Debo reconocer que mi impresión inicial del fenómeno del microteatro, hace ya muchos años, cambió radicalmente durante y especialmente, después de la pandemia. Si bien en un inicio tenía muchas reticencias para asumirlo técnicamente como un formato teatral (su brevedad para conseguir personajes y escenas con un mínimo de profundidad dramática, el costo por minuto de espectáculo, el espacio con ambientes de consumo de alimentos y bebidas que no priorizara necesariamente el hecho escénico), lo cierto es que, ante el encierro obligado por pandemia, estas microobras fueron acaso las que mejor funcionaron en el medio virtual. Incluso, quien escribe participó en una de estas propuestas transmitidas desde casa. Es por ello que, ya recuperada la presencialidad, toda la actividad teatral postpandemia ha adoptado irremediablemente otro cariz. Y también cambió mi opinión sobre el microteatro. Y es que ya nada será lo mismo. Por eso, bien vale la pena visitar las instalaciones del Teatro Barranco 2.0 los días miércoles y apreciar tres micromontajes en escena de corrido, que llevan por título Tercera Llamada, Obras cortas en Barranco, mientras se degustan alimentos y bebidas desde las butacas y se cuenta con la posibilidad de acceder a un fin de fiesta al término del espectáculo.
Quizás el único reparo que se le puede hacer a esta propuesta, liderada por Manchi Ramirez, Marcos Garcia Tizón y Daniel Flores, sea la de no contar los tres proyectos con un denominador en común, como sí lo tenían las temporadas prepandemia de microteatro o espectáculos más recientes como Por Chabuca, Relatos breves de canción, en sus dos encarnaciones. Sin embargo, es el ingenioso humor de las tres micropiezas su mayor rasgo distintivo. En Princesas miraflorinas de Nicolás Teté, con la dirección de Lilian Schiappa-Pietra, nos introducimos en el improvisado camerino de tres animadoras infantiles, que son a la vez un trío de frustradas actrices “serias”, durante una celebración de cumpleaños; buen trabajo de las divertidas Claudia Trucíos, Andrea Aguirre y Rocio Montesinos, quienes con mucho desparpajo nos muestran la dura realidad que enfrentan muchos artistas, en su afán de sobrevivir en un medio tan competitivo como es el de la actuación en general. Por otro lado, Anticristo-bal, escrita por Jano Baca y dirigida por Igor Olsen, acierta en dotar de emoción y encanto a una historia de fantasmas que pretenden alcanzar la redención y de señoritas ingenuas que se enfrentan a las típicas infidelidades, bien interpretada por el mismo Baca y Daniela Pflucker; a destacar el hábil aprovechamiento de luces, sonido y proyección multimedia que cuenta el espacio, para crear las atmósferas requeridas.
Por último, la puesta en escena de Superpollo, escrita y dirigida por Cristian Aldoradin, confirma que no existen límites para conseguir un breve texto entretenido, irónico y reflexivo a la vez, de prácticamente cualquier situación, como lo es la de un par de pollos esperando para ser llevados al matadero y convertirse así en nuestro suculento plato bandera; para este propósito, suman bastante las enérgicas actuaciones de Daniel Menacho y Astrid Villavicencio. Tercera Llamada, Obras cortas en Barranco, en su primera temporada, constituye una recomendable propuesta escénica, muy bien organizada y producida, que invita al público a vivir una experiencia relajada y divertida, pero no carente de momentos de buen teatro.
Sergio Velarde
26 de mayo de 2023
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