Entre polvos pica pica
Algo en el ADN de los Hombres
G debe haber codificado en su música un sentimiento de nostalgia por el pasado,
por los sueños y locuras juveniles. Diego Lombardi no es ajeno a esto, y con ¡Ay! ¿Qué será de mí?, este aspecto
nostálgico toma un primer plano. Una muy buena química
entre los actores y la sensación de diversión con su historia sostiene este
musical hasta la meta, aun con algunos procesos apresurados.
La música en vivo es
incorporada de una manera muy lúdica y desnuda hacia el espectador. Me preocupó
un poco, al inicio, comprender la convención en la que los cuatro músicos se
encuentran en el escenario, pero rápidamente su presencia se vuelve más
comprensible y logra aportar buenas dosis de comedia sin restarle peso a las
escenas más dramáticas. Los momentos musicales, en general, están muy bien
cuidados: las canciones fluyen y entretienen tanto en un aspecto técnico como
visual y temático. Los Hombres G tienen letras bastante juguetonas y tanto la
dirección, los músicos y la buena disposición de los actores comparten este juego
con el público, si bien algunas se sienten un poco forzadas dentro de la trama
(algo con lo que la obra también hace juego: apenas se menciona al personaje de
Marta, ya todos sabemos qué canción va a estar).
Los personajes que dan
mayor eje a la obra son, probablemente, los de Marco Zunino y Miguel Álvarez. Es el viaje de Zunino el que enmarca la obra, y Álvarez logra hacer un
antagonista pulcro y muy claro. Quizás, eso sí, el auge del conflicto entre
todos los personajes pudo construirse con una mayor profundidad. Hay muchos
agravantes en la situación: la muerte del padre, la violencia, la revelación de
grandes secretos. Se hace una buena construcción hacia el estallido, pero este
aun se siente algo súbito.
Lo que atraviesa la obra
de manera sumamente profunda es la nostalgia. Sí, los Hombres G la causan sin
piedad, pero Lombardi parece haberlos escogido a propósito para hablar más a
profundidad del sentimiento de juventud que, a veces, sentimos se ha ido por
completo ante la crueldad del mundo. Nicolás Galindo y Tati Alcántara, sidekick e interés amoroso de la obra
respectivamente, muestran también esto en sus propios viajes, que dan
atinadamente este sentir de leitmotif
a la obra.
¡Ay!
¿Qué será de mí?, con un título que pareciera pesimista, es una divertida
obra que curiosamente nos hace ver estas canciones, no como un tiempo pasado,
sino como un optimista recordatorio de que nunca es tarde para volver al camino
que realmente soñamos. Simbólicamente, la obra empieza y
termina con un montaje de fotos, que nos hace pasar del Photoshop a lo
auténtico.
José Miguel Herrera
28 de setiembre de 2024
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