Solidaridad de clase
¿Se puede vivir en un país en duelo? La huelga de Federico Abril es una comedia muy actual y que se
puede resumir en una palabra: valiente. No es para menos, pues el elenco aborda,
de manera dramáticamente bien hecha, dos temas sociales importantes: el derecho
al trabajo y la coyuntura actual en el país. En una escena se ironiza con la
imagen de la misma presidenta de la república de manera muy perspicaz. No es
para menos mi comentario, pues hace unas semanas, el colectivo teatral La
Cuarta Pared fue atacado por un espectador iracundo, mientras la obra El Joker representaba una temática
similar. (1)
Desde hace unos meses estoy leyendo con profunda seriedad
académica la teoría teatral de clásicos como Konstantín Stanislavski y se me
vino a la memoria una cita muy acorde con este montaje: “El teatro, por su publicidad y aspecto, llega ser un arma de doble
filo, cumple un rol social, y por otro anima a los que quieren explotar nuestro
arte. Estos últimos aprovechan la ignorancia de unos y el mal gusto de otros,
recurren a favoritismos que nada tienen que ver con la creación. Debemos luchar
contra ellos con la mayor energía, hasta expulsarlos de la escena”. (2) El
personaje de la asistente huelguista (Nicole Posso) pone una dosis brechtiana,
pues interpela a los artistas por su indolencia frente a una crisis de derechos
humanos básicos en la sociedad. Me gustó que el personaje de Posso fuera
impactante e inquisidor y por momentos, intimidante. Por otro lado, la escena
que envolvió al público en risas fue la singular satirización de un montaje de
romanticismo barato. La interpretación de Carlos (Alfredo Motta), un director
de teatro frustrado e iracundo, fue muy creíble y equilibrada. Me gustó que se
empleara el diálogo absurdo para llamar la atención. Por último, el asistente
interpretado por Antonio Farfán tuvo un trabajo de cuerpo y presencia escénica
importante, por trabajar aún su proyección de voz.
Tocando aspectos técnicos del montaje, creo que extrañé la
música en las escenas. Siempre la música o efectos de sonido nos ayudan emotivamente
a ubicarnos y diferenciar a los personajes. De otro lado, la utilería fue más
que minimalista, lo cual daba un aire de vacío. Esto último como que no
correspondería con el preámbulo de un montaje tan espectacular, como el del
director de teatro. Finalmente, el montaje termina muy rápido y deja en el
espectador una necesidad de querer seguir viendo. Este sería el matiz sobre el
cual se centra mi crítica: la dramaturgia, pues considero que pudo ser aún
mucho más compleja y ahondar en los personajes de Posso y Motta. La huelga de Federico Abril es original,
crítica y valiente. Vayan a verla este fin de semana que aún está en cartelera.
Enrique Pacheco
25 de mayo de 2023
(1) Tensión: en Perú,
atacaron a un actor local mientras interpretaba El Joker
(2) Konstantín
Stanislavski. El trabajo del actor sobre sí mismo. Capítulo 2.
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