El arte de encarnar
Tras su exitosa temporada en el 2022, Monstruo de Armendáriz vuelve en el
Centro Cultural de la Universidad del Pacífico. Y qué conveniente que sea así.
Esta obra teatral nos entrega no solo un
texto pensado por el poeta, sino todo un espectáculo necesario. En todos los
sentidos. Desde la pulcritud, puntualidad y sencillez de la dirección escénica,
la vehemencia en las actuaciones y con ello, la encarnación de los personajes, pero
sobre todo por la vigencia de la trama y sus aristas que, a pesar de estar
ubicado en una Lima de los años 50s, en la actualidad siguen presentes esas
taras por las cuales padece a diario nuestra sociedad. Dejándonos en la escena las
evidencias claras de, como ciudadanos, haber cambiado y aprendido poco o nada
en el transcurso de 70 años.
Se nos representa así la apasionante
historia de un hombre afrodescendiente que fue condenado a pena de muerte, en
1954, por un crimen que no cometió. Si bien es cierto esta ficción está basada
en hechos reales, lo cual contiene un final ya esperado, es gracias a la labor de
cada una y uno de los sujetos actuantes en la escena lo que permite que el
espectador viaje al lado de los personajes, recorriendo a la vez todo el
calvario por el cual atraviesan constantemente. Desde la presentación del caso
hasta el juicio final. Sea desde la mirada del abogado Mora (Daniel Cano),
quien desarrolla al personaje desde la ingenuidad, pasando por la cobardía, el
silencio y la valentía, para finalmente compartirnos el trágico hecho cometido
a vista y paciencia de toda la sociedad que les rodea. O el juez, fiscal,
forense/policía, testigo, madre y el presunto criminal. Quienes son desarrollados
con total compromiso por sus actores y actriz, logrando así encarnar el papel
hasta conseguir entregarnos la vida de cada uno de estos signos analógicos a
los cuales representan.
Finalmente, cabe destacar la labor bien
sostenida de inicio a fin por cada uno de los participantes del elenco, desde
el manejo de la utilería, la composición del vestuario, escenografía, pues
obtiene la escucha activa del público quienes entre los abucheos, lo risible,
la tristeza y el silencio, sí, porque es tan potente la situación, el conflicto
que se nos presenta en la ficción como sociedad que sirve como reflejo acerca
de aquello a lo que nos enfrentamos día a día, entre ciudadanos sea de Lima o
de otra ciudad. Dejándonos la cuestión y acción de cuándo nos podremos sentar a
la misma mesa a comer en paz, sin sacar provecho, de nada ni de nadie, bajo
falsos discursos de movimientos políticos que solo velan el propio beneficio,
sin minimizar al otro, su cultura, costumbre, lugar de proveniencia, fe, ser
velados correctamente por el sistema judicial y lograr el derecho a vivir una
vida digna.
Conny
Betzabé
12 de abril de 2023
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