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jueves, 7 de diciembre de 2023

Crítica: QUIÉN ERA YO


Rastros de violencia

A cargo de la joven productora Hilos Cruzados, esta brevísima temporada de la obra Quién era yo, escrita y dirigida por Jeffry García Ruiz, se presenta en el Auditorio de la Sociedad Nacional de Industrias (última función el 8 de diciembre).

La trama nos revela a Brandon, un hombre que en sus últimos momentos de vida sufre de alucinaciones provocadas por la demencia senil que padece, situación que lo confronta con los fantasmas de su pasado: su crianza, su inestable vida familiar, y el abandono de sus hijos Jacomo y Lora. Una historia que transita entre el delirio y la nostalgia, mostrándonos a un hombre en el ocaso de su vida, que parece haber perdido todo.

El elenco está conformado por Korin Ortega Caycho, Francisco Rodríguez, Piero Moroni y Jorge Armando Cárdenas, quienes estuvieron correctos en sus roles y afianzados como grupo. Vale mencionar las interesantes intervenciones de Ortega en el papel de Lora y Rodríguez, en varios personajes a lo largo del montaje. Ahora bien, la estética propuesta se compone de elementos como cajas, podios, muñecos, mesas, sillas y otros objetos que aportan a las acciones de los personajes, quienes a través de sus vestuarios también están comunicando; además, la simbología entre el maquillaje y caracterización de Jacomo, con el muñeco de Topo Gigio, así como la muñeca de Lora y la similitud con su vestuario, son imágenes muy potentes, lo cual se agradece. Sumado a la música, algunos efectos de sonido, que pudieron ser más precisos, sobre todo, al final de algunas escenas, y el juego de luces, que si bien jugó una mala pasada al inicio de la función, valoro la capacidad del director y la producción para reponerse y continuar.

Por otro lado, no estoy segura si aquel desperfecto fue una causa para que el ritmo de la puesta decaiga en los cambios de escena, que también podrían revisarse para futuras presentaciones y así darles mayor dinámica; sin embargo, comprendo que el tema de la iluminación pudo ser una preocupación latente. También, como sugerencia, habría que especificar a qué público está dirigida la obra, pues por más que los vestuarios y caracterizaciones tengan un toque infantil, creo que hay escenas y diálogos que corresponden a un público adulto, y en la segunda función a la que asistí, había un niño.   

Quién era yo es una interesante puesta en escena, que tal como una pesadilla que se hace real, nos ofrece una honesta narrativa que es importante tocar en ámbito escénico, teniendo como eje el núcleo familiar. Abordar la masculinidad, la presencia paterna, la crianza en medio de la violencia que deja crueles rastros para el futuro; es vital, para reflexionar en el presente, los cambios que nos urgen como individuos y como sociedad.         

Maria Cristina Mory Cárdenas

7 de diciembre de 2023

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