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lunes, 13 de mayo de 2024

Crítica: EL HOMBRE SIN MEMORIA


Recuerdos del conflicto

Reestrenada en la Asociación de Artistas Aficionados, la puesta en escena de El hombre sin memoria es una nueva oportunidad para ejercitar, precisamente, nuestra memoria colectiva. Como la sociedad dividida que somos y que no se recupera aún de sus heridas, para no olvidar las atroces consecuencias del conflicto armado interno. Escrita por Jorge Bazalar y dirigida por Renato Piaggio, la historia es una más de las de tantas familias quebradas por el terror, que lejos de “romantizar” la barbarie como algunas voces desinformadas pretenden argumentar, se encarga de mostrar la violencia a la que fueron sometidas muchas comunidades campesinas, olvidadas en el tiempo, pero que aquí encuentran una voz.

Ubicada en una región andina durante los ataques terroristas, el escenario cuenta con dos niveles para desarrollar la acción de manera funcional: en el inferior se encuentra la calle, en la que aparece un hombre golpeado, descalzo y sin ninguna idea acerca de su identidad (Alberick Gacía), además de un cadete en busca de la pierna que perdió durante uno de sus combates (Ricardo Bromley); en el superior, la humilde vivienda de una señora (Haydée Cáceres) que no pierde las esperanzas de encontrar a su hijo perdido y que vive con su única hija (Marcia Huamaní), quien es la que decide darle refugio al hombre sin memoria. La historia no demora en arrancar, es concisa y dirigida con fluidez, sin tropiezos y sin dilaciones que afecten el ritmo.

Muy sólido el elenco de esta reposición, que se encuentra por encima de ciertos aspectos por pulir, tales como el audio de la voz en off o la pierna perdida (que es imposible no verla cuando le cae arena): los jóvenes Huamaní y Bromley asumen sus roles con solidez y compromiso; García es muy creíble en su ejecución, especialmente cuando se revela su identidad; por su parte, la señora Cáceres demuestra lo consumada actriz que es, no solo conmoviendo en su terquedad por dar con el paradero del hijo perdido, sino en lo que respecta a la tierna relación con su hija. El hombre sin memoria no necesita extenderse en duración para mostrar con contundencia los excesos cometidos en tiempos de conflicto armado, convirtiéndose en una puesta imprescindible para no perder lo que tanta falta le hace al país: memoria.

Sergio Velarde

13 de mayo de 2024

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