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viernes, 3 de abril de 2015

Crítica: LOS DOS HIDALGOS DE VERONA

El amor y la amistad según Shakespeare  

Las Temporadas Teatrales de la ENSAD vienen manteniendo impecables niveles de producción y de puesta en escena. El año pasado disfrutamos de Tus amigos nunca te harían daño, La tercera persona y Noches de luna, todas de autoría nacional. Este año, la ENSAD inicia sus actividades con una de las primeras obras escritas por el Bardo de Avon; Los dos hidalgos de Verona de William Shakespeare, a cargo del destacado director Carlos Acosta y con la dirección de arte de Pepe Sialer, es un espectáculo de excelente factura, con personalidad propia y que recupera una de las tempranas comedias del dramaturgo inglés, repleta de entrañables y lúdicos personajes. El cuidado del diseño de producción es una de las constantes de las obras estrenadas en la íntima Sala ENSAD, con una solvente escenografía y un vistoso vestuario, además de contar con elencos que derrochan energía y entrega. En el presente montaje, la variedad de estilos tan dispares entre sí, encuentra una feliz mezcla que enriquece la puesta en escena.

La eterna pregunta sobre qué virtud que debe prevalecer sobre la otra, el amor o la amistad, es la gran protagonista de esta comedia, que deja entrever algunas constantes que tendrían las piezas posteriores del autor, como la extrema comicidad de los sirvientes, los amores no correspondidos o los disfraces que deben vestir las doncellas para hacerse pasar por varones. Valentino (Toto Flores López) y Proteus (Julio Navarro) son los hidalgos de la historia, dos amigos que se enfrentarán por el amor de una mujer. El primero viaja a Milán para convertirse en un hombre maduro y se enamora en ese lugar de Silvia (Jazmín Labrín Burga); mientras que el segundo, amante de Julia (Ethel Requejo), es enviado por su padre también a Milán, enamorándose de la amada de Valentino. Julia, en la búsqueda de su amor perdido, se disfraza de muchacho para encontrarlo. Finalmente, y luego de mil peripecias, los cuatro se encuentran en el bosque para resolver sus diferencias. Adaptada la pieza por el director, las dos horas del espectáculo se sostienen por todos los recursos que el montaje posee, desde la vitalidad que derrochan los actores en sus cuidadas caracterizaciones, hasta las luces y los sonidos (grabados y en vivo) que suman a la algarabía general.

La gran mayoría de los montajes de Acosta se caracteriza por su exigencia con los actores, y el presente montaje no es la excepción. A destacar el limpio trabajo de Toto Flores López y Julio Navarro en los roles protagónicos, especialmente este último, que nos convence totalmente en su quiebre final. Las damas también realizan un efectivo trabajo: tanto Ethel Requejo como Jazmín Labrín Burga componen enérgicos y verosímiles personajes. Estas dos parejas son bien secundadas por los múltiples personajes interpretados por los versátiles Renato Ayllón y Juan de los Santos. Mención especial para la insuperable dupla cómica conformada por Henry Sotomayor y Cristian Lévano, luciendo un perfecto dominio vocal, gestual y corporal. Algunas carencias menores que se irán solucionando en el camino, como la fluidez de algunos cambios de escena y el volumen de la voz en ciertas canciones con música en vivo, no opacan el resultado final. Los dos hidalgos de Verona es un nuevo triunfo de las Temporadas Teatrales de la ENSAD, absolutamente recomendable.

Sergio Velarde
03 de abril de 2015

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