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miércoles, 13 de noviembre de 2019

Crítica: ROBERTO ZUCCO


Retratos de violencia

Inspirada en la historia de un asesino en serie de los años ochenta, continúa en cartelera Roberto Zucco, obra teatral escrita por el dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès (1948-1989), considerado uno de los autores contemporáneos más resaltantes a nivel mundial. Esta vez se encuentra bajo la dirección de Roberto Ángeles, quien basa su propuesta escénica en un exigente trabajo físico y variedad de roles en cuatro de sus actores.

La historia se compone de escenas fragmentadas, en las que Zucco (interpretado por André Silva) siempre aparece, siendo el hilo conductor de toda la puesta. En esencia, se narran los momentos clave en que este joven criminal comete sus más sonados asesinatos. El peligro y la muerte son una constante desde la dramaturgia, la misma que una vez en escena destaca los movimientos y la corporalidad de los personajes, logrando imágenes sólidas y precisas. Entre las víctimas de Zucco están sus propios padres, un inspector policial, un anciano, un niño, la mujer que se enamoró de él, entre muchos más, pues al parecer este hombre aplicado en la escuela escondía un profundo vacío emocional que no fue atendido a tiempo.

Ahora bien, en cuanto al montaje, en el escenario se encontraban los cambios de vestuarios a un costado; además de una estructura movible, algunos cubos, el juego de luces y la música, esta última muy acertada. Los cambios entre escena y escena son rápidos y dinámicos, por lo que se optó por tener a dos tramoyistas que apoyaran moviendo los cubos y la estructura; sin embargo, en varias ocasiones su participación era tan evidente que interrumpía la atención a la escena, aunado al hecho de que visualmente no se aprecia una escena totalmente limpia.

Completan el reparto Ítalo Maldonado, Diego Salinas, Alejandro Guzmán y Alonzo Aguilar, quienes interpretan varios personajes, entre ellos femeninos; todos correctamente construidos. Cabe resaltar sin duda, el buen desempeño físico (caídas, movimientos, saltos, baile) que lograron los actores individualmente y como grupo.

Roberto Zucco nos deja imágenes destacables, como la escena de la ‘muerte del niño’, trabajada con una cuota de humor sensible, aligerando la carga de drama que conlleva un asesinato de este tipo, ello sin restar importancia al hecho en sí. O la ‘escena del rap’, donde Zucco muestra otra faceta de su personalidad. La obra sigue en temporada hasta diciembre.

Maria Cristina Mory Cárdenas
13 de noviembre de 2019

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