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lunes, 7 de junio de 2021

Crítica: LOS 15 MIL


Nadie nos va a borrar de la memoria

Vivimos tiempos de crisis, no solo sanitaria, sino también política, y justamente en estos tiempos es cuando una frase muy peculiar puede resonar para todos los que hayamos vivido el periodo más alto de violencia en nuestro país, “nadie nos va a borrar de la memoria”, podemos decir al recordar las constantes desapariciones y masacres innecesarias que había en tiempos del terrorismo. Justamente esta frase (textualmente) es quizá la más importante para para Los 15 Mil, una microobra que presentó el colectivo teatral El Grito junto con Teatro UAIFAI, que, aunque fue cortísima, pues solo duró 15 minutos aproximadamente, nos dejó un claro mensaje.

La dramaturgia es de Mavi Vásquez, un texto corto, pero muy bien contado. Nos narra la historia de Clara, una mujer ayacuchana que pierde a su esposo, sabe que se lo llevaron, pero no sabe quiénes, ni por qué lo hicieron; ella nunca se rindió en su búsqueda y luego de muchos años, llega a una especie de laboratorio forense donde finalmente logra hallar una respuesta a todas sus dudas.

Se pudo apreciar en todo momento la buena dirección, la misma que estuvo a cargo de Ray Alvarez, logrando conmovernos e identificarnos desde el inicio, utilizando luces, música e imágenes que sumaron de manera efectiva a esta, además de la utilería adecuada, la cual hizo que traiga a nuestra memoria la historia de nuestro país, pues no necesariamente lo tenemos que haber vivido, pero como se sabe, a partir de 1980 se inician las acciones terroristas y duraron casi 20 años, periodo en el que muchas personas inocentes murieron. Sin embargo, en algún minuto de la obra se notó algunos desenfoques, sin terminar de distinguir si fue parte de la historia o un error que podría suceder cuando se transmite en vivo.

Los actores encargados de darle vida a esta historia fueron Juana Arteaga y Jesús Izquierdo, a quienes se les notó el buen trabajo que hicieron para crear y darle vida de manera impecable a sus personajes, notándose los cambios de emociones de manera natural, con un lenguaje claro y los movimientos correctos, consiguiendo nuestra atención en todo momento a fin de no perder ningún detalle. En el caso de Arteaga, no solo actuó, sino también cantó, logrando con esa canción, involucrarnos aún más en la historia.

Milagros Guevara

7 de junio de 2021

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