EL PRÓLOGO DE UN SUEÑO
“Mi primer encuentro con el arte fue a los
3 años, moldeando con barro y creando carritos” es el primer recuerdo que tiene
Hadria con el arte plástico. Su padre, carpintero de ataúdes, le brindó el
primer espacio para crear. “Los trabajos de mi padre eran todos hermosísimos,
crecí en ese ambiente creativo quitándole el toque fúnebre”. Su madre costurera le enseñó quizás el afán de hacer arte por necesidad de
expresión. Los juguetes no eran fáciles
de adquirir al ser parte de una familia de cinco hermanos, esta necesidad impulsó
el ente creador infantil… retazos de madera y cola sintética fueron los
insumos para el nacimiento de juguetes con un estilo único que simpatizaba a sus
amigos, quienes buscaron hacer lo mismo. Se dio cuenta que la necesidad solo
está en la mente y que uno puede generar su propia felicidad. Su primer maestro
llegó cuando tenía ocho años. A los doce, el arte acapara sus horas para entrar de
lleno a las artes plásticas a los catorce. La escultura con distintos materiales se
abría paso, las propinas se volvían creaciones.
Ingresó a la escuela de Bellas Artes del
Cuzco no de corazón, sino por presión social de estudiar algo. “Me sentí muy
presionado, un sitio donde sentí que me cortaron las alas”, lo dejó al cabo de dos años para viajar a Lima donde empieza una formación, no tanto académica, sino vivencial.
El ex Centro Cultural “El Averno” dirigido
por el negro Acosta y Leila, los muralistas Jorge Miyagui y Herber Rodríguez
influyeron mucho en lo que realizaría posteriormente, “aportaron tanto en mi
vida, técnicamente, ideológica, cultural, donde obtuve toda la formación que
deseaba”. Cierto día, en un recital de poesía, conoció a Arturo Zárate (egresado
de la ENSAD) y gracias a él pudo introducirse en el teatro, le dedicó una etapa a
tiempo completo, "fue lo más memorable que tuvo en esos años de iniciación en
Lima”. También estudió diseño de interiores y diseño gráfico.
Trabajó de muralista en la ciudad de Lima, con
lo que tuvo la oportunidad de regresar a su ciudad natal. Trabajó de diseñador
de interiores, explorando aún más su creatividad, gracias a ello pudo viajar a
varias ciudades del Perú hasta llegar nuevamente a la capital. “Llegué a Lima
quizás un poco asqueado del mismo arte que estaba haciendo, porque se había
vuelto muy monótono, era una máquina que solo trabajaba”. La docencia le llegó
por invitación de amistades, enseñó a adolescentes por dos años donde se sintió
muy a gusto. Aunque no era su rubro, él encontró su espacio. Algo que le hizo
cambiar totalmente de visión fue trabajar con chicos con habilidades
diferentes, hasta que le ocurre otro hecho trascendental… un tumor en la pierna
lo estanca física, emocional, laboral y espiritualmente casi dos años. Estuvo
sin rumbo y el arte nuevamente apareció en su forma más infantil… un caballete
de madera. Decidió empezar de cero, “me dije, VAMOS”. Una amistad lo invita a
la ciudad de Ica para enseñar a sus hijos, viajó y allí es donde empieza la
travesía llamada Casa Cultural Qhimera.
QHIMERA EN LA SABANA
Mayo del 2014. Enseñar a niños de siete y ocho años fue para él un gran reto. Estos niños le dieron un matiz distinto a su vida,
“Qhimera nace por ellos, me enseñaron a empezar de nuevo, soñar, a tener esa
locura de niño… Joaquín, Sebastián y Oscar… gracias”. Abrió un pequeño taller,
otros artistas le recomendaban no abrir todo el año, porque Ica aún no consume arte. No prestó atención y decidió seguir. Al poco tiempo, llega al taller
Lucero… quien decide participar en concursos de pintura, ganando dos años
consecutivos el Premio Nacional Interescolar del MALI. Abril era una niña de tres años que volvió a ponerle reto a su vida. Fue intentando más cosas y salieron los
talleres de títeres, teatro, escultura y eventualmente música. “Fue
transcurriendo el tiempo, hasta que decidí ponerle un nombre ya definitivo y
dije: Este proyecto tiene que seguir, pero no solamente como un taller de arte, tiene
que crecer como algo más y hay algo que le falta a la ciudad de Ica, que es una
casa cultural, así que decidí ponerle el nombre de Casa Cultural Quimera”. Ya
tienen cuatro años, no han cerrado en todo ese tiempo y su visión es que se siga
manteniendo sustentable.
SUEÑA QUIJOTE
Actualmente, la casa está abierta de lunes a
sábado con talleres todo el día, para niños, adolescentes y público en general.
Cada temporada, la casa toma una temática distinta. Este año, de abril a julio
será “Retablo”, donde se hablará la historia, lugares y técnica. “Los
participantes no solo se llevan un producto físico, sino también un producto, el
cual les habla de su identidad, sus raíces, el Perú”.
“Sueña Quijote” es el ambicioso proyecto
teatral de la casa, donde actúan niños de ocho a trece años, que partió de un sueño.
“Estamos trabajando mucho en lo actoral y espiritual, para que el alumno se
involucre con el personaje asignado, para impactar a los espectadores”. La
puesta en escena desea impactar al público en general, pero especialmente a los
niños y se den cuenta que un superhéroe, no es que tenga superpoderes, con la
valentía y justicia pueden hacer mucho. Se estrenará el 2 de marzo. El próximo
proyecto es “El conde de Montecristo”. Espera que en poco tiempo pueda
conseguir un terreno amplio donde se pueda colocar una pequeña pinacoteca,
biblioteca, anfiteatro para todos los artistas viajeros, locales que deseen
mostrar su arte.
CONTINUARÁ…
Hadria no quiere dejar de agradecer a la familia
que siempre confía en él, grandes amigos de Ica: Velarde de “Tributo Bar”,
Rodolfo Suito, gerente de Plaza del Sol; Harold López, amante del teatro, a ellos
por su apoyo constante con el arte en la ciudad. A su pareja Katherine Pérez
(también artista), a su hija, la cual le enseña cada día y le hace "resetear" cada
nuevo sueño. “A la vida, por cada paso que uno va dando y si aprendes a
escuchar, sabes por dónde ir”.
Visiten su Fanpage, Qhimera Casa Cultural
La Casa Cultural Qhimera se encuentra
ubicado en Urb. Sol de Ica, LOS PORTALES 4° etapa J – 14, Ica.
WhatsApp, 9988 52660
Josue Harold López Segovia
Ica, 26 de febrero del 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario