ensayos de la banda con sus estudios de inglés y
repostería, respectivamente. La cuota romántica la pone Claudia (la siempre
carismática Jely Reátegui), la fotógrafa que aparece para sacudir tímidamente
los sentimientos de Sebastián. Se trata entonces, de un buen grupo de actores
que deben encarnar sencillos personajes, con los típicos conflictos
contemporáneos de siempre, como por ejemplo, el de tomar la difícil decisión de
dedicarte de lleno a hacer lo que te apasiona. Los diálogos de los jóvenes
durante los previos a los ensayos, pueden ser verosímiles, llenos de los
típicos lugares comunes y groserías, pero llanos y superficiales, al fin y al
cabo. La llegada de la fotógrafa sí sirve para darle un respiro a la historia,
humanizando en cierta medida el personaje de Sebastián.
La puesta en escena utiliza escenografía minimalista y escaso uso de
sonido y luz, acaso para centrar la atención en los conflictos y personalidades
de los integrantes. Pero la densidad narrativa y la profundidad de algunos
personajes, como en el caso del personaje de Valdés, no están lo
suficientemente trabajadas como para elevar el montaje a otro nivel. El uso de
la grabación en video, en la que apreciamos los previos al concierto; y la
presentación musical en vivo del grupo, le aportan un digno final a una puesta
en escena carente de mayor trascendencia. Rockstars, escrita y dirigida por
Ernesto Barraza Eléspuru, se mantiene tan solo como una amable anécdota sobre
los consabidos conflictos que enfrentan los jóvenes y nada más.
Sergio Velarde
Publicado en LA LUPE N° 3
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