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viernes, 22 de abril de 2016

Entrevista: RICARDO MORANTE

“La mística en el teatro es fundamental”   

Uno de los colectivos teatrales independientes con una intensa actividad en nuestro es medio desde 1991 es, sin lugar a dudas, Aqualuna Grupo de Teatro. Su fundador Ricardo Morante ganó el año pasado el premio del público de El Oficio Crítico como el mejor director en la categoría Comedia o Musical por la pieza Todas somos Julieta, también de su autoría. “El teatro me ha gustado desde siempre”, refiere Ricardo. “Desde las épocas de Pepe Vilar y su programa de teatro en televisión, pasando por mi etapa escolar en colegio Inmaculada, hasta mi formación universitaria en el TUL (Teatro de la Universidad de Lima), con Carlos Padilla”. Además, tiene la suerte de ser administrador de una de las salas teatrales más democráticas, como lo es el Teatro Auditorio Miraflores. “Debo reconocer que es una gran responsabilidad.”

Ricardo estudió Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lima, en donde entró al elenco del grupo de teatro universitario que en aquel entonces dirigía el recordado Carlos Padilla. “En el año 80 él se retiró de la universidad y formó un grupo de teatro que se llamó “Comunidad de Lima. Padilla fue un director sumamente disciplinado, con una manera muy particular de dirigir: sus obras tomaban muchos meses de ensayo antes de estrenarse”. Algunos de los montajes más celebrados de Comunidad de Lima fueron Eros-Orestiada sobre textos de Esquilo, Sófocles y Eurípides(1978) y especialmente Eréndira (basada en La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada de Gabriel Garcia Marquez) en 1984. Ricardo le hizo un emotivo homenaje a Padilla, dentro de la ceremonia de premiación de El Oficio Crítico en 2014.

Aqualuna y las artes escénicas

En 1991, Ricardo decide fundar su propio grupo de teatro llamado Aqualuna, junto a su compañera de vida, la también actriz María Reyna. “Nuestra primera obra fue La leyenda de la Laguna Encantada, escrita por Walter Ventosilla, dirigida al público familiar. Y al año siguiente estrenamos nuestro primer espectáculo para adultos, Juguemos a papá y mamá (mientras Freud no está) de Carlos Queiros Telles”, recuerda Ricardo, quien afirma además que su objetivo como director es nunca encasillarse. Y es que sus obras abarcan todo tipo de textos y estilos, que como él menciona, tienen una característica en común: la temática musical. “Por ejemplo, en Tenorio (2004) incorporé música y danza flamenca; en Soñando a Camille de Sara Joffré (2006), la puesta en escena fue en tiempo de tango; en El Sargento Canuto de Manuel Segura (2009), al compás de la marinera limeña; o en Prometeo encadenado de Esquilo (2011), con música rock.”

Justamente, Todas somos Julieta, protagonizada por las actrices Patricia Moncada, Gretta Lisboa, Sofía Muñoz, Inés Sadovnic y Katherina Sánchez, acompañaba su historia shakespereana con pinceladas de música celta. “Y estaremos nuevamente en temporada en el mes de mayo, siempre en el Teatro Auditorio Miraflores”, menciona Ricardo. Por otro lado, el último estreno de Aqualuna fue Ulises dos veces (2015), interesante texto de su autoría que combinaba de manera sorprendente los clásicos de la mitología griega con música salsa. “Agradezco a los críticos que piensan que no le tengo miedo a nada y que le entro a todo (risas). Inicialmente empecé siendo actor, pero luego comencé a dirigir, porque nadie me llamaba para actuar”, agrega.

“Considero que un buen actor de teatro debe primero, confiar en el director”, comenta Ricardo. “Después tendría que contar con las suficientes herramientas de trabajo como para cumplir los objetivos del personaje; y por último, ser un buen compañero de escena”. Afirma, demás, que siempre en todo elenco surge un divo o diva y que prefiere trabajar con actores que entiendan el verdadero sentido del teatro de grupo, pues la mística en el teatro es fundamental. “Pienso que un buen director de teatro debe tener imaginación; debe siempre releer los textos; tener una visión completa de la obra; y contar con un buen ritmo escénico”. Apunta también la cruda realidad del teatro peruano y la falta de salas para estrenar sus proyectos. “Esperemos que todo esto cambie, que el público crezca y que se formen verdaderos espectadores de teatro”, finaliza.

Sergio Velarde
21 de abril de 2016

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