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sábado, 11 de abril de 2015

Crítica: STOP KISS

Conmovedora y diferente historia de amor  

Siguiendo con la feliz decisión de poner en el tapete las absurdas ideologías que no dejan progresar a la sociedad (acaso sea ésa la importancia capital del teatro), llega a la escena limeña la pieza Stop Kiss, de la autora norteamericana Diana Son, estrenada originalmente en el Off-Broadway en 1998 y dirigida actualmente por la excelente actriz Norma Martínez en el Teatro de la Universidad del Pacífico. A pesar de los 17 años que separan su estreno del nuestro, el texto no ha perdido un ápice de vigencia, pues se trata de un dramático ataque homofóbico hacia dos mujeres en un parque de New York, pero que nunca es visto en el escenario. La relación que desarrollan Callie (Lizet Chávez) y Sara (Fiorella Pennano) es la gran protagonista de este montaje que denuncia la salvaje y primaria violencia que tiene y ejerce el ser humano sobre lo que no puede (o no quiere) entender.

Sin cambiar el espacio temporal propuesto por la autora, la trama nos lleva al Nueva York de finales de los noventa, y específicamente al departamento de Callie, una reportera de tráfico en una estación radial, que sobrevuela la ciudad todos los días en helicóptero, sin mayores preocupaciones en su vida. Una amiga de su amiga, llamada Sara, llega para dejarle su gato, pues trabaja en una escuela pública del Bronx y no puede cuidar de él. Las dos mujeres inician entonces, una estrecha amistad, que poco a poco va convirtiéndose en algo más. El mencionado ataque que sufren las dos mujeres es el punto de inflexión en la obra, pues las escenas se suceden en desorden cronológico, intercalándolas antes y después de la cobarde agresión. Al igual que sucedió en Números reales (2013), el saber de antemano la suerte de los personajes, nos permite sentir una profunda compasión por ellos. Y en el caso de Stop Kiss, rabia y frustración ante un acto violento irracional y sin justificación.

Todo el prejuicio y la intolerancia que todavía nos carcome, y que impide el justo respeto hacia el amor en sus distintas manifestaciones, es retratado de manera sumamente estilizada en la puesta en escena. La escenografía, urbana y funcional, nos remite a la de Frankie y Johnny en el Claro de Luna (2014), obra ambientada curiosamente también en Nueva York. Las actrices que interpretaran a Callie y Sara deben cargar todo el peso dramático sobre los hombros. En ese sentido, Chávez (quien ya había demostrado su enorme potencial histriónico en la acaso incomprendida Falsarios) luce en el presente montaje absolutamente convincente en cada una de sus intervenciones, especialmente cuando intercala las escenas con ruptura temporal, muy bien secundada por la joven Pennano, que le otorga a su personaje una agradable personalidad. Completan el elenco Rómulo Assereto , Montserrat Brugué, Nicolás Galindo y Eduardo Camino, todos ellos muy precisos en sus caracterizaciones. Stop Kiss es una conmovedora puesta en escena que se convierte en un perfecto ejemplo de lo irracional y absurda que es la homofobia.

Sergio Velarde
11 de abril de 2015

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