¿Cuán conscientes somos de nuestra realidad en nuestro sistema educativo?
Personalmente,
llevo algunos años involucrado como docente en una escuela local en educación
primaria y secundaria. Cada año que transcurría entre pandemia y saliendo de
ella, me iba cuestionando acerca de la calidad de la educación. Creo que un
docente tendría que estar muy desconectado, solo para ingresar al aula,
desarrollar su clase e irse, sin notar o que le haga algo de ruido al menos los
procesos de aprendizaje de cada uno de sus alumnos, las realidades de las que
vienen y una fuerte sensación de que la educación en el Perú se ha vuelto un
negocio hace muchos años, donde parece que la vocación por la enseñanza, que ya
de por sí es bastante sacrificada, es una lucha constante contra un sistema que
te arrasa; llevándose la peor parte de esto, obviamente, el alumnado.
Alumnado
que sale muchas veces desvalido, con pocas herramientas, pocas oportunidades, y
solo reforzando a unos cuantos en algunas áreas específicas; porque claro, si
destacas en arte, música, danza o teatro, olvida de pertenecer al cuadro de
honor y te hace sentir que no encajas en el sistema. Y todo esto lo relato en
una escuela particular de Lima, porque la realidad de un centro de estudios de
un pueblo alejado de una provincia de nuestro país es realmente conmovedor y
doloroso. Todo esto me hizo reflexionar y sentir la maravillosa y profunda
puesta en escena La vida en otros planetas de Mariana de Althaus, que
cumple muy bien a través de recoger de la realidad tres testimonios de
profesores rurales de nuestro país y todo contra lo que tienen que empujar para
hacer visible a aquellos niños y adolescentes de los cuales, desde nuestra
vereda, jamás veríamos.
La
dirección es bastante acertada, con muy buen ritmo, se deja seguir con
facilidad, con momentos precisos en los que cada actor y actriz representa a estos
maestros y alumnos, y no solo eso, sino desde cómo se identifican desde su
historia personal, su propia formación, su propio contexto de vida, y desnudan
con mucha sensibilidad lo que para cada uno ha sido su propia lucha en nuestro
sistema educativo. Alain Salinas, Conny Betzabé, Godo Lozano, Herbert
Corimanya, Marisol Mamani y Muriel Garcia hacen todos un desarrollo en escena
comprometido y profundo, todos a destacar, teniendo un momento aparte Salinas
en un monólogo final, que arranca emociones encontradas sobre nuestra
educación.
La
puesta en escena iba haciendo un recorrido histórico mostrándonos cómo cada
gobierno iba formando o “deformando” nuestro sistema educativo, dejándote con
la sensación que nada hemos avanzado. A través de una pizarra grande, ibas
observando señales de aquella “evolución”, desde las carpetas dispuestas hacia
el fondo del escenario, con lo cual también sentía, que desde nuestras butacas
como público, éramos alumnos presenciando nuestra propia historia de nuestra educación.
Finalmente, creo que todos deberían ver esta puesta en escena, como testimonio
vivo de aquellos “invisibles”, y que miremos siempre un poco más allá de
nosotros mismos.
Manuel
Trujillo
4 de
diciembre de 2023
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