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sábado, 18 de febrero de 2023

Crítica: AQUÍ, AHORA - ¿SOLO AMIGOS?


Escritas y dirigidas por Mónica Talavera y producidas por La Eme – Colectivo teatral

¿Cuánto aceptamos en nombre del amor?

Aquí, ahora, con un texto preciso, actuaciones potentes, dirección exacta y un espacio escénico acogedor como simbólico, nos regala y nos hace parte de una historia típica y particular a la vez, acerca de una pareja que, por iniciativa del novio, pasará a comprometerse, ocasionando que la relación tome un rumbo diferente. Pero, ¿qué de novedoso podría existir detrás de la representación de una pareja de novios en un parque a punto de dar el sí? En veinte minutos, mucho, una labor artística sencilla, necesaria y destacable. Es de esas piezas que al salir del teatro dices: Más teatro independiente, por favor.

Al ser una sala pequeña y acogedora, el público puede vibrar con cada uno de los diálogos expuestos en escena, la magia del teatro aparece. Vemos a un Henry Sotomayor encarnando a Bruno, quien atraviesa una serie de emociones que hacen estremecer hasta el ser más inquebrantable en la sala. Por su destreza, presencia y sobre todo, por el alto grado de identificación que su labor genera. El público atento observa, de cerca, cómo se ve desde fuera aquella posición, rol o factor que a veces solemos adoptar en una relación sin darnos cuenta. Se nos representa en las narices y no hacemos nada. Cada acción, gesto, respiración, silencio retrata la caída de una pareja, nuestra o amiga, la de un vecino o simplemente alguna que en cierta ocasión nos habremos cruzamos en el camino. De esas que se pelean en el parque, en la calle, en el edificio y que por cobardes no hacemos nada tras escondernos bajo la famosa frase de “en lio de pareja sobran terceros”. Y luego, lamentamos feminicidios.

Pues bien, esos detalles compuestos y logrados por la observación de un cotidiano, pero con el deseo de desestabilizarlo con nuevos y cuestionamientos urgentes, es lo que logran estos artistas con Aquí, ahora, desde el texto y bien acompañado por las interpretaciones. Para finalizar con la urgente sacudida de hombros que nos obsequia desde su naturalidad, responsable escucha e inteligencia emocional, Alessandra Dedeking como Andrea, dándonos catedra de calma, toma de consciencia y una nueva mirada al término de una etapa. ¿Por qué llevarnos un mal recuerdo de aquella persona con la que se vivió tanto y amó tanto? Merecemos más que eso. Entonces, reubiquemos nuestros sentimientos. ¿Somos felices con lo que hacemos o con el recuerdo? Aquí y ahora, el amor continúa, pero se transforma, y es por ese amor renovado que al mundo le hacemos frente.  

Revisar nuestros lazos

Detenernos a observar con mucha atención y cuidado una amistad ¿inquebrantable? En ¿Solo amigos?, dos jóvenes en escena nos entregan el juego pleno de una ficción fresca y, digamos que, novedosa o quizá no tan novedosa, pero propone algo considerado por muchos como cuestionable. ¿La mujer toma las riendas del asunto? Sí. Da el primer paso y se tumba el ingenuo y detestable discursito de “El hombre propone y la mujer dispone”.

Ya que, tras una propuesta considerada casi indecente, la perspicaz Paulina Bazán, ligera, flexible y dinámica, a través de Fiorella da voz a toda una generación de mujeres que no solo proponen, sino que se proyectan, planean, calculan, visualizan y planifican para demostrar una vez más que... Bueno, tienen que verla. Puntualmente, la propuesta para con su mejor amigo Cristian (Eduardo Albarracín), con quien compone una dupla entrañable e impecable en escena.

De esta manera, conoceremos un poco del viaje de dos jóvenes transitando hacia una nueva etapa de su vida, revisando el lazo que los une y a la vez, nos recuerdan que somos un mundo lleno de contradicciones y cómo estas muchas veces han de ser resueltas desde la mente, el corazón y eso que, a cierta edad, fisiológicamente a gritos se nos pide saciar.

Así pues, la inquieta Fiorella y su cómplice, yunta, chochera Cristian, ambos con las hormonas revueltas, el sentimiento a flor de piel y una verdad a medias, se despliegan a través de una conexión teatral sincera que los convierte en esa amistad nuestra, pasajera o duradera que en algún momento pudimos tener.

Demostrando que es completamente normal y necesario reflexionar alrededor de la necesidad de un cuerpo y compañía que nos quiera abrigar, comprender y sostener en el transcurso de nuestras vidas. Y qué mejor si es al lado de una mano amiga, esa que nos ha acompañado en distintas situaciones y, aun así, no nos deja a la deriva, acompaña nuestro crecimiento día tras día sin juzgar y nos permite ser descaradamente una misma, mismo, sin filtros ni juicios.

Pero para llegar a eso, como todo viaje, ha de existir la decisión inicial de trasladarse a otra parte (desconocida), y para ello, quedará demostrada la fundamental labor de comunicación y no solo refriéndose al parlotear, tontear, el chisme o la joda entre amigos, sino, desde un acompañamiento de calidad, despojo y comprensión. ¿Qué hubieses hecho en mi lugar? Silencio. Tomemos un momento y pensemos en ¿lo nuestro? ¿Hemos sido sinceros? Si no lo somos con nuestros propios sentimientos, ¿cómo serlo con el resto? Confirmado, somos seres complejos.

Conny Betzabé

18 de febrero de 2023

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