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lunes, 4 de diciembre de 2023

Crítica: LA VIDA EN OTROS PLANETAS


¿Cuán conscientes somos de nuestra realidad en nuestro sistema educativo?

Personalmente, llevo algunos años involucrado como docente en una escuela local en educación primaria y secundaria. Cada año que transcurría entre pandemia y saliendo de ella, me iba cuestionando acerca de la calidad de la educación. Creo que un docente tendría que estar muy desconectado, solo para ingresar al aula, desarrollar su clase e irse, sin notar o que le haga algo de ruido al menos los procesos de aprendizaje de cada uno de sus alumnos, las realidades de las que vienen y una fuerte sensación de que la educación en el Perú se ha vuelto un negocio hace muchos años, donde parece que la vocación por la enseñanza, que ya de por sí es bastante sacrificada, es una lucha constante contra un sistema que te arrasa; llevándose la peor parte de esto, obviamente, el alumnado.

Alumnado que sale muchas veces desvalido, con pocas herramientas, pocas oportunidades, y solo reforzando a unos cuantos en algunas áreas específicas; porque claro, si destacas en arte, música, danza o teatro, olvida de pertenecer al cuadro de honor y te hace sentir que no encajas en el sistema. Y todo esto lo relato en una escuela particular de Lima, porque la realidad de un centro de estudios de un pueblo alejado de una provincia de nuestro país es realmente conmovedor y doloroso. Todo esto me hizo reflexionar y sentir la maravillosa y profunda puesta en escena La vida en otros planetas de Mariana de Althaus, que cumple muy bien a través de recoger de la realidad tres testimonios de profesores rurales de nuestro país y todo contra lo que tienen que empujar para hacer visible a aquellos niños y adolescentes de los cuales, desde nuestra vereda, jamás veríamos.

La dirección es bastante acertada, con muy buen ritmo, se deja seguir con facilidad, con momentos precisos en los que cada actor y actriz representa a estos maestros y alumnos, y no solo eso, sino desde cómo se identifican desde su historia personal, su propia formación, su propio contexto de vida, y desnudan con mucha sensibilidad lo que para cada uno ha sido su propia lucha en nuestro sistema educativo. Alain Salinas, Conny Betzabé, Godo Lozano, Herbert Corimanya, Marisol Mamani y Muriel Garcia hacen todos un desarrollo en escena comprometido y profundo, todos a destacar, teniendo un momento aparte Salinas en un monólogo final, que arranca emociones encontradas sobre nuestra educación.

La puesta en escena iba haciendo un recorrido histórico mostrándonos cómo cada gobierno iba formando o “deformando” nuestro sistema educativo, dejándote con la sensación que nada hemos avanzado. A través de una pizarra grande, ibas observando señales de aquella “evolución”, desde las carpetas dispuestas hacia el fondo del escenario, con lo cual también sentía, que desde nuestras butacas como público, éramos alumnos presenciando nuestra propia historia de nuestra educación. Finalmente, creo que todos deberían ver esta puesta en escena, como testimonio vivo de aquellos “invisibles”, y que miremos siempre un poco más allá de nosotros mismos.

Manuel Trujillo

4 de diciembre de 2023

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