Rastros de violencia
A cargo de la joven productora Hilos Cruzados, esta
brevísima temporada de la obra Quién era yo, escrita y dirigida por
Jeffry García Ruiz, se presenta en el Auditorio de la Sociedad Nacional de Industrias
(última función el 8 de diciembre).
La trama nos revela a Brandon, un hombre que en sus últimos
momentos de vida sufre de alucinaciones provocadas por la demencia senil que
padece, situación que lo confronta con los fantasmas de su pasado: su crianza,
su inestable vida familiar, y el abandono de sus hijos Jacomo y Lora. Una
historia que transita entre el delirio y la nostalgia, mostrándonos a un hombre
en el ocaso de su vida, que parece haber perdido todo.
El elenco está conformado por Korin Ortega Caycho, Francisco
Rodríguez, Piero Moroni y Jorge Armando Cárdenas, quienes estuvieron correctos
en sus roles y afianzados como grupo. Vale mencionar las interesantes
intervenciones de Ortega en el papel de Lora y Rodríguez, en varios personajes a
lo largo del montaje. Ahora bien, la estética propuesta se compone de elementos
como cajas, podios, muñecos, mesas, sillas y otros objetos que aportan a las
acciones de los personajes, quienes a través de sus vestuarios también están
comunicando; además, la simbología entre el maquillaje y caracterización de
Jacomo, con el muñeco de Topo Gigio, así como la muñeca de Lora y la similitud
con su vestuario, son imágenes muy potentes, lo cual se agradece. Sumado a la
música, algunos efectos de sonido, que pudieron ser más precisos, sobre todo,
al final de algunas escenas, y el juego de luces, que si bien jugó una mala
pasada al inicio de la función, valoro la capacidad del director y la
producción para reponerse y continuar.
Por otro lado, no estoy segura si aquel desperfecto fue una
causa para que el ritmo de la puesta decaiga en los cambios de escena, que
también podrían revisarse para futuras presentaciones y así darles mayor
dinámica; sin embargo, comprendo que el tema de la iluminación pudo ser una
preocupación latente. También, como sugerencia, habría que especificar a qué
público está dirigida la obra, pues por más que los vestuarios y
caracterizaciones tengan un toque infantil, creo que hay escenas y diálogos que
corresponden a un público adulto, y en la segunda función a la que asistí,
había un niño.
Quién era yo es una interesante puesta en escena, que
tal como una pesadilla que se hace real, nos ofrece una honesta narrativa que
es importante tocar en ámbito escénico, teniendo como eje el núcleo familiar.
Abordar la masculinidad, la presencia paterna, la crianza en medio de la
violencia que deja crueles rastros para el futuro; es vital, para reflexionar
en el presente, los cambios que nos urgen como individuos y como sociedad.
Maria Cristina Mory Cárdenas
7 de diciembre de 2023
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