“La humildad te enseñará a respetar a la persona que te está
dirigiendo”
Una de las obras con
elenco afroperuano más destacada del año pasado fue, sin duda, Al otro lado de la cerca de August Wilson. Un contundente drama familiar, protagonizado en
Broadway por pesos pesados como James Earl Jones o Denzel Washington. Aquí en
Lima, el reto impuesto al actor Martín Abrisqueta fue superado con creces, pues
ganó el premio de El Oficio Crítico como mejor actor de Drama. “Empiezo en el
colegio, pero no en primaria por la timidez propia de esa época, fue en
secundaria que participé en un sketch por el día del colegio, algo gracioso, era
un estudiante más”, recuerda Martín sobre sus inicios. “Me gustaba mucho el
cine y el teatro; y en la televisión recuerdo los programas teatrales que tenían
Enrique Victoria y Pepe Vilar.”
Posteriormente Martín
ingresó a la Universidad San Martin a estudiar derecho y al cumplir los 18 años,
su madre le regaló un curso de oratoria en el Museo de Arte de Lima “Llego al
museo y me di con la sorpresa que mi madre había conseguido un curso para
teatro. Y le dije al encargado que yo quería oratoria porque iba a ser abogado.
Me dijo: “¿No quieres probar?” Al final me metí a la clase, era con Herman
Herman, cuyo nombre real es Herman Sighuas Sandoval. Los ejercicios
me fascinaron. ¿Qué mundo es este?, me preguntaba." Martín consideró entonces,
que las clases de teatro le eran beneficiosas. “Con los ejercicios teatrales se
rompe todo, pude salir de lo acartonado que fueron los estudios de derecho, y
desde 1989 estoy en el mundo artístico.”
Las artes escénicas
“Con Herman hice de
Edipo en Edipo Rey y estrené en el Mali y el año pasado volví con Al otro lado
de la cerca. Fue un retorno a mis raíces”, menciona Martín. “De Herman recuerdo
que una vez estaba mal de las amígdalas y no podía hablar; él me dijo que todo
era mental, que debía impostar la voz. Así comenzó con los ejercicios en el
suelo de impostación vocal con el diafragma. ¡Y ya no me dolía la garganta!”
También estuvo en el Club de Teatro de Lima y estudió Oratoria con el profesor a Reynaldo D’Amore. “Era una persona muy considerada. Recuerdo que
tenía un compañero que tenía problemas para hablar fluidamente, cuando hablaba
conmigo no había tanto problema, pero sí cuando salía a actuar. Reynaldo le
decía: ¡Tú puedes! En un principio se ponía nervioso, pero luego D’Amore lo
tranquilizaba y con el transcurso de las clases fue mejorando, hasta exponer un
muy buen discurso”, recuerda.
Para Martín, la verdadera
personalidad del actor es introvertida, pero se extrovierte cada vez que sale a
escena a representar un personaje, saca todo lo que tiene dentro. “Un actor
debe ser disciplinado, si no lo eres el
trabajo actoral solo será considerado como un hobby. El actor nunca termina de
aprender, la observación, la lectura y la apertura de criterios así lo
determinan.” Otro factor importante que considera es la humildad, pues “te
enseña a respetar a la persona que te está dirigiendo. Tú puedes ser el mejor actor,
pero sin humildad, vas a entrar en conflicto con el director y posiblemente
también con los compañeros de escena, y por ende traer abajo una obra de teatro.” Por último, y
tal como el nombre de su agrupación Pasión Mystica, Martín opina que la mística
en el actor es indispensable. “Sin mística, la humildad no va a aflorar.” Él
intervino como actor y autor en los siguientes montajes de su grupo Octubre negro (2010), Tereza (2009, 2012) y Mi buen amigo Judas (2013).
Como director, Martín
dirigió con su colectivo La pasión de Cristo (2008) y Requiem para siete plagas
(2008). Piensa que un buen director de teatro también debe ser actor o debe
aprender a sentir como actor. “Creo que tiene que tener una sensibilidad que no
te lo enseñan los libros ni la academia, la situación de experimentar como
actor te da la posibilidad de entender no solo el personaje, sino al actor (ser
humano) que interpreta al personaje. Deberá ser empático para comprender la
problemática que sufre el actor.” También asegura que el director debe fomentar
la unión en el grupo. “Debe buscar una comunión artística entre los actores,
muchos de ellos llenos de ego. He visto escenas buenas, pero que pudieron ser
mejores de no ser por falta de feeling
grupal, ya que el director no supo
resolver la relación conflictuada eventual entre los actores”, afirma.
Acerca del talento,
Martín reconoce que “existe gente que nace con talento y es un don: así como lo
recibes, lo pierdes si no lo sabes cuidar. Hay actores muy talentosos, pero
como no perfeccionaron su trabajo, se fueron perdiendo en ellos mismos o
cayeron en el olvido. El talento será entonces, un plus.” Asegura que admira a Ricardo
Blume, pues siempre le ha parecido un actor bueno, pero por lo estudioso y esforzado
que es; pero reconoce que otros actores, como por ejemplo Alfredo Bouroncle, era
talentoso, un actor nato que tal vez pudo dar más hasta fuera del país, si
hubiera perfeccionado su don. “Pienso que en una primera lectura de texto, se
puede detectar a los actores talentosos. Para mí, un actor que tiene la
posibilidad de leer correctamente, incluso interpretando un texto a la primera
lectura sin conocerlo previamente, se le puede catalogar como un actor con
rasgos talentosos que después debe confirmar en el desarrollo del personaje.”
El renacer del
afroperuano
En la revista La Lupe
#05 apareció el artículo El Neorenacimiento Afroperuano: Una Vía Láctea,
escrito por la comunicadora y activista Milena Carranza, en donde se afirmó que
el estreno en conjunto de las obras Estrella Negra, Al otro lado de la cerca,
Duelo en Malambo y En la Calle del Espíritu Santo en el 2014 constituye un
nuevo renacer de la cultura afroperuana, que tuvo su primer momento a
principios de la década de 1950, cuando se rescataron la música, la danza y la
poesía del Perú Negro. “Creo que este evento se dio, porque hay actores negros
que pueden desarrollar determinados personajes, aunque reconozco que aún somos
pocos. En Lima, con una cultura pluriétnica como la que tenemos, es muy difícil hacer un teatro netamente afrodescendiente,
sin embargo se ha realizado a la medida de las posibilidades. Creo que el
evento citado de los años cincuenta fue la muestra de un desarrollo cultural
multidisciplinario que existió y que su desarrollo medianamente trascendió temporalmente, pero no continuo al menos en el ámbito teatral, como debió ser. Además, Duelo
en Malambo tenía componentes cholo, negro, blanco; y en En la Calle del Espíritu
Santo también había mixtura, con actores de origen indígena, sin embargo creo
que es un excelente camino”, reflexiona Martín.
En todo caso, el
estreno de Al otro lado de la cerca significó una muy buena oportunidad (si
bien para Martín no es precisamente un renacer) para que la comunidad teatral
sepa que hay actores negros capaces de hacer personajes variados. ”Actualmente
estoy dirigiendo un proyecto teatral de microteatro llamado Crimen perfecto,
compuesto por dos obras de quince minutos cada una, llamadas Al alumno con cariño y Obsesión Ilegal,
con la participación de Lilian Nieto, Enrique Avilés, Nicolás León y Santiago Moreno .” Martín reparte así sus
labores, como Secretario General de la Comunidad Artística
Nacional del Sindicato de Artistas Intérpretes
del Perú (SAIP) y el teatro. Todos los éxitos para él en este 2015.
Sergio Velarde
29 de enero de 2015
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