Páginas

jueves, 19 de octubre de 2017

Crítica: RECUERDOS CON EL SEÑOR CÁRDENAS

La vida continúa

Tengamos presente una cosa: las heridas sanan con el tiempo, pero hay cicatrices que siempre nos acompañarán; dependerá de nosotros si avanzamos o decidimos quedarnos.

“Recuerdos con el señor Cárdenas” es una obra ganadora del VI Concurso de Dramaturgia, escrita y dirigida por Patricia Romero Figueroa, que viene presentándose en el Centro Cultural de la Universidad de Lima. La trama hace mención a los hechos reales que sucedieron en el Perú en la década de los 80 y de cómo estos marcaron la historia de muchos peruanos. La historia del señor Cárdenas es una pieza autobiográfica que parte de los recuerdos de la misma autora, que nos muestra distintos pasajes en la vida de Laura, la niña (Luciana Monteverde, Zoe Arévalo cuando corresponde) y la adulta (María del Carmen Sirvas). En el transcurrir de la historia nos conectaremos con el lado paternal y cómico del señor Cárdenas(Alberto Herrera) y de la dulzura e inocencia de Laura niña, además de todos los personajes que conforman esta gran obra, como la esposa del señor Cárdenas (Martha Figueroa), la encargada de velar por el bienestar de su familia; el criado Cirilo (Lolo Balbín), el encargado de la casa; Veneno y Gastón (ambos interpretados por Víctor Prada), el amigo y el  hermano de la familia, respectivamente. Cada personaje  se hará presente para revivir sucesos que marcaron la vida de Laura, haciéndonos entender el porqué aún ellos no se han ido y porque ella los puede ver.

El drama de la puesta se concentra en la crisis emocional que Laura padece desde niña, debido al atentado en Tarata que lastimosamente ella y su familia presenciaron. A pesar del tiempo transcurrido, y ya con 30 años de edad, ella siente que no puede renunciar a muchas de las vivencias que le ocurrieron en aquella época. Es así que su “papapa” y las personas que ella quiere, aparecerán de la nada a conversar y cuestionarla para que entienda de una vez que debe hacer algo por su vida. Laura, al final, entenderá que es tiempo de dejar a los suyos para que descansen y empezar a emprender un nuevo camino sin miedo.

Lo que gusta de la obra es el mensaje reflexivo y conmovedor que nos deja la autora, el de aprender a desprenderse no solo de lo material y lo más importante: perdonar para seguir avanzando y así ser mejores. Sobre los recursos que se usaron, como el canto a capela, las canciones antiguas o los poemas, estos estuvieron acordes con la obra. Cuentan con un gran y talentoso elenco, hay mucha química en el escenario, ya que supieron sumergirnos en aquella época. Ante todo, mi admiración por la pequeña actriz que le da vida a la Laura niña, por su gran trabajo y naturalidad; pero en especial al señor Cárdenas, que supo reflejar el amor paternal  y las ocurrencias con las que más de un espectador rió. También a destacar a Lolo Balbín, quien además representó el papel de un provinciano arrepentido del daño que hizo. Muchas gracias por tan bella función.

María Victoria Pilares
19 de octubre de 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario