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jueves, 16 de mayo de 2024

Crítica: ROBIN HOOD


En el bosque de Sherwood

Todos los cuentos clásicos, a pesar de ser historias conocidas, siempre tienen de su lado la curiosidad del público, y esa curiosidad no se encuentra tanto en la historia, sino en cómo se cuenta. En esta oportunidad, en la Sala Alzedo, se está presentando una obra de teatro familiar que adapta en forma muy libre la historia de Robin Hood y su enfrentamiento contra las injusticias que comete el comisario de Sherwood, para narrar una historia épica muy divertida.

La adaptación inicia mostrando el comportamiento del comisario; pero no va al simple hecho de decir que es injusto, sino que lo muestra a través de un diálogo entre dos habitantes de la ciudad que tienen opiniones contrarias sobre la forma de gobierno. Este diálogo se repite durante la historia un par de veces más, donde el apoyo al comisario cada vez se va quedando sin argumentos. Es interesante este aporte, ya que muestra que para toda historia siempre hay dos puntos de vista. Otro aspecto llamativo es que no muestra a un Robin Hood como el caudillo que lidera la pelea contra el comisario, sino como una persona común que regresa a su pueblo y que se une a una lucha ya establecida; su aporte es adicional al descontento general y se muestra como una lucha colectiva más que la cruzada de una persona. A todo ello no se puede olvidar el tema del amor, un Robin Hood sin una Lady Marian no es una historia de Robin Hood.

Los personajes están caracterizados como animales antropomorfizados, de esa manera añaden en forma sencilla características adicionales lo que les permite jugar con situaciones cómicas que agregan agilidad a cada una de las escenas y agrega una capa de accesibilidad para el púbico infantil. Los diálogos son claros y justos para mantener la atención de todo tipo de espectadores y usan una escenografía práctica, a través de cortinas pintadas y un vestuario llamativo y bien cuidado. La dirección coordina en forma dinámica a todo su elenco de personajes tan diversos, asegurando que las escenas fluyan con energía y coherencia.

En resumen, Robin Hood es una obra divertida que reinventa un clásico con un toque juguetón que fascina a los niños y agrada a los adultos, y la convierten en una buena opción teatral para toda la familia. La pueden ver los fines de semana en la Sala Alzedo del Centro de Lima.

Ulises Cabanillas

16 de mayo de 2024

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